Benedicto XVI pide el cese de la violencia y de las guerras en África en la misa celebrada en Angola

  • El Papa rindió homenaje a la mujer, bastión de la dignidad, la familia y los valores culturales y religiosos

El Papa rindió homenaje a la mujer, bastión de la dignidad, la familia y los valores culturales y religiosos ROMA, 22 (EUROPA PRESS) Centenares de miles de angoleños, un millón, según algunas fuentes, asistieron esta mañana a una misa presidida por Benedicto XVI en la explanada de Cimangola de Luanda, capital de Angola, en el que será el evento más multitudinario programado en el curso de su viaje apostólico a África. El Papa ha dedicado la homilía a "la reconciliación nacional de Angola", cuya memoria estaba reservada a la jornada de hoy, día de oración y de sacrificio. "La guerra puede destruir todo aquello que tiene un valor: familias, enteras comunidades, el fruto de la fatiga de los hombres, las esperanzas que guían y sostienen sus vidas y su trabajo", dijo en declaraciones recogidas por Radio Vaticano. "El poder destructivo de la guerra civil, la caída en el torbellino del odio y de la venganza" es una experiencia recurrente en África, lamentó el Papa. . "Cuando la Palabra del Señor, una Palabra que mira a la edificación de las personas, de la comunidad, de la entera familia, es desatendida, cuando la Ley de Dios viene ridiculizada, despreciada y escarnecida, el resultado puede ser sólo destrucción e injusticia: la humillación de nuestra común humanidad y la traición de nuestra vocación a ser hijos e hijas del Padre misericordioso, hermanos y hermanas de su amado Hijo", prosiguió. "El Evangelio nos enseña que la reconciliación, una verdadera reconciliación, puede ser sólo fruto de una conversión, de un cambio en el corazón, de un nuevo modo de pensar. Nos enseña que sólo el poder del amor de Dios puede cambiar nuestros corazones y hacernos triunfar sobre el poder del pecado", dijo. "Os pido que recéis hoy en unión con todos los hermanos y hermanas de África por esta intención: que cada cristiano en este gran Continente experimente el toque sanador del amor misericordioso de Dios y que la Iglesia en África se convierta para todos, gracias al testimonio de sus hijos e hijas, en lugar de auténtica reconciliación", prosiguió. El Sumo Pontífice tuvo también palabras para recordar a los misioneros, profesores, catequistas, sacerdotes, religiosos y religiosas, "testimonio precioso". Una luz "de sacrificio y amor" enturbiada, sin embargo, algunas veces, por las tinieblas y la maldad de los hombres. "Trágicamente las nubes del mal han oscurecido también África, comprendida la amada nación de Angola. Pensemos en el flagelo de la guerra, en los frutos feroces de las luchas tribales, las rivalidades étnicas, la avidez que corrompe el corazón del hombre, esclaviza a los pobres y priva a las generaciones futuras de los recursos que necesita para crear una sociedad más solidaria y justa", dijo. "África es un continente de esperanza, pero que tiene sed de justicia, de paz, de un sano e integral desarrollo que puede asegurar a su pueblo un futuro de progreso y paz", aseguró Benedicto XVI A la misa de hoy han asistido 71 obispos de Angola, Sudáfrica, Zimbabue, Lesotho, Mozambique, Congo, Namibia, Santo Tomé, Namibia, perteneciente al Grupo Interregional de Obispos del Sur de África (IMBISA), países a cuya intención estaba dedicada la Liturgia eucarística de este cuarto domingo de Cuaresma.HOMENAJE A LA MUJER Más tarde, Benedicto XVI rindió un particular homenaje a la mujer, silenciosa heroína, que en un mundo dominado por la técnica consiguen casi siempre mantener intacta la dignidad humana, defienden la familia y tutelan los valores culturales y religiosos. El escenario del último encuentro del Papa, la tarde del domingo, ha sido la parroquia de san Antonio, a cargo de una comunidad de hermanos menores capuchinos en la periferia de Luanda, la capital de Angola. En este encuentro con representantes de Movimientos católicos para la promoción de la mujer, han estado presentes también miembros de numerosas asociaciones femeninas como Protomaica, la mayor asociación angoleña para la promoción de la mujer. El Santo Padre ha definido a las mujeres como fuente de la vida y les ha instado a vivir y apostar por la vida, porque el Dios viviente ha apostado por ellas. El Pontífice ha elogiado a estas "silenciosas heroínas", consciente de las condiciones a las que han sido sometidas y siguen siendo tantas mujeres y ha exhortado sobre todo a los hombres a examinar con atención sus conductas y actitudes que por falta de sensibilidad o responsabilidad puedan causar esta situación. El Papa subrayó que el hombre y la mujer están llamados a vivir en profunda comunión, en un reconocimiento mutuo, juntos por el bien común y resaltó la necesidad de dar más espacio a las razones del corazón. "En un mundo como el actual dominado por la técnica, se siente la necesidad de esta complementariedad de la mujer, para que el ser humano pueda vivir sin deshumanizarse del todo", dijo. "Pensemos en las tierras donde abunda la pobreza, a las regiones devastadas por la guerra, a tantas situaciones trágicas resultantes de migraciones forzadas... Son casi siempre las mujeres las que mantienen intacta la dignidad humana, defendiendo la familia y tutelando los valores culturales y religiosos", afirmó. Benedicto XVI lamentó además cómo la historia registra casi exclusivamente las conquistas de los hombres, cuando en realidad una parte importantísima se debe a acciones determinantes, perseverantes y benéficas de las mujeres. El Papa indicó que "en la actualidad nadie debería dudar de que las mujeres tienen pleno derecho de insertarse activamente en cualquier ámbito de la vida pública y su derecho debe ser afirmado y protegido mediante instrumentos legales (...). No obstante el reconocimiento del papel público de las mujeres no debe menguar la función insustituible que tienen dentro de la familia", matizó. De hecho, el Papa elogió la presencia materna en la familia, tan importante para la estabilidad y el crecimiento de esta célula fundamental de la sociedad, que debe ser reconocida, alabada y sostenida en todas las formas posibles. "Y por el mismo motivo, la sociedad debe reclamar a los maridos y padres su responsabilidad familiar", concluyó.

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