"No tardaremos en regresar"

Vuelven los balnearios: "Tras meses entre cuatro paredes esto es un paraíso"

Chema y Placeres pasaron el confinamiento separados por 30 km. Ahora ni el llevar mascarilla en la sauna ha logrado ensombrecer sus vacaciones.

Placeres y Chema en el balneario de Laias (Ourense)
Placeres y Chema en el balneario de Laias (Ourense)
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Los 30 kilómetros que separan a Chema (50) de Placeres (54) nunca fueron una barrera... pero entonces llegó la Covid. "Pasamos el confinamiento separados, yo en Gijón y él en Oviedo", recuerda ella, "Nos reencontramos en fase 2 y no lo dudamos, nos merecíamos este viaje". A finales del año pasado, la pareja había reservado una plaza en el programa de termalismo de Ourense. "No nos dio miedo, solo teníanmos ganas de desconectar de lo pasado. Tras varios meses de encierro entre las cuatro paredes de un piso esto ha sido un paraíso". Ambos han formado parte de una de las primeras remesas de clientes del balneario Laias, un destino con más de veinte años de historia y un entusiasmo incontenible por volver a dar servicio.

"Mis alumnos me salvaron en los peores momentos", evoca Placeres. Ambos son maestros y tuvieron que acelerar para adaptarse a la enseñanza desde casa. "Hablar con mis chicos y ver cómo se preocupaban de mí y yo de ellos... me ayudó a superar estas semanas". Ella vive con su hijo, mientras que Chema, profesor de Educación Física, pasó todo el confinamiento solo. "A día de hoy todo son dudas, no sabemos cómo será la vuelta a las clases, así que tendremos que en septiembre nos espera otra etapa de cambios". La pareja está acostumbrada a una jornada en movimiento, de un lado a otro de la pizarra, deambulando entre pupitres. "Notaba los músculos agarrotados después de tanto tiempo sentada. Esto era exactamente lo que necesitaba".

Chema y Placeres en el balneario Laias (Ourense)
Chema y Placeres en el balneario Laias (Ourense)
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El balneario Laias se alza en un terreno de 18.000 metros cuadrados, al lado del río Miño. Frente a la ventana de la habitación, encuentran un mosaico de pinos y alcornoques hasta donde alcanza la vista. "No nos dio miedo. Desde el principio nos informaron de las medidas de seguridad, así que empacamos las cosas y cogimos el coche rumbo a Ourense". Este sábado pasaran su última jornada en el hotel. "Incluso el mismo día de la salida por la mañana tenemos tratamiento", comparten, "Salimos sintiéndonos completamente diferentes a cómo entramos... el trato es inmejorable y en todo momento nos hemos sentido seguros entre sus muros". 

Al igual que Chema y Placeres con sus clases, el equipo del Laias también ha tenido que adaptarse a la nueva normalidad. "Cerramos el 18 de marzo, aunque el Laias ha estado abierto para ciertass gestiones", explica Alberto Canal, responsable de comunicación del Grupo Caldaria. A este pertenecen el hotel balneario de Laias, así como el de Arnoia y el de Lobios. El primero abrió sus puertas por primera vez hace dos décadas: "Nunca habíamos tenido que cerrar... ni siquiera a consecuencia de la crisis de 2008"·.

"El equipo estaba deseando volver a la actividad y la plantilla se ha volcado". Desde la asistencia con mascarilla hasta los circuitos que cada trabajador debe seguir para entrar a trabajar. El grupo ha protocolizado cada movimiento para garantizar la seguridad de los huéspedes. "La acogida del programa de termalismo ha seguido siendo buena. Los precios son muy atractivos y hay mucha gente que ha mantenido la reserva". A través de uno de los programas estrella de la diputación, personas como Chema y Placeres abonan cada uno 285 euros por una estancia de seis días en una habitación doble. 

"Vamos con mascarillas por los pasillos... ¡y en la sauna, también!"

"Los horarios de las piscinas, el restaurante y los tratamientos están establecidos con antelación, lo que nos permite controlar mucho mejor la afluencia de los clientes", explica Alberto. El golpe de la Covid fue duro para el equipo. Poco a poco, a través de una apertura paulatina, los trabajadores están saliendo del ERTE. "Después de un hachazo inesperado, la vuelta a la actividad ha supuesto un sobrecoste por todas las medidas adoptadas". El restaurante, por ejemplo, ha cambiado su forma de trabajar. "Sigue siendo tipo buffet, pero hemos instalado pantallas de metacrilato entre la comida y los clientes. Ahora ellos escogen y es el camarero el que se lo lleva a la mesa". 

Los albornoces se entregan en la habitación dentro de una bolsa de plástico, las visitas a la piscina están reguladas y, en el balneario, los clientes se tienen que desinfectar manos y pies. "Las zonas comunes están muy reguladas para que no haya aglomeración, por los pasillos vamos con mascarilla... ¡y en la sauna también!", explica Placeres. "Ahora solo pueden entrar de uno en uno a la sauna y el aforo de la piscina ha bajado de 50 a 30 cada vez", indica Alberto. 

Para la provincia de Ourense, el programa de termalismo es un punto clave para la economía. "Funcionamos como un dinamizador, tanto para nuestros proveedores, desde el que nos trae la carne hasta el que nos proporciona fruta, como para los negocios de la zona". Y es que los huéspedes del hotel tienen la opción de realizar excursiones, desde el propio Ourense hasta Portugal, así como acceso a visitar que benefician a los negocios locales como las bodegas. "Este viernes fuimos a una cercana al hotel. Disfrutamos del vino de la zona y una cata de productos típicos", comparte Placeres. 

El balneario cuenta con un centro de alto rendimiento de remo y piragüismo. "Cuando eclosionó la pandemia, acogíamos a la selección de Bielorrusia... tuvieron que marcharse tan rápido que se dejaron las embarcaciones", recuerda Alberto. El grupo ha sabido diversificar su oferta. Adaptarse a la nueva normalidad será tan crucial para los dos profesores como para todo el grupo Caldaria. "Nosotros nos vamos con pena, planeando la próxima visita y recomendando esta experiencia a todos nuestros amigos", asegura Chema. 

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