China asegura tener "buena voluntad para mejorar la relación con el Vaticano"

  • El Gobierno chino aseguró hoy que "tiene buena voluntad para mejorar la relación con el Vaticano" y que sigue "haciendo esfuerzos para lograr esta meta", después de que el papa Francisco asegurara a su marcha de Corea del Sur que visitaría China "mañana mismo".

Pekín, 19 ago.- El Gobierno chino aseguró hoy que "tiene buena voluntad para mejorar la relación con el Vaticano" y que sigue "haciendo esfuerzos para lograr esta meta", después de que el papa Francisco asegurara a su marcha de Corea del Sur que visitaría China "mañana mismo".

"Queremos tener un diálogo constructivo con el Vaticano y promover la mejora de las relaciones bilaterales", dijo también la portavoz de Asuntos Exteriores china, Hua Chunying, en un comunicado enviado a Efe tras preguntar a ese Ministerio si la potencia asiática estaría dispuesta a recibir al pontífice.

Sin responder de forma explícita, Hua subrayó que "el Gobierno chino respeta y protege de acuerdo a la ley la libertad religiosa de los ciudadanos, y apoya a la población de esa comunidad (católica) que desarrolle un rol positivo en la promoción económica y social".

"China apoya a la Iglesia Católica de China, y la anima a seguir la historia y tradición de acuerdo con el principio de independencia, así como a que realice actividades normales que impulsen el desarrollo", añade en el texto.

El papa Francisco aseguró ayer que viajaría a China "mañana mismo", al ser preguntado por los periodistas que viajaban con él en el avión de regreso de su viaje a Corea del Sur sobre si le gustaría visitar ese país, con el que el Vaticano no mantiene relaciones diplomáticas.

En China existen entre 8 y 12 millones de católicos, según datos del Vaticano, divididos entre los pertenecientes a la Iglesia oficial ("Patriótica") -controlada por el Gobierno comunista- y la clandestina, en comunión con Roma y perseguida por Pekín.

El Vaticano y China no mantienen relaciones diplomáticas desde 1951, después de que Pío XII excomulgara a dos obispos designados por el Gobierno chino, que a su vez expulsó al nuncio apostólico, quien se estableció en la isla de Taiwán.

Para reanudar las relaciones diplomáticas, Pekín exige que el Vaticano rompa previamente con Taiwán y no "interfiera" en los asuntos internos chinos.

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