Ángel López-Linares, restaurador de relojes antiguos: "Lo más difícil es fabricar una pieza que no existe"

  • Ángel López-Linares se dedica a restaurar relojes antiguos y cajas de música en el Barrio de Salamanca de Madrid. Lo que nació como una afición se ha convertido en su profesión. Un oficio que lucha por buscar aficionados para conseguir una continuidad en nuestro país
Ángel López-Linares, restaurador de relojes antiguos: “Lo más difícil es fabricar una pieza que no existe”
Ángel López-Linares, restaurador de relojes antiguos: “Lo más difícil es fabricar una pieza que no existe”
Y. Álvarez/M.Fernández
Miguel Fdez. / Ylenia Álvarez

Trabaja con un objetivo claro: lograr escuchar un tic-tac lo más perfecto posible, eso sí, a veces después de pasarlo mal, de no encontrar piezas, de que se estropeen algunas y de tener que crear otras -lo más difícil-. Ese es el día a día de Ángel López-Linares, restaurador y reparador de relojes antiguos desde que un buen día se echó la manta a la cabeza y se fue a Inglaterra para aprender todos los secretos del oficio.

Tiene 44 años y confiesa que pocos quedarán ya en activo -aún menos de su generación- porque en España falta afición.

Para él "en nuestro país no hay preocupación por los mecanismos antiguos" y si apostó por irse al Reino Unido fue, en gran medida, porque para los británicos la recuperación de objetos antiguos "es casi una religión". También por su admiración a los clásicos ingleses, que prefiere antes que a los míticos suizos, aunque reconoce que se necesitarían muchas horas para rebatir y dialogar con especialistas de todo el mundo.

Ángel tiene su taller en la parte de debajo de la tienda de antigüedades familiar situada en la calle Claudio Coello, número 60, en pleno Barrio de Salamanca. Entre libros de diferentes idiomas y herramientas de precisión, relojes de todos los tipos esperan en sus estanterías para volver a "estar vivos". Y es que como él mismo dice, "un reloj siempre debe oírse y si no se usa, está muerto".

Casi puede afirmarse por analogía entonces, que su función es darles vida cual "médico sanador" porque se mete en sus tripas y tras un largo proceso de reparación, voilà: el mecanismo vuelve a funcionar.

Conoce lo que quieren sus clientes: "Que su reloj funcione casi como uno atómico", es decir, que sea lo más preciso y fiel, y afirma que vive indagando cada día en la Red y que el ensayo-error es básico.

Barómetros y cajas de música también pasan por sus manos, aunque sus técnicas de restauración nada tienen que ver. Son mecanismos de precisión igualmente, pero en el caso de los primeros, basados en el mercurio, son "bastante más complejos". Las cajas de música, por su parte, requieren de cierto conocimiento u oído musical. "Imposible de otra manera", afirma Ángel.

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