Cisjordania vive con tibieza las horas previas al reconocimiento en la ONU

  • Cisjordania vive hoy con tibieza las horas previas al previsible reconocimiento de Palestina como Estado observador por parte de la Asamblea General de la ONU, que se votará durante esta madrugada local A diferencia del año pasado, en que la fallida petición al Consejo de Seguridad de pertenencia plena unió a los cisjordanos con su liderazgo, en esta ocasión se percibe una mayor distancia entre la indiferencia de la calle y la satisfacción en los despachos oficiales por el previsiblemente ab

Antonio Pita

Ramala, 29 nov.- Cisjordania vive hoy con tibieza las horas previas al previsible reconocimiento de Palestina como Estado observador por parte de la Asamblea General de la ONU, que se votará durante esta madrugada local

A diferencia del año pasado, en que la fallida petición al Consejo de Seguridad de pertenencia plena unió a los cisjordanos con su liderazgo, en esta ocasión se percibe una mayor distancia entre la indiferencia de la calle y la satisfacción en los despachos oficiales por el previsiblemente abrumador apoyo a la iniciativa.

Ramala vive la jornada con una mezcla de alegría y escepticismo, consciente tanto del valor simbólico y legal para Palestina de convertirse sobre el papel en Estado, como de la ínfima influencia que tendrá en su día a día de controles militares israelíes, asentamientos judíos y barrera de separación.

Apenas medio millar de personas, en su mayoría varones de mediana edad, asistieron este mediodía en la Plaza Arafat de Ramala a un acto en apoyo a la admisión de Palestina como Estado observador, que estuvo aderezado con canciones nacionalistas.

Dirigentes políticos de los movimientos Al Fatah, que lidera el presidente palestino, Mahmud Abás; Hamás, Yihad Islámica y Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) escenificaron sobre el estrado el apoyo unánime de las facciones a la solicitud, que mejoraría el estatus de Palestina en Naciones Unidas del actual "entidad observadora" a "Estado observador no miembro".

Los asistentes enarbolaban banderas palestinas y del movimiento nacionalista Al Fatah, mientras en el escenario un gran cartel rezaba "Estado de Palestina ONU" sobre una imagen de Jerusalén con los rostros de Abás y del histórico "rais" Yaser Arafat.

Uno de ellos es Mohamed Suleiman, trabajador del Ministerio palestino de Exteriores, cien por cien convencido de las bondades de la iniciativa.

"Hoy se abre el camino hacia un Estado palestino independiente. Estamos en un día histórico a partir del cual Israel tendrá que tratar a Palestina por primera vez como un Estado bajo ocupación", declara con cuidada retórica.

A pocos metros, la portavoz del Gobierno palestino, Nur Odeh, subrayaba que "Palestina va a tener por primera vez el poder de usar los mecanismos del derecho internacional, la comunidad internacional y el sistema de la ONU para poder avanzar en esos derechos para establecer el Estado de Palestina".

Palestina obtendrá un estatus similar al del Vaticano, que le permitiría el acceso a varias agencias de Naciones Unidas y a tribunales internacionales como la Corte Penal Internacional.

El entusiasmo oficial contrasta con el escepticismo en las calles, como si la esperada victoria por goleada restase emoción y espectadores al encuentro, en vez de alimentar el espíritu nacional de un pueblo sin Estado.

"Tener un Estado sobre el papel es muy importante. Lo digo con el corazón en la mano. Pero esta cosa de la ONU es un poco débil... El muro del apartheid, los asentamientos, los bombardeos de Gaza, como la semana pasada... todo eso no va a desaparecer", señala Naha, nacida en Nablus hace 42 años y funcionaria en Ramala.

Naha cree que la gente está "mucho menos motivada" que en septiembre de 2011, cuando los palestinos iban a por todas (el estatus de Estado de pleno derecho) en el Consejo de Seguridad, porque "se ha perdido el impulso de la novedad".

Entre los poco entusiasmados también figura Yunes, de 62 años y rostro arrugado, que vende pan con sésamo y falafel a los transeúntes de la concurrida plaza Al Manara, corazón de la urbe.

"La idea del presidente está bien, pero mañana, cuando seamos un Estado, yo volveré a la plaza y pasaré todo el día para sacar los mismos pocos shekels de todos los días", asegura ataviado con una "kufiya", el tradicional pañuelo palestino que Arafat popularizó en todo el mundo.

Otras ciudades cisjordanas albergan hoy eventos de celebración, como marchas de miembros de la organización juvenil "boy scouts" y actuaciones musicales.

En la cristiana Beit Yala, próxima a Belén, unos 4.000 alumnos de la escuela luterana Talita Kumi recorrerán las calles con un libro que han preparado para recordar al presidente de EEUU, Barack Obama, la situación de los palestinos.

Los actos alcanzarán su máximo apogeo alrededor de las 23.00, hora local (21.00 GMT), cuando el presidente Abás tiene previsto pronunciar ante la Asamblea General un discurso que será transmitido en directo en grandes pantallas ubicadas en las principales plazas de Cisjordania.

Como peculiaridad, en Belén el discurso será proyectado sobre el muro de hormigón que Israel construye en Cisjordania desde 2003.

La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) también ha convocado eventos festivos en Gaza, gobernada por los islamistas de Hamás, y en Jerusalén Este, donde viven unos 250.000 palestinos, pero en esta última ciudad -que los palestinos reclaman como capital de su futuro Estado- no se han revelado los detalles para impedir que las autoridades israelíes los clausuren.

Pasada la medianoche, cuando se produzca el reconocimiento, repicarán en toda Cisjordania las campanas de las iglesias.

En Israel, que tras meses de amenazas hiperbólicas se prepara a una reacción resignada a la incontrolable derrota, el primer ministro Benjamín Netanyahu aseguró hoy que "no se establecerá un Estado palestino sin que Israel sea reconocido como el Estado del pueblo judío", independientemente de "cuántos dedos sean alzados" hoy en la Asamblea General.

Mostrar comentarios