Científicos prueban el efecto positivo en el ecosistema de especies foráneas

  • Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo ha publicado un artículo en el que prueban que las especies foráneas pueden contribuir de manera positiva en ciertos ecosistemas, a pesar de que tradicionalmente son vistas como una amenaza para la conservación de la biodiversidad.

Oviedo, 6 may.- Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo ha publicado un artículo en el que prueban que las especies foráneas pueden contribuir de manera positiva en ciertos ecosistemas, a pesar de que tradicionalmente son vistas como una amenaza para la conservación de la biodiversidad.

El artículo, publicado en la prestigiosa revista Journal of Animal Ecology, demuestra que aves foráneas como zorzales y mirlos propician la regeneración de los bosques autóctonos en Nueva Zelanda, según ha informado la Universidad en un comunicado.

El trabajo cuestiona la tesis generalizada de que las especies exóticas son siempre invasoras y tienen un efecto negativo en los ecosistemas.

Los científicos de la institución académica de Oviedo han contado, para la realización del estudio, con la colaboración de expertos de la Universidad de Canterbury, se explica en el comunicado.

Durante cuatro meses los investigadores observaron aves comiendo frutos carnosos de plantas nativas en bosques de la Isla Norte y la Isla Sur en Nueva Zelanda, y los datos obtenidos se analizaron mediante una técnica que representa las interacciones ecológicas entre aves y plantas a modo de redes sociales.

Según el estudio, en los bosques donde los mirlos y los zorzales son abundantes, éstos se muestran capaces de comer prácticamente cualquier fruto que encuentran a su disposición.

De este modo, la mayoría de los árboles de fruto carnoso, que son los dominantes en los bosques neozelandeses, ven diseminadas sus semillas, y continúan su ciclo natural de regeneración, a pesar del declive de sus dispersoras nativas.

Sin estas aves foráneas, según los investigadores, muchos de los frutos simplemente caerían al suelo y sus semillas probablemente morirían atacadas por hongos o depredadores.

Mostrar comentarios