Asado y Malbec, protagonistas argentinos de la Navidad en la Antártida

  • Aun más allá del fin del mundo, en la base científica Carlini, los argentinos mantienen sus costumbres y se preparan para celebrar la Navidad con un asado regado con Malbec, el vino estrella del país, entre los hielos antárticos.

Mar Marín

Base Carlini (Antártida), 14 dic.- Aun más allá del fin del mundo, en la base científica Carlini, los argentinos mantienen sus costumbres y se preparan para celebrar la Navidad con un asado regado con Malbec, el vino estrella del país, entre los hielos antárticos.

Un total de 85 científicos y técnicos pasarán las fiestas navideñas en Carlini, en la Isla 25 de Mayo, donde en estos días la temperatura se mantiene entre menos 5 y cero grados.

"El asado no puede faltar en Navidad ni siquiera en la Antártida", comenta a Efe Fernando Gallardo, jefe a cargo de Carlini, considerada la base científica latinoamericana donde se desarrolla el mayor número de investigaciones.

Trabajos sobre microorganismos, mamíferos, skúas -una especie de ave autóctona antártica- centran la actividad de los científicos de la base, reconocida, además, por su equipo de buzos y por ser la única que cuenta con una cámara hiperbárica en la isla.

"Es la única base donde se hace buceo todo el año, en apoyo a la comunidad científica", explica a Efe Ariel Vázquez, militar y buzo de Carlini.

Bajo el agua, las agresivas focas leopardo, depredadoras, y no las bajas temperaturas, constituyen el mayor riesgo para los buzos, continúa Vázquez.

Los buzos de Carlini utilizan trajes secos de neopreno de 7 milímetros, bajo los que llevan ropa polar, y botellones de oxígeno con doble regulador.

Los estudios científicos que se desarrollan en las bases de la Antártida están permitiendo documentar importantes signos del cambio climático, en un continente considerado el regulador del clima mundial, el más alto, seco y frío, donde se concentra el 70 por ciento del agua del mundo.

En la Isla 25 de Mayo, por ejemplo, las variaciones que registran los glaciares se están traduciendo en un cambio en el ciclo natural de animales como las focas o los elefantes marinos, apunta Jorge Menucci, técnico del Instituto Antártico.

"Los animales cambian de hábitos, buscan nuevos lugares para reproducirse o incluso saltan un periodo reproductivo si las condiciones no son las adecuadas", agrega el especialista.

Menucci recuerda que en 1981 había en las playas de la base, en la caleta Potter, una colonia con alrededor de 800 ejemplares de elefantes marinos, que cayeron hasta los 140 el pasado año y que en esta temporada han crecido de nuevo hasta alcanzar los 260.

El deshielo ha alterado la salinidad del agua del Antártico "y está afectando a la flora y la fauna, aunque, por el momento, no hay cambios bruscos", continúa.

La lluvia es otro de los indicadores del cambio, subraya Fernando Gallardo.

En el continente más seco del mundo, "ha empezado a llover cada vez con mayor frecuencia y mayor intensidad", y la temperatura ha subido ligeramente.

Con siete bases permanentes y seis temporales desde 1904, Argentina es uno de los países con más trayectoria en la Antártida.

Carlini, donde se desarrolla el grueso de la investigación científica antártica argentina, cuenta con una dotación permanente de 28 personas, que se duplican en la temporada de verano y que pueden llegar a superar las 85 ocasionalmente, como ocurrirá estas Navidades.

Antes de incorporarse a las bases antárticas, científicos y técnicos deben someterse a un periodo de entrenamiento, porque la convivencia en condiciones extremas es una difícil asignatura.

"Ahora es más sencillo estar en contacto con la familia, por teléfono o a través de internet, pero aún así tratamos de mantener el mayor contacto con otras bases, cooperamos en investigaciones e intentamos entretenernos con partidos de fútbol o en la sala de cine", señala Gallardo refiriéndose a la sala de cine instalada por el Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales en Carlini.

Considerada el regulador climático del mundo, la Antártida, cuyo origen griego significa "donde no se ve la Osa Mayor", es el único lugar del mundo donde, aunque en sentido figurado, Argentina limita con Corea, la base más cercana, y está próxima a Alemania, China, Polonia o Rusia, junto a sus vecinos Uruguay, Chile y Brasil.

Una auténtica aldea global con el aire más puro, y frío, del mundo.

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