Argentinos pugnan por tarjetas para retener subsidio a transporte público

  • El Gobierno argentino se vio obligado a reforzar hoy el reparto gratuito de las tarjetas del Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE), demandadas por multitudes desde hace una semana, cuando se anunció que quien carezca de ese plástico pagará más por el transporte público.

Buenos Aires, 30 ene.- El Gobierno argentino se vio obligado a reforzar hoy el reparto gratuito de las tarjetas del Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE), demandadas por multitudes desde hace una semana, cuando se anunció que quien carezca de ese plástico pagará más por el transporte público.

La Administración Nacional de la Seguridad Social sumó a cinco de sus oficinas a este operativo en momentos en que la gente hace largas filas durante horas en estaciones de trenes, organismos públicos y puestos callejeros en Buenos Aires y su conurbano.

En lo que va de enero se han repartido más de un millón de las llamadas "tarjetas sube", unas 200.000 de ellas este fin de semana, informó la Secretaría de Transporte, que hace menos de un año puso en marcha gradualmente este sistema oficial de pago de boletos de trenes y autobuses urbanos.

Se calcula que hasta ahora hay unos seis millones de poseedores de "la sube", como también se le llama para jocosidad de ácidas bromas a la política del Gobierno peronista de Cristina Fernández, que ha dicho que cambiará la forma de reparto de subsidios para que beneficien a "quienes lo necesitan".

La fiebre se desató hace una semana, a raíz de la difusión por televisión de un aviso publicitario oficial que advirtió que quien carezca de esta tarjeta electrónica pagará más caro el boleto de trenes y autobuses a partir del 10 de febrero.

Las autoridades explicaron luego que solamente el tenedor de "la sube" podrá acceder al subsidio que mantiene el precio del boleto de autobuses y trenes urbanos en niveles bajos de 1 a 2,5 pesos, según los casos (entre 0,2 y 0,58 dólares) porque que las empresas dejarán de recibir los fondos destinados a esos fines.

Pero, a juzgar por sus quejas a radios y canales de televisión, la gente parece resignada a tener que afrontar un aumento del coste de transporte público, a tono con "la sube a la tarifa", agregan los bromistas.

A comienzos de mes, el millón y medio de usuarios del metro de Buenos Aires se topó con un alza del 127 por ciento en el boleto, hasta 2,5 pesos (0,58 dólares), luego de que el Gobierno le pasara el servicio a la Alcaldía porteña con una rebaja a la mitad del subsidio federal que recibía.

Se calcula que unos 7,2 millones de personas usa algún tipo de transporte público en Buenos Aires y su conurbano, donde residen unos doce millones de habitantes.

La "tarjeta sube", de uso personal, administrada por el estatal Banco de la Nación Argentina, el mayor del país, ha tropezado con el inconveniente de que los comercios muestran poco interés en formar parte de la red de lugares de recarga, entre otros problemas.

El año pasado, los trabajadores del metro de Buenos Aires se quejaron del riesgo de contraer tendinitis por la repetitiva tarea de recargar tanto "la sube" como la tarjeta Monedero, su competidora privada, puesta en marcha hace más de dos años y que también sirve para pagar los peajes de autopistas.

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