Argelia pisa el freno ante la escalada de tensión con Marruecos

  • El Gobierno argelino ha pisado el freno ante la nueva escalada de tensión vivida en los últimos días entre Argel y Rabat con el conflicto del Sahara Occidental como telón de fondo y ha lanzado un llamamiento a la contención.

Jorge Fuentelsaz

Argel/Rabat, 31 oct.- El Gobierno argelino ha pisado el freno ante la nueva escalada de tensión vivida en los últimos días entre Argel y Rabat con el conflicto del Sahara Occidental como telón de fondo y ha lanzado un llamamiento a la contención.

Tras la decisión de ayer de Marruecos de llamar a consultas a su embajador en el país vecino ante "la multiplicación de actos de provocaciones y hostilidades de Argelia hacia el Reino de Marruecos" por el conflicto del Sahara Occidental, Argel, sin dejar de mostrar su indignación por esta decisión, ha evitado responder con la misma moneda.

El Ministerio argelino de Asuntos Exteriores, en un comunicado difundido hoy, calificó lo ocurrido de incidente "desafortunado" y de "injustificada" la decisión de llamar a consultas al embajador marroquí en Argel.

"Por nuestra parte, Argelia mantiene en su puesto todas las misiones diplomáticas y consulares en el Reino de Marruecos así como a los jefes de dichas misiones, que continúan con normalidad sus actividades" dice la nota.

La decisión de ayer de Rabat de llamar al jefe de su misión diplomática en Argel respondió al reciente mensaje pronunciado en un foro africano celebrado en la capital de Nigeria, Abuya, por el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, en el que instó a la "creación de un mecanismo de defensa de los derechos humanos en el Sahara Occidental" supervisado por la ONU.

Para Rabat, las palabras de Buteflika, leídas en su nombre el pasado lunes por el ministro de Justicia argelino, Tayeb Luh, respondían a "una voluntad deliberada de (provocar una) escalada (de tensión)" dados los "términos claramente agresivos de un mensaje emitido por la más alta autoridad del país".

En Marruecos, el ministro de Exteriores, Salahedín Mezuar, convocó hoy a los líderes de los principales partidos políticos para "presentarles los argumentos" que motivaron la llamada a consultas del embajador marroquí en Argelia, según dijo en rueda de prensa en Rabat el ministro de Comunicación, Mustafa el Jalfi.

Pero ya antes de la reunión, la práctica totalidad de líderes políticos, del gobierno o de la oposición, se han posicionado hoy de forma unánime tras su ministerio, con argumentos que van desde la supuesta "fabricación de un problema saharaui" por parte de Argel al poco respeto a los derechos humanos en Argelia o a la incapacidad del presidente Buteflika a la hora de tomar decisiones.

El discurso del jefe de Estado argelino del pasado lunes ya fue criticado con dureza en varios artículos aparecidos en la agencia oficial marroquí MAP, a los que respondió el martes el ministro de Exteriores de Argelia, Ramtan Lamamra, condenado la línea argumental de la agencia.

Lamamra también arremetió contra unas declaraciones del líder del partido nacionalista marroquí Istiqlal, Hamid Chabat, que pidió al Estado la recuperación del territorio del llamado "Sahara Oriental" que se encuentra dentro de las fronteras argelinas (regiones de Tinduf y de Colombe-Bechar), y subrayó que "estos dos incidentes son absolutamente inadmisibles e irresponsables".

Aunque ningún otro partido marroquí ha apoyado públicamente a Chabat en sus reclamaciones, el hecho de que nadie lo haya desautorizado ha disgustado a los argelinos.

En cualquier caso, para Argel, el origen del problema está en la "campaña denigratoria ininterrumpida contra Argelia, lanzada con el ensañamiento de una parte de la clase política (marroquí) y difundida y amplificada por los medios públicos de ese país" que Belani considera "contraria a las relaciones de cooperación y buena vecindad".

Esta "campaña premeditada" y "esta escalada (de tensión)" responden, según el portavoz argelino, al deseo de Rabat de convertir la cuestión del Sahara Occidental en un problema entre Marruecos y Argelia en lugar de una cuestión cuya "responsabilidad es de las Naciones Unidas".

Las periódicas tensiones y crisis entre ambos países, tan antiguas como sus independencias, tienen desde 1975 como común denominador la cuestión del Sahara Occidental.

Mientras Rabat únicamente se muestra dispuesto a ofrecer la autonomía a este territorio, Argel, principal apoyo de la causa saharaui, es partidario de la celebración de un referéndum en el que se contemple la opción de la independencia.

Dos posturas irreconciliables que lastran desde hace décadas las relaciones bilaterales, e incluso las de todo el Magreb en su conjunto.

Pero a pesar de sus desavenencias, hasta en los peores momentos los países han mantenido abiertas sus misiones diplomáticas, incluso en 1994, cuando Argel decidió cerrar la frontera después de que Rabat acusara a los servicios secretos vecinos de estar detrás del atentado terrorista de Marraquech que costó la vida a dos españoles e impusiera el visado a los ciudadanos argelinos.

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