"Nuestro compromiso sigue en las calles"

Alerta tras el brote en Alemania: "Aquí los mataderos son naves espaciales"

El brote en una planta cárnica germana ha puesto el foco sobre un sector que se ha mantenido en primera línea durante los momentos más duros de la pandemia.

Trabajadores en una planta cárnica durante la pandemia
Alerta tras el brote en Alemania: "Aquí los mataderos son naves espaciales"
ANICE

El contagio masivo en una planta  de productos cárnicos Tönnies, en la ciudad alemana de Gütersloh, ha colocado al sector en el disparadero. Los trabajadores de la industria cárnica española se han mantenido al pie del cañón en los momentos más duros de la pandemia y han garantizado el suministro durante toda la crisis. "La carne siempre ha sido un producto seguro, la calidad es nuestro sello", afirma J.H. trabajador de un matadero de Castilla y León. Microbiólogos y voces de la industria cárnica señalan al hacinamiento de los trabajadores como la causa detrás del repunte. El profesional lo tiene claro: "Desde que el bicho llegó a España, trabajamos aún más separados. El edificio es como una nave espacial así que no tenemos ningún problema para respetar las distancia".

"La transmisión en condiciones de hacinamiento es muy fácil", afirma Kika Colom, profesora titular de Microbiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche. El brote en la planta del país germano no ha sido un caso aislado. El pasado 8 de mayo, una planta cárnica de la ciudad de Coesfeld tuvo que cerrar temporalmente al detectar 130 positivos en  la plantilla. Después, el puntero se colocó sobre Gütersloh donde, al cierre de esta edición, se habían detectado más de 700 contagios, entre trabajadores, familiares y otros contactos. El sector en España se ha apresurado a tomar distancia.

Los ciudadanos se han acostumbrado a mirar la vida a través del filtro de su mascarilla... pero a los profesionales de la industria alimentaria no les ha pillado por sorpresa. "Todo lo que ahora se recomienda nosotros ya lo hacíamos", asegura J.H. El profesional relata, paso a paso, el sistema de prevención que se sigue en su planta. "Todos los empleados cuentan con dos taquillas, una para guardar la ropa de la calle, en la otra siempre hay varios trajes limpios". Al menos, uno por cada día de trabajo. "Antes de acceder a la planta, tenemos que pasar por unos rodillos que te limpian el calzado y pasar las manos bajo un desinfectante". Después, secado, guantes y a trabajar.

Una vez dentro, las dimensiones de la planta favorecen el distanciamiento entre profesionales. "Nunca hemos trabajado amontonados, pero ahora hemos aumentado todavía más las distancias", explica a La Información el profesional. El trabajo se divide a través de una cinta, un sistema similar al de una cadena de montaje. "Si antes un compañero recogía el producto casi de las manos del anterior, ahora lo hace a dos metros". La atención es todavía mayor en las zonas comunes. "Aquí no entramos todos juntos cuando toca la campan. Entramos escalonados para evitar coincidir", describe J.H.

"El matadero es tan aséptico como un hospital.... si me operan que sea aquí"

En un primer momento, varias voces apuntaron a las bajas temperaturas de estas plantas como el principal motivo de contagio. Con la llegada de la Covid, mataderos y plantas de despiece elevaron las precauciones. "Con los datos disponibles, parece que la opción del hacinamiento es más plausible que la del frío", señala la doctora Colom. Y es que las plantillas de estas instalaciones están más que acostumbrados a trabajar a bajas temperaturas sin poner en riesgo el producto. "La limpieza es impecable cada mañana y los turnos están organizados de forma que no haya contacto entre empleados de distintos sectores... si me tienen que operar que me operen aquí, esto es tan aséptico como un hospital", insiste J.H.

La Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) asegura, en conversaciones con este diario, que "de forma habitual la industria cárnica española cumple con unas medidas de seguridad de lo más restrictivas". ANICE respalda que el sector ha redoblado las precauciones: "Se han implementado las obligaciones adicionales establecidas en la normativa emitida por el Gobierno desde el estado de alarma".  Así lo avala Pedro Herraiz, secretario de la IGP Carne de Ávila, la primera figura de calidad de carne fresca reconocida en España: "Cuando empezó todo esto movimos toda nuestra maquinaria para garantizar mascarillas a nuestros trabajadores, aún cuando resultaba casi imposible adquirirlas". Como otros muchos, se cubrieron con lo que encontraron, "compramos mascarillas de las que se usan en las empresas de pintura". 

Comunicado oficial de ANICE
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El sector no paró de trabajar, aún cuando algunos de sus mayores clientes dejaron de consumir: "Con los restaurantes cerrados, el vacuno dejó de tener tanta salida, pero siempre hemos garantizado el suministro". El ganado no puede dejar de comer ni de recibir asistencia veterinaria. Ahora, los equipos de protección son un gasto añadido: "Cada mascarilla cuesta un promedio de cuatro euros, tenemos una veintena de trabajadores y tenemos que renovar las mascarillas cada día". El coste no es baladí. "Son 80 euros al día, si multiplicas por los cinco laborables, salen 400 euros semanales, al mes suman 1.600 y, al año, rozan los 20.000". Aún no saben por cuánto tiempo tendrán que contar con este agujero en la facturación.

Tanto Herraiz, como J.H., coinciden en que la calidad es su sello. "En cada uno de nuestros movimientos está presente el consumidor", afirma el profesional del matadero castellanoleonés. La microbióloga Kika Colom incide en un mensaje tranquilizador: "Es importante despejar dudas, la Covid no se transmite por la ingesta. Comer carne sigue siendo seguro". J.H. habla desde el campo de batalla: "Todos los días nuestro instrumental se desinfecta varias veces, nuestros trajes siempre se quedan en la planta y, en el matadero, no entra ni sale nadie sin cumplir el protocolo de acceso". El profesional llama a la responsabilidad individual: "De nosotros depende la seguridad de la gente, de nuestros vecinos". Los otros héroes de la pandemia lo tienen claro: "La sociedad necesita que nuestro compromiso siga en las calles".

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