Mil euros al mes por apuntalar el progreso 

Rosa, científica: "Si abandono ahora no podré volver, pero ya no tengo fuerzas"

La protesta 'Sin Ciencia No Hay Futuro' se ha hecho eco de historias como la de esta biotecnóloga granaína que, a sus 44 años, sigue soportando la losa de la precariedad.

Rosa, científica: "Si abandono ahora no podré volver, pero ya no tengo fuerzas"
Rosa, científica: "Si abandono ahora no podré volver, pero ya no tengo fuerzas"
La Información

A las 12:00 horas de este miércoles, los investigadores españoles rompieron su silencio. Lo hicieron sin pancartas ni piquetes callejeros, bajo un lema que no admitía réplica: 'Sin Ciencia No Hay Futuro'. Rosa fue una de esas historias resumidas en 280 caracteres. "No descarto abandonar la carrera científica", comenzaba su mensaje, "Son muchos años luchando por algo que creo y dicen que merezco, pero no llega. En ocasiones mi situación ha sido peor que cuando empecé. El tiempo pasa". La biotecnóloga ha pasado por cuatro mudanzas y ha sobrevivido a más de veinte años de persecución, detrás de un sueño y un contrato estable. "Sé que si te bajas de este mundo es prácticamente imposible volver a subir.... pero me empiezan a fallar las fuerzas", comparte con La Información. Una pregunta retórica cerraba el tuit, como el epitafio de toda la Ciencia: "¿Para qué?"

Cada mañana desde hace meses, un país atiborrado de inmediatez enciende la televisión esperando ese 'eureka' que convierta en realidad la promesa de una vacuna. Mientras tanto, buena parte de los encargados de cantar victoria viven en la cuerda floja. Las plazas fijas están contadas, por lo que muchos investigadores se ven obligados a encadenar contratos con cargo a proyecto, o lo que es lo mismo, con fecha de caducidad. Los plazos no suelen superar el año. La modalidad oficial es la de contratación por 'obra y servicio', donde el vínculo acaba en el momento en que el científico entrega su último informe. El éxito del proyecto es también la vuelta del investigador a la cola del SEPE

"He llegado a cobrar 1.100€ al mes por doce horas al día y fines de semana"

"Es duro estar siempre preocupada por cuándo termina el contrato y qué vendrá después", comparte la científica "Sientes la presión de tener que demostrar a cada instante lo que vales, compitiendo por algo que no sé si algún día llegará". La temporalidad es una losa y la precariedad, la puntilla. "La retribución de cada contrato con cargo a proyecto es diferente, porque hay una horquilla que varía en función del presupuesto con que se le dota a cada estudio", cuenta Rosa, "Yo he llegado a cobrar recientemente 1.100 euros netos al mes".  Una nómina mileurista y temporal que, según apunta, incluía trabajar "doce horas al día, fines de semana y jornadas de vacaciones... porque las plantas no entienden de festivos"

¿Cuánto vale un científico?

"La Ciencia genera mucha frustración y esta, muchas veces, nos impide ver el sentido a tanto sacrificio". El sueldo de estos profesionales es difícil de cuantificar: "No nos pagan más por ser más productivos". Entonces, ¿cuánto vale un especialista? No hay una respuesta certera para esta pregunta, pero sí un método popularmente aceptado que recibe el nombre de 'índice h'. La ecuación fue propuesta en 2005 por el físico Jorge Hirsch, de la Universidad de California, y logró simplificar la tasación de la calidad profesional de los científicos, en base a la cantidad de citas que hubieran recibido los artículos académicos de los investigadores. El atajo para una pregunta sin respuesta, dota al modelo de un rasgo especialmente cruel: la hipercompetitividad.

"Si queremos estabilizarnos, conseguir algo duradero, debemos tener un gran currículum y firmar muchas publicaciones antes de que otros te quiten la investigación". No todo está tasado. "Además de investigar, nuestras horas se van en burocracia, revisión de artículos de otros investigadores... nada de esto está remunerado y nos resta mucho tiempo". Lleva años escuchando que, con la carrera, emprendió una carrera de fondo: "Te repiten que hay que perseverar, está bien... pero si no hay financiación ¿cómo aguantamos?"

"Es una profesión totalmente vocacional, pero no podemos descuidar otros aspectos de nuestra vida por tener que demostrar constantemente nuestra valía". La paradoja es sangrante: más currículum requiere más años y más años restan posibilidades de contratación. Por momentos, la investigadora deja de ver la luz al final del túnel: "No parece que vaya a haber más dinero destinado a ciencia, el proyecto en el que estoy contratada ahora mismo llegará a su fin y mis posibilidades de continuar cada vez son menores". 

"Empecé como 'fantasma' en el CSIC, sin contrato ni sueldo ni seguro... nada"

A Rosa, como a la mayoría de los científicos, la vocación le llegó pronto y sin avisar. Se licenció en Biología y es doctora en Bioquímica y Biología Molecular. "Aterricé en cuarto de carrera en el mundo laboral, con mi entrada en el CSIC como 'fantasma', sin sueldo, ni contrato, ni seguro, nada". Durante dos años se presentó a diario en la agencia gubernamental, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. "Seguí acudiendo cuando no tenía clase. Me enganchó la investigación, las técnicas y el equipamiento. Todo era muy distinto a lo que veíamos en las prácticas de universidad". Entró en contacto con el mundo real y le gustó.

Coincidió con el cambio de siglo, entre 1998 y el 2000. "Entonces no era tan complicado sacar una plaza, incluso había más puestos que candidatos". Pensó en prepararse la oposición, pero sonó el teléfono y siguió en el CSIC, con fines de semana y vacaciones incluidas. El primer paso para la tesis que le valdría el Premio Nacional de Investigación en Relaciones Hídricas de la Sociedad Española, fue un fallo que le ha dejado una bonita anécdota. "Me fijé en que había unas macetas demasiado secas, pensé que alguien no había podido regarlas y lo hice yo", relata, "Se trataba de un experimento de sequía en plantas... y yo lo eché a perder. El investigador responsable me llamó un tiempo después con una beca en la mano. Quería que hiciera la tesis con él".

El citado galardón es el reconocimiento que se otorga a la mejor tesis de ese campo cada dos años. "Demuestra que mi tesis fue un trabajo influyente y relevante. Aparte de eso, poco más". Ahora, Rosa acumula 15 años de investigación postdoctoral: "Pese a la  experiencia que me avala, algunas de mis últimas nóminas reflejaban un salario que ha llegado a ser inferior al que ingresaba hace diez años". La ausencia de plazas fijas condenan al científico a la temporalidad: "No hay una figura que estabilice a los postdoctorandos senior". Esta laguna no es igual en todo el mundo. En solo una década, entre 2007 y 2017, 87.000 titulados superiores salieron de España para trabajar en otros países de Europa. 

Mil euros al mes para apuntalar el progreso

El proyecto en el que se encuentra inmersa Rosa no busca la vacuna de la Covid, pero también puede salvar vidas. "Trabajamos muy estrechamente con las empresas que comercializan semillas. Optimizamos, gracias a las técnicas de cultivo in vitro, la producción de estas semillas, rebajando los tiempos de varios años a solo unos meses". Dicho de otro modo, "somos capaces de desarrollar una planta partiendo solo de la célula que dará el polen, como si un hombre tuviera un hijo sin participar una mujer". Parece ciencia ficción, pero 'solo' es ciencia. El proyecto toca a su fin y, con él, la estabilidad de Rosa.

La rapidez con la que se han ampliado presupuestos para estrechar el cerco sobre el coronavirus son la excepción. La Ciencia no avanza a empujones. En la última década, en España ha bajado la cantidad presupuestada para I+D+i. Según datos de la Fundación Cotec, las partidas presupuestarias se han rebajado en entre 2008 y 2018 en un 32 %, mientras que la partida ejecutada se ha desplomado más de un 60%. Quizá los padres españoles entonaron demasiado pronto el "estudia Ciencias, hijo, que de las Letras no se vive". El caso de Rosa es un grano de arena en el desierto. La investigadora lleva años caminando a oscuras con las manos extendidas, intentando adivinar si, tras  cada nuevo éxito, habría un nuevo contrato. "Esta es mi vocación, es lo que he hecho siempre... aguantaré lo que pueda".

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