El 'dzud', un ancestral asesino que arruina a los ganaderos de Mongolia

En Mongolia la palabra 'Dzud' provoca escalofríos en los lugareños de las estepas ya que el término se asocia a la existencia de un monstruo mítico que cada año acaba con la vida de más de un millón de animales.Pese a que el mundo occidental ha avanzado intelectualmente, aún existen áreas del planeta que continúan viviendo con un pensamiento casi medieval, donde el mito y la fantasía sigue siendo un marco en el que explicar lo que sucede en el mundo.El denominado 'Dzud' lejos de ser un ser monstruo se trata en realidad de un fenómeno climático que se debe a la falta de lluvia y la bajada extrema de temperatura (hasta -50ºC durante dias). Este invierno la nieve cubrió hasta 60% del territorio y las nevadas fueron más intensas de lo normal.

A consecuencia de este temporal, las pilas de borregos y cabras muertos por congelación se amontonaron contra las rocas víctimas del dzud, un brutal desastre que resulta invisible, pero que es un gran problema en Mongolia, ya que solo ocurre allí.Ocho millones de animales fallecieron en 2010 con el último dzud

El último dzud tuvo lugar en 2010 y mató a ocho millones de animales, por lo que se piensa que su presencia se hace patente cada cinco o seis años en los que provoca un auténtico caos.

La población de Mongolia dice estar tratando de mantener vivos a los animales, pero que resulta muy dificil conseguirlo.

Este año el dzud ha empeorado debido al pastoreo excesivo y a la insidiosa desertificación, ya que la ausencia de lluvia provoca que no crezca el pasto del que se alimentan los animales. Tan solo en este verano unas 2.550.000 personas resultaron afectadas por el dzud.

Los animales suponen el bien más preciado de las familias de la estepa

Las familias colocan la salud de los animales por encima de la suya propia ya que los pastores dependen de sus animales para casi todo. El aprovechamiento de la carne y la leche no es lo único que consumen del animal, sino que también queman sus desechos para calentar sus hogares y venden sus pieles para comprar comida y pagar las escuelas y universidades de sus hijos.

Perder a los animales puede significar caer en la pobreza, por lo que la desaparición de estos provoca que tengan que emigrar al centro del país o a la capital con unas carencias de formación tan grandes que les imposibilita encontrar un empleo.

Uno de los indicios que alerta de este mal comienza con el abaratamiento de la carne. 

En otoño pasado, cuando se acercaba el invierno, los pastores mataron a millones de cabezas de ganado para venderlas por carne.

Ya sabían que los animales más débiles no podrían sobrevivir y esto causó que el precio de la carne cayera de US$75 a US$25 por borrego.

El mercado se vio sobresaturado y se disparó el ciclo de insolvencia de los pastores.

Cuando esto ocurre los bancos se anticipan a este fenómeno y retiran todas las ayudas y préstamos a los pastores.

Este hecho y la mala gestión por parte del gobierno provoca que el pastoreo y la ganadería tradicional en Mongolia esté destinada a morir, ya que la subsistencia se convierte en casi un milagro imposible de conseguir.