Lo tuvo seis veces

Así funciona el protocolo antisuicidio en las cárceles que no tenía Rosario Porto

Tanto fuentes penitenciarias como sindicales aseguran que no falló el protocolo en el caso de la madre de Asunta Basterra que fue encontrada ayer en su celda colgada de un cinturón de tela.

Rosario Porto
Rosario Porto un día de juicio por el crimen de su hija Asunta. 
EFE

Rosario Porto fallecía en su celda ayer después de ahorcarse con un cinturón de tela atado a la ventana. La madre de Asunta Basterra había cumplido ya siete años de los 18 a los que fue condenada en septiembre de 2013 por el crimen de la niña de 12 años. Hasta en seis ocasiones había estado con una presa sombra por formar parte del protocolo antisuicidio en las dos cárceles anteriores a la que se quitó la vida justo después del recuento de las ocho de la mañana. Cuando llegó a Breiva en Ávila los exámenes diarios apuntaron a que podía estar sola, al ver que su día a día iba mejorando. 

Tanto fuentes penitenciarias como sindicales aseguran a Efe que no ha fallado el protocolo en este caso e insisten en que no se puede tener a un interno permanentemente incluido en el programa, entre otros motivos, porque supone una limitación a su derecho a la intimidad. Todos los centros penitenciarios cuentan con estos programas de prevención de suicidios, que tienen como objetivo detectar situaciones de especial riesgo entre los reclusos para evitar que se conviertan en conductas suicidas, a través de la inmediata adopción de medidas. Pero, ¿cómo funcionan?

La evaluación

Ante la detección de una posible conducta suicida, procedente de cualquier trabajador o colaborador del centro, el interno es evaluado por un psicólogo y un médico, según se recoge en el programa marco de prevención de suicidios. Son estos profesionales, junto con el subdirector de tratamiento, los encargados de proponer al director de la prisión la inclusión del recluso en el programa de prevención y las medidas a adoptar. El momento del ingreso resulta clave para detectar a los internos que por sus características sean susceptibles de serles aplicado el protocolo. En el caso de traslados desde otras cárceles, entre la documentación que acompaña al interno debe figurar la existencia previa de intentos de suicidio o de haber estado incluido en el programa de prevención.

Situaciones especiales de riesgo

Algunas de las situaciones de riesgo a las que, según el programa marco, hay que prestar especial atención son varias, siendo una de ellas los conflictos familiares o afectivos graves. En el listado no es la única. También hay que supervisar una modificación en la situación procesal, penal y penitenciaria de los internos que pudiera ser acogida por éstos de forma negativa. También están atentos a cuando se va acercando la excarcelación cuando el interno tenga dificultades de reinserción social, familiar y laboral. Otra situación de riesgo es cuando el interno se aísla y cuando llegan las resoluciones administrativas o judiciales que comporten una involución como regresiones de grado de tratamiento, no autorización de permisos de salida, denegación de libertad condicional...

Medidas

Siempre como medida preventiva, en el ingreso se sitúa al interno en una celda compartida y se evitan situaciones de aislamiento. Además, se facilitan las llamadas a las familias. Entre las medidas provisionales urgentes, figuran la derivación al hospital de referencia en caso de urgencia psiquiátrica, tratamiento médico directamente observado, inmovilización terapéutica acompañada de observación, asignación urgente de interno de apoyo, retirada de material de riesgo y vigilancia especial por funcionarios.

Las medidas programadas incluyen el seguimiento en consulta por parte del servicio médico, la derivación al psiquiatra, el ingreso en enfermería para observación y tratamiento, consulta psicológica, seguimiento directo por su educador y valoración por el trabajador social. Con carácter general, estará acompañado las 24 horas por un interno de apoyo y se favorecerán las comunicaciones con la familia y el entorno social. Además, se potenciarán las actividades deportivas, ocupacionales, etc.

Interno de apoyo

Se seleccionan entre aquellos que tengan una adecuada capacitación, actitud y motivación, presenten una situación estable en el centro, buen comportamiento y sin traslado previsible, les quede más de un año de condena o para obtener la libertad provisional y no consuman drogas. Estos internos reciben una formación mínima de 30 horas con la que se pretende que adquieran conciencia de la actividad que van a desempeñar, aprendan a detectar situaciones de riesgo y a tener unos conocimientos básicos sobre depresión y primeros auxilios. El interno de apoyo colabora compartiendo celda con el recluso incluido en el programa, le acompaña en todas las actividades que no tengan carácter colectivo o está con él las 24 horas (interno sombra). Cada semana la junta de tratamiento decide la continuidad o modificación de las medidas acordadas.

España por debajo de la media

Según los últimos datos del Consejo de Europa, en 2019, la media de suicidios en las cárceles de los 47 países que forman parte de este organismo se situaba en 7,2 casos por cada 10.000 internos. España está bastante por debajo. En los centros penitenciarios de la Administración General del Estado (no incluye los de Cataluña), la media es de 5,9. Por encima se sitúan países de nuestro entorno como Francia (14,7), Reino Unido (11,3), Italia (10,1) o Portugal (8,5). Estos datos contrastan con los de la población no reclusa. En España, cada dos horas y media se suicida una persona, es decir, diez cada día.

Salud mental en las cárceles

La prevalencia de los trastornos de la salud mental es hasta siete veces mayor entre la población reclusa y se calcula que hasta el 40% de los presos padece una patología mental. A pesar de ello, las organizaciones que trabajan en prisiones, como Dignidad y Justicia Social, denuncian la ausencia de psiquiatras en los centros penitenciarios.

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