Campanadas a mediodía en adiós a 2012 en pueblo de Ávila con media de 70 años

  • Doce horas antes de que el reloj de la Puerta del Sol se convierta en el centro neurálgico para despedir el año en España, la pequeña localidad abulense de Villar de Corneja, de 57 habitantes, ha vivido por anticipado unas singulares campanadas, ante la avanzada edad de sus habitantes.

Antonio García

Villar de Corneja (Ávila), 31 dic.- Doce horas antes de que el reloj de la Puerta del Sol se convierta en el centro neurálgico para despedir el año en España, la pequeña localidad abulense de Villar de Corneja, de 57 habitantes, ha vivido por anticipado unas singulares campanadas, ante la avanzada edad de sus habitantes.

Como cada año desde 2004, algo más de 40 vecinos se han reunido en la Plaza de España para dar la bienvenida a 2013, eso sí, con los mismos diez minutos de retraso que el año pasado, ya que el reloj no ha sido arreglado desde entonces.

En un ambiente festivo, esta iniciativa nacida hace ocho años ha reunido a buena parte de los habitantes de esta localidad situada a 70 kilómetros al oeste de la capital abulense; desde Sara, con dos años y medio, hasta Victorina Domínguez, con 86.

Entre ellos se encontraba la alcaldesa, Carmen Hernández, que el año pasado no pudo acudir por motivos familiares, y que en esta ocasión no ha querido perderse una fiesta que sirve para reunir a todo el pueblo en torno a un día especial, teniendo en cuenta la avanzada media de edad de sus habitantes -70 años-.

Esta circunstancia hacía que muchos de ellos se fueran a la cama cada 31 de diciembre sin tomarse las tradicionales uvas, tal y como ha reconocido Teófilo González, que a sus 85 años tampoco se tomará las doce uvas esta noche.

"Yo a las doce de la noche ya estoy acostado", ha comentado, mientras su mujer, Victorina Domínguez, reconocía que ella suele aguantar "hasta las dos de la madrugada".

Ambos ven con buenos ojos la idea de adelantar las campanadas y, mientras la conversación se produce, varios vecinos ultiman los preparativos para que todos los asistentes cuenten con sus doce uvas cuando las campanadas suenen en torno a las 12.08 horas.

Además, cinco botellas de sidra, otras dos de champán y varias bandejas con dulces típicos navideños pueblan la mesa instalada ante la puerta del Ayuntamiento y en torno a la cual se arremolinan los vecinos que van llegando poco a poco, conforme se acerca la hora.

Entre ellos Clementina Martín, de 77 años, que se muestra encantada con esta iniciativa, ya que a ella le gusta mucho hablar y que le den "cariño".

"Todos los años he llegado a las campanadas, pero si alguno de ellos no llego, de esta manera ya las he disfrutado", explica esta vecina.

Este año han acudido algunos vecinos más que el anterior, quizá porque Villar de Corneja ha visto incrementada significativamente su población gracias al empadronamiento de siete personas, cuatro de ellas niños, tal y como presume la alcaldesa, que no obstante señala que muchos de los habitantes se encuentran fuera estos días para compartirlos con su familiares de Ávila, Madrid o Salamanca.

El momento culminante se acerca, mientras la música de la megafonía sigue invitando a los vecinos a acudir al Ayuntamiento con villancicos y canciones tradicionales a todo volumen.

Las campanadas pillan por sorpresa a los asistentes, ya que los cuartos se producen dos minutos antes de que las agujas se sitúen sobre las 12.00 en este reloj que, no obstante, sigue teniendo diez minutos de retraso.

Aunque a muchos no les ha dado tiempo a terminar las doce uvas, la campanada final deja paso a la fiesta con el descorche de varias botellas de champán y de sidra, tras el cual se escuchan los tradicionales deseos de "¡Feliz Año Nuevo!".

Como deseos para Villar de Corneja en 2013, su alcaldesa pide a las administraciones que no se olviden de los pueblos más pequeños y que en su caso se resuelvan los problemas con el agua y alguna ayuda sirva para arreglar la plaza en la que se han vuelto a anticipar a las campanadas. EFE

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