Siete horas de pie bajo el sol

Vigilantes de playa para no ahogarse en el paro del virus: "Ya no tenía ingresos"

Rocío tiene 26 años y ocupa uno de los 900 puestos que ofreció la Junta para controlar las playas de Málaga frente a la Covid-19.

Auxiliar de playa
La Caleta de Málaga cuenta con cinco auxiliares por la mañana y cinco por la tarde. 
La Información

Rocío es arqueóloga de profesión, tiene 26 años y este verano lo pasará vigilando las playas de Málaga para asegurar que se respeten las medidas de seguridad ante la Covid-19. Hasta hace algunas semanas, la joven y su familia sufrían el 'parón' del virus y estaban "muy asustados" ante lo que deparaba el futuro. Antes del confinamiento trabajaba como animadora infantil pero la pandemia también arrasó con ese empleo y "ya no tenía ningún ingreso". No fue hasta hace un mes cuando descubrió los trabajos que iba a ofrecer la Junta de Andalucía y ahí encontró una oportunidad. La joven cuenta que en su casa estuvieron pendientes de la publicación de las ofertas y el día que por fin salieron estuvo "refrescando y refrescando" la web hasta que entró su aplicación y la de su hermano. Por fin había llegado un respiro para la familia. 

De los 900 puestos de trabajo disponibles en el Plan de Playas Seguras, 400 fueron a parar a las personas que habían estado en la bolsa de empleo. El resto "las aceptaron según iban llegando... fue un caos", cuenta la joven a La Información. Poco tiempo después les comunicaron que habían sido aceptados y después todo ocurrió muy rápido. "En cuestión de un fin de semana nos llamaron para ir a recoger los uniformes y recibimos un cursillo online sobre los reglamentos", y así, desde mediados de junio,cinco auxiliares vigilan los 1.200 metros de la playa La Caleta en turnos de mañana y tarde. 

En una jornada normal, Rocío y sus compañeros recorren la playa pidiendo a las personas que respeten la distancia de seguridad y el resto de medidas para evitar posibles contagios. "Lo más habitual es que no se resistan y sigan las reglas... al final nosotros somos meros informadores, pasamos el día de un lado al otro llamando la atención a los concurrentes pero no podemos sancionar a nadie", añade. Los primeros días de trabajo fueron complicados porque varios de los vigilantes "recibieron insultos y amenazas" después de que se publicara que ganarían 1.900 euros al mes por cuidar las playas. "Mis compañeros sufrieron acoso y nos preguntaban si estábamos aquí solo para ponernos morenos y cobrar". La joven insiste en que no ganarán 1.900 euros y, aunque todavía no está del todo claro, cree que cobrará alrededor de 1.200 euros netos. Aún así, critica que se minimice su labor cuando "están expuestos al contagio todo el día". 

Estas ofertas, como las de los desinfectadores, los medidores de temperatura y los rastreadores de contactos, son algunos de los perfiles que han surgido por la pandemia. Para personas como Rocío esto ha significado un salario después de los duros meses del estado de alarma. Las ciudades costeras han sido las que más han tenido que prepararse de cara a la llegada de las vacaciones. El plan que Andalucía ha puesto en marcha cuenta con una inversión de 34,5 millones de euros y busca convertir los espacios de la comunidad en los "más seguros" del país. Solo en Málaga recibieron 29.000 solicitudes para las 3.000 plazas ofertadas. 

Poca afluencia frente a otros años

La auxiliar comenta que, en comparación con años anteriores, hay poca afluencia en las playas, aunque ya empiezan a llenarse los sábados y domingos. De cara a las próximas semanas, el equipo espera que llegue muchísima más gente y augura que será una "locura". "Tenemos miedo porque nadie lee los letreros de seguridad y al final estamos en riesgo de contagio", admite Rocío. Cinco personas no son suficientes si se trata de un tramo de más de un kilómetro al que llegan cientos de personas a disfrutar del buen tiempo. Y conforme pasan los días, la chica cuenta que sus labores se han vuelto cada vez más variadas. Un día tuvo que "rescatar a una sepia", otras veces ha tenido que auxiliar a una familias con problemas leves... Para todo esto ha tenido que improvisar porque su equipo no recibió ninguna capacitación para actuar en estas situaciones, "nos piden ayuda y muchas veces no tenemos ni idea". 

Los auxiliares de playa no libran los fines de semana y dividen el día en dos jornadas. Rocío señala que quienes cubren el turno de tarde tienen más problemas porque llegan los jóvenes, "que suelen ser los más conflictivos porque van con los amigos e ignoran a las autoridades". La policía acude ante cualquier aviso por parte del equipo pero les han pedido que llamen solo en situaciones urgentes porque "están colapsados" con la cantidad de denuncias tras levantarse del estado de alarma. 

Además, el trabajo ha traído consigo complicaciones de salud para los auxiliares. Rocío ha tenido que empezar a ir a fisioterapia porque no aguanta el dolor de piernas y tiene que llevar tobilleras todo el día. Ahora, el equipo estira todas las mañanas para evitar más lesiones. También ella y sus compañeros han visto "muchos problemas de piel" y casos de insolación al estar expuestos al sol durante siete horas seguidas. "Al principio hacíamos toda la jornada sin parar pero ahora nos han informado de que podemos descansar diez minutos cada hora". El calor hacia que su trabajo fuera insoportable.

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