"Sería catastrófico" reiniciar guerra en Colombia: facilitador de paz Iván Cepeda

Iván Cepeda lleva en la solapa una foto de su padre asesinado por paramilitares en Colombia, pero también un pin del "Sí" al acuerdo con las FARC, porque para este facilitador de paz con esa guerrilla, volver a la guerra "sería catastrófico".

"Cualquier hipótesis es admisible menos volver a la guerra", dijo en entrevista con la AFP el senador de izquierda, participante del cónclave que el 24 de agosto logró el acuerdo para terminar cinco décadas de conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas).

El pacto, que será firmado por el presidente Juan Manuel Santos y el líder de las FARC, Timoleón Jiménez, Timochenko, deberá ser aprobado en un plebiscito el 2 de octubre para ser efectivo.

"Se dice como parte de la campaña por el plebiscito que se volvería a la guerra (en caso de perder). Yo por lo menos no lo veo posible, y si fuera así sería catastrófico", porque "el fracaso de procesos anteriores trajo ciclos de violencia aún peores", dijo Cepeda, en alusión a tres fallidos diálogos con las FARC.

El legislador de 52 años vivió en carne propia ese recrudecimiento de la guerra interna: su padre, el dirigente comunista Manuel Cepeda, fue muerto en 1994 en el exterminio de unos 3.000 miembros de la Unión Patriótica por parte de milicias irregulares de ultraderecha en colaboración con agentes estatales.

Sin embargo, para Cepeda, un filósofo de formación que vivió exiliado en su infancia en Cuba, y más tarde fue asilado en Bulgaria y Francia, las negociaciones entre el gobierno y las FARC que se desarrollaron en La Habana desde 2012 "han creado unos precedentes importantes" que "no permitirían" reiniciar el conflicto.

"Han cambiado las fuerzas militares, ha cambiado el mundo político, ha cambiado la propia guerrilla", dijo, apuntando que "habría dificultades muy serias" para lograr un nuevo acuerdo, "porque ha sido realmente una hazaña haber llegado" a este pacto.

De ganar el "Sí" en el plebiscito, Colombia se encaminará hacia el fin de una conflagración que ha involucrado a las FARC, pero también a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), aún activo, a paramilitares desmovilizados hace una década, y a fuerzas estatales, dejando unos 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 6,9 millones de desplazados.

"Nos gustaría (firmar) el acuerdo con las FARC teniendo la garantía de que el ELN se ha sentado a hablar con el gobierno y se ha instalado una mesa formal", señaló sobre la anunciada apertura de diálogos formales con esa guerrilla guevarista, que aún no se ha concretado.

"Se está trabajando todos los días para eso", agregó Cepeda, para quien "una paz completa es indispensable".

Político y activista por los derechos humanos, dijo comprender la "monstruosa desigualdad" de la Colombia rural que en los años 1960 dio origen a las FARC y al ELN, pero aseguró que nunca abrazó la lucha armada como medio de llegar al poder.

Por eso, saluda la transición de las FARC de las balas a los votos, no sólo por la oportunidad para la izquierda en Colombia de "abrir espacios", sino porque la anuncidada transformación de las FARC en un movimiento político legal servirá para acallar el argumento de la clase política tradicional de que la izquierda "no es más que una especie de empaque más presentable del terrorismo".

Sobre si Timochenko será uno de los voceros sin derecho a voto de las FARC en el Congreso, que el acuerdo adjudica a los rebeldes hasta 2018 para discutir la implementación de lo pactado, Cepeda dijo que esa decisión compete a la guerrilla. "Puede ser cualquiera", precisó.

Cepeda dijo sentir "una profunda satisfacción" por el pacto de La Habana, pero no festejará hasta verlo aprobado. "Terminó lo fácil", señaló, citando lo que le comentó el expresidente César Gaviria, líder de la campaña por el "Sí".

Uno de los grandes desafíos aún pendientes, según Cepeda, es superar el escepticismo de la sociedad colombiana por "la carga de inhumanidad que ha sufrido", que "la ha insensibilizado".

"Mucha gente que no quiere votar, o no quiere dar el voto por el 'Sí', estoy totalmente convencido de que no es que estén en contra de la paz, sino que han perdido la esperanza en que es posible", dijo.

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