Católicos paraguayos renuevan su devoción por la Virgen de Caacupé

  • Congregados por decenas de miles alrededor de la Basílica de Caacupé, a 55 kilómetros de Asunción, devotos de la patrona de Paraguay renovaron su devoción en la mayor celebración religiosa del país.

Ricardo Grance

Caacupé (Paraguay), 8 dic.- Congregados por decenas de miles alrededor de la Basílica de Caacupé, a 55 kilómetros de Asunción, devotos de la patrona de Paraguay renovaron su devoción en la mayor celebración religiosa del país.

Decenas de miles de fieles asistieron a la misa central de la basílica de Caacupé, que fue oficiada por el obispo Claudio Giménez, quien ratificó en su homilía la condena de la Iglesia contra el matrimonio homosexual y el aborto.

Además, pidió a las autoridades reforzar el combate contra el narcotráfico, la inseguridad, las ocupaciones de tierras y los grupos armados como el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), acusado de sonados casos de secuestros y asesinatos de policías.

El santuario de la Patrona de los católicos paraguayos amaneció abarrotado de gente que la noche anterior y tras la tradicional peregrinación a pie en honor a la Virgen pernoctó en ese sitio en tiendas y colchonetas desplegadas en los pasillos y veredas.

Toda la zona céntrica de Caacupé se movilizó en estas fechas y los domicilios, escuelas y predios deportivos, entre otros, se convirtieron en albergues y sitios de descanso para los peregrinos.

El acto litúrgico principal, al que también asistieron varias autoridades, entre ellas el vicepresidente del país, Federico Franco, se inició poco antes del amanecer de este jueves con la procesión de la imagen de la Virgen.

Los devotos acompañaron ese momento con aplausos, cánticos y agitando pañuelos y banderas y otros encendiendo velas y portando réplicas de la Virgen.

El acto, que fue retransmitido por emisoras de radio y televisión, se llevó a cabo en la explanada de la basílica, donde un coro de jóvenes amenizó el encuentro.

Como cada año, los ritos religiosos se entremezclaron con las ferias y fiestas llevadas a cabo paralelamente en las cercanías de la iglesia y que también atrajeron a gran cantidad de personas.

Juegos y parques de diversiones, ferias de artesanías e incluso artículos electrónicos eran ofrecidos en los puestos callejeros instalados para la ocasión.

"Lo que más vendí son radios y linternas, la gente también busca relojes, anteojos, de todo un poco", dijo a Efe Carlos Morínigo, uno de los encargados de una pequeña tienda instalada a pocos metros del santuario.

El vendedor comentó que este año observó una menor afluencia de gente a Caacupé, en el departamento de Cordillera, hecho que fue atribuido por algunos de los coordinadores del evento a la intensa lluvia caída en la tarde del miércoles.

Por su parte, Sonia Ledesma, quien ofertaba sombreros y pañoletas, dijo que este año no le fue muy bien y que espera tener mejor suerte con las ventas el año próximo.

Entre los más visitados también figuran los puestos de ventas de comida, como los "chipa", el popular pan paraguayo de almidón de mandioca y queso.

Las fiestas bailables también fueron puntos de encuentro masivo, principalmente de los jóvenes.

"Yo vengo a bailar, a divertirme, eso no quiere decir que le esté faltando el respeto a las demás personas que vienen a misa. Cada quien ocupa su tiempo como mejor le parezca", expresó Rosana Arrúa, quien se trasladó hasta Caacupé desde el municipio de Fernando de la Mora, aledaño a Asunción, para asistir a una fiesta.

Como cada año, las homilías del novenario estuvieron marcadas por duras críticas a las gestiones de los políticos de turno, que, según Giménez, "solo saben pedir votos".

El presidente Fernando Lugo, exobispo católico y cuyo desempeño fue cuestionado en varias oportunidades por los obispos, asistió este año en dos ocasiones al novenario, pero no concurrió a la misa central de este jueves, según algunos medios de prensa locales, para evitar los reproches de los prelados.

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