Casi 30 millones de niños no van nunca a clase por culpa de las guerras


Alrededor de 28 millones de niños en edad de cursar estudios primarios están sin escolarizar por los conflictos armados que viven sus países, según declaró a Servimedia el director de Cooperación Sectorial de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), Salvador Muñoz, tras la inauguración del seminario internacional “educación en contextos de conflictos armados y emergencias”.
Según Muñoz, de los aproximadamente 72 millones de niños sin escolarizar que hay en el mundo, más de un tercio vive en países en guerra, y la situación en educación secundaria es todavía peor.
No solo hay que garantizar el acceso a las aulas, sino también una asistencia regular y la calidad, apuntó, y destacó que entre los refugiados “solo un 6% de los adolescentes llega a la secundaria”.
Otro fenómeno a considerar son los desastres naturales, que, según Muñoz, afectan cada año a 100 millones de personas, de las que el 90% habitan en países pobres.
Puso como ejemplo el terremoto de Haití, que en 2010 “causó daños en unas 5.000 escuelas (el 23% del total), de las que un 80% registró daños graves”.
"Algo similar ocurrió en Pakistán, donde unos 500.000 millones de niños (el 6% de la población infantil) no pudo asistir a clase a causa de las inundaciones”, subrayó Muñoz.
A su juicio, ambos fenómenos se agravan con la pobreza, y tienen como principales consecuencias “la pérdida de instalaciones; la desaparición de responsables (maestros, autoridades, personal humanitario…); la disgregación familiar; problemas para identificar a la población infantil, y el empleo de las escuelas como refugio”.
Los resultados son un incremento del trabajo de los niños, el reclutamiento de adolescentes por parte de grupos armados, más abandono precoz de la escuela, aumento de los matrimonios tempranos y un crecimiento del tráfico infantil, agregó.
DOBLE DISCRIMINACIÓN PARA LAS NIÑAS
En la inauguración del seminario participó también la exdirectora de Unifem (entidad que hoy se integra en ONU Mujeres) Inés Alberdi, quien alertó de la especial discriminación que en el acceso educativo sufren las niñas, “las pobres entre los pobres".
Hay 10 millones más de niñas que de niños sin escolarizar, apuntó, y explicó cómo las guerras y los desastres naturales les afectan primero a ellas.
Son más vulnerables a la hora de recorrer largas distancias para asistir a clase y estos desastres siempre provocan la destrucción de edificios y obligan a mayores desplazamientos; el grado de confianza en sus maestros es menor; se les asignan tareas domésticas de gran exigencia, como el transporte de agua y leña a muy temprana edad, y en caso de falta de recursos las familias prefieren sacarles a ellas de clase, apuntó Alberdi.
Por su parte, la directora de Fundación Carolina, Rosa Conde, destacó el papel de la cooperación en la recuperación de los sistemas educativos en situaciones de catástrofe y defendió la perspectiva de género a la hora rediseñar su enfoque.
Según Muñoz, hay tres etapas en la intervención educativa en situaciones de emergencia: fase aguda o de acción inmediata; etapa crónica o de recuperación, y fase de reconstrucción o retorno.
Con todo, cada intervención depende de las circunstancias, pues “no es lo mismo un terremoto que dura minuto y medio, donde la recuperación psicológica y la reconstrucción son esenciales, que una guerra de 20 años de duración”, afirmó Muñoz.
De ahí la importancia del Plan de Actuación Sectorial de Educación de la Aecid y de abordar nuevas estrategias para adaptar la ayuda a situaciones de conflicto, aspecto sobre el que los asistentes a la jornada intentan aportar soluciones.

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