Barrio de Río de Janeiro ve una redención de la pobreza con la visita papal

  • La misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que el papa Francisco oficiará para unos dos millones de personas es vista como una redención por los habitantes de un deprimido sector de Río de Janeiro en cuyas inmediaciones está la explanada que recibirá al pontífice.

Jaime Ortega Carrascal

Río de Janeiro, 11 may.- La misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que el papa Francisco oficiará para unos dos millones de personas es vista como una redención por los habitantes de un deprimido sector de Río de Janeiro en cuyas inmediaciones está la explanada que recibirá al pontífice.

El terreno, que ha sido llamado "Campus Fidei" ("Campo de la fe") por los organizadores de la JMJ, está en un descampado en el distrito de Guaratiba, en los confines de Río de Janeiro, a unos 75 kilómetros de la turística zona sur, y es uno de los más pobres de la ciudad, por lo cual sus habitantes esperan que la presencia del Papa sirva para mejorar en algo sus condiciones.

Francisco oficiará la misa de clausura de la JMJ el 28 de julio próximo, pero desde ya los vecinos del "Campus Fidei" esperan con entusiasmo la visita del primer pontífice latinoamericano.

"El Papa nos va a bendecir. Esto va a ser una tierra santa", dijo a Efe Joel da Silva, un vendedor ambulante que cuenta que llegó al sector hace más de 30 años procedente del Estado de Pernambuco, en el noreste del país, en busca de una mejor vida.

Da Silva espera hacer su agosto en julio con la venta de agua, refrescos y pasteles a la multitud que se espera asista a la Eucaristía papal.

Mientras observa el movimiento de trabajadores y máquinas que preparan el terreno, Lauro Luis Santos, también inmigrante del nordeste, pero del Estado de Bahía, opina desde su pequeño comercio montado en el barrio de Piraqué, en uno de los márgenes de lo que será el "Campus Fidei", que la presencia del Papa "con seguridad" será positiva para el barrio y para el cristianismo.

"Creo que la gente que vea la llegada del Papa será mucha y mucha gente que no cree comenzará a creer", expresa Santos, en cuyo vecindario proliferan precarios templos evangélicos y sólo hay una pequeña iglesia católica.

Las obras para la construcción del templete donde estará el altar y para dotar de servicios de agua, sanitarios y electricidad a la inmensa explanada atraen la atención de niños y adultos, algunos de los cuales dicen que ya se sienten beneficiados con esos trabajos.

Es el caso de Claudia Santos, hija de Lauro, quien desde su modesto salón de belleza celebra que las autoridades hayan comenzado a limpiar un canal que está frente a su casa y donde hasta hace unas semanas no había que maleza y una acumulación de basuras.

"El Papa no ha llegado y ya estamos viendo mejoras porque el canal se inundaba cada vez que llovía", dice a Efe mientras mira con sus dos hijos pequeños cómo el operador de una excavadora retira montañas de basura y lodo del lecho del canal.

La expectación aumenta porque los rumores que circulan por el barrio Piraqué son de que, después de la misa del Papa, en la explanada se construirá un conjunto de viviendas populares del programa gubernamental "Minha casa, minha vida" ("Mi casa, mi vida").

En otro costado de la explanada, bordeado por una estrecha carretera que da acceso al lugar donde decenas de obreros afirman el terreno para construir el altar, los vecinos también se las han ingeniado para obtener ingresos extra con el inusual movimiento de trabajadores.

Tanto Vera Lucia como Vania Reis, un ama de casa que regenta un bar en la misma carretera, dicen estar dispuestas a alquilar sus casas a los periodistas o peregrinos que se han acercado a la zona en busca de un lugar para pernoctar en los días previos a la misa de clausura de la JMJ, y aseguran que ya han recibido propuestas que superan con creces sus ingresos de un mes.

Pero más allá de las posibilidades de ganar un dinero extra, lo que casi todos quieren es tener la oportunidad de ver en vivo y de cerca al papa Francisco.

El Papa "es una persona muy humilde, que sorprendió a muchos", dice Vera Lucia a Efe y agrega: "Creo que todos piensan como yo, conocer al Papa es un honor".

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