Estos ataques firman el fin de una tregua que inició el miércoles, y esto pese a las negociaciones para prolongarla.
Según la televisión oficial siria, un niño y su padre murieron y doce personas resultaron heridas en "un bombardeo terrorista" en las ciudades chiitas Fuaa y Kafraya, controladas por las tropas de Bashar al Asad, en la provincia de Idleb. El régimen de Asad utiliza el término "terrorista" para referirse a la rebelión.
Según el Observatorio sirio de Derechos Humanos (OSDH), los rebeldes dispararon cohetes contra ambas ciudades y se registraron bombardeos contra la ciudad de Zabadani, último bastión rebelde cerca de la frontera con Líbano.
Los grupos rebeldes y las fuerzas prorrégimen, incluyendo al Hezbolá chiita libanés, habían acordado un cese el fuego de 72 horas en Zabadani y en las dos localidades chiitas en el noroeste del país.
Se llevaron a cabo intensas negociaciones en las que se exigía la retirada de los rebeldes de Zabadani a cambio de la evacuación de los civiles de Fuaa y Kefraya, las últimas dos localidades controladas por el régimen en la provincia de Idleb.
Pero las discusiones no avanzaron por el pedido de la oposición de liberar a miles de presos detenidos por el gobierno, según el director del OSDH, Rami Abel Rahman.
El conflicto en Siria, iniciado en marzo de 2011, pasó de una revuelta pacífica a una guerra civil, en la que actualmente se enfrentan combatientes leales al régimen sirio, rebeldes, kurdos y yihadistas.
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