El hermano de la mujer asesinada supuestamente por su marido al tirarla de la furgoneta dice que "vivía un infierno"

  • Ramón, el hermano de Tamara, la mujer que supuestamente mató su marido hace dos años al arrojarla en marcha desde una furgoneta en la A-66 en Cáceres, ha asegurado este miércoles que la joven, de 22 años, sufrí durante años golpes, maltrato y amenazas y "vivía en un infierno".
EUROPA PRESS

Durante la segunda sesión sobre el juicio, el testigo ha relatado que Tamara volvió a la casa de su familia en varias ocasiones cuando se peleaba con su marido. "Esos sucesos eran muy frecuentes. Tamara me contó en muy pocas ocasiones lo que le pasaba porque estaba con gente. Una vez que estábamos en Navalmoral de la Mata yo la veía triste y me dijo que fuéramos al servicio. Allí me enseñó la pierna todo amoratonada y me dijo que mirara lo que le había hecho su marido Jesús porque el niño le había dado la noche. De la desazón me fui a Madrid", ha manifestado.

Preguntado por uno de los abogados por qué en ese momento no denunció los hechos en comisaría, Ramón ha esgrimido que no lo hicieron porque "en las familias gitanas nunca había pasado esto" y que según las leyes gitanas, está mal visto denunciar. Aunque a continuación ha reconocido que "tenían que haberlo hecho".

"Ella y nosotros hemos vivido un infierno. Siempre que venía a Madrid me decía que le había pegado", ha asegurado el hermano de la víctima. También ha comentado que el supuesto asesino trataba a Tamara "con desprecio". "¿Pero es que no me traes la comida?, le reprochaba mucho él con muy mal carácter", ha puesto como ejemplo.

Respecto a las amenazas, el testigo ha señalado que el procesado no las profería delante de ellos, salvo en una ocasión, en la que le oye la frase "yo no voy a entrar en la cárcel por nada". "Eso fue antes de la Navidad de 2014, la última vez que ella le dejó", ha apuntado.

De hecho, no había sido la primera vez que Tamara abandonara a su marido, según su testimonio. "Luego siempre la llamaba y la convencía. Le decía que si no volvía iba a encender nuestro piso. Nosotros le decíamos que no volviera con él, pero Tamara siempre decía que le iba a dar una nueva oportunidad. Yo no soy partidario de que romper las relaciones, pero en este caso le pedía que le dejara porque era un demonio y le había dado muchas palizas. Nosotros, los gitanos, aceptamos que es ella la que tiene que dar el paso", ha trasladado al jurado.

En otro momento de la sesión, Ramón ha indicado que la pareja vivía de los ingresos de ella, porque Jesús sólo iba a recoger chatarra con su padre de vez en cuando. También ha sostenido que su hermana "nunca se suicidaría" porque era "una chica feliz y extrovertida" que ahora "estaba triste y pasando por un infierno".

Precisamente, en la sesión de ayer martes, el procesado sostuvo que fue su mujer la que se tiró de la furgoneta en marcha. "Lo que ocurre es que hubo una discusión. La mujer se apeó con el vehículo en marcha y se golpeó. Estoy plenamente seguro de ello. Nuestra línea de defensa es de pedir su absolución. Se cayó con un fatal desenlace", destacó a Europa Press el abogado de la defensa, Carlos Sánchez.

El juicio se está llevando cabo con fuertes medidas de seguridad y con la presencia de agentes antidisturbios, dado que el caso enfrenta a dos clanes diferentes de familias de etnia gitana. De hecho, ya hubo problemas en instrucción entre ambas familias, según informaron fuentes jurídicas.

A Jesús J.S. le acusa por un delito de homicidio, un delito de violencia habitual, un delito de maltrato en el ámbito familiar y un delito continuado de amenazas. El fiscal solicita que se le imponga la pena de veinte años de cárcel. La acusación particular le acusa de los mismos delitos solo que, en lugar de homicidio, lo considera asesinato, por lo que pide para él la pena de 23 años de prisión.

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