Civiles y rebeldes heridos en Siria reciben tratamiento en Israel

  • Los hospitales del norte de Israel no dejan de recibir heridos de la guerra civil en Siria, en su mayoría milicianos de grupos rebeldes y civiles que cruzan la frontera en busca de asistencia médica.

Nuha Musleh y Elías L. Benarroch

Safed (Israel), 17 sep.- Los hospitales del norte de Israel no dejan de recibir heridos de la guerra civil en Siria, en su mayoría milicianos de grupos rebeldes y civiles que cruzan la frontera en busca de asistencia médica.

"Nosotros no sabemos de dónde vienen ni a dónde van", dijo a Efe Yael Shavit, portavoz del hospital Ziv de Safed, en la Galilea Superior, que ha atendido en los últimos cinco meses a un centenar de víctimas.

Se trata del principal centro civil de asistencia médica al que son trasladadas las víctimas que consiguen cruzar la otrora infranqueable frontera de los Altos del Golán, que Israel ocupó en 1967 y durante cuarenta años completamente cerrada.

Junto a la cerca fronteriza, en la parte norte de la meseta, el Ejército israelí cuenta desde principios de año con un hospital de campaña y su actividad la realiza en la más absoluta discreción.

Consultados por Efe, portavoces y altos mandos militares declinaron hacer comentarios y dejaron implícito que "la orden viene de arriba", a pesar de que trasladan los casos más graves al hospital Ziv, donde los heridos ingresan sin restricciones.

"El Ejército nos los trae. No sabemos si llegan primero al hospital de campaña o no. Desde luego pasan algún tipo de clasificación médica porque muchos vienen con diagnósticos escritos", explicó Shavit, que destacó que el personal médico no hace preguntas sobre la identidad ni origen de los pacientes.

Israel y Siria están en estado de no beligerancia desde los acuerdos de 1974 que pusieron fin a la Guerra del Yom Kipur, pero la calma de cuatro décadas se ve rota de tanto en tanto por choques esporádicos colaterales al conflicto sirio.

La divisoria únicamente se abría una vez al año para permitir cruzar al lado sirio a novias drusas con la mediación de la ONU, y en años recientes para la exportación de manzanas del Golán a Siria.

Aviones israelíes han atacado objetivos en Siria en varias ocasiones para impedir el tráfico de armas a la milicia libanesa Hizbulá, según informaciones de medios internacionales, que el Gobierno israelí no confirma ni desmiente.

El presidente sirio, Bachar Al Asad, ha advertido de una "guerra regional", en aparente alusión a Israel, en caso de que su país sea atacado por EEUU, opción aún abierta si no llega a buen puerto el acuerdo para la destrucción del arsenal químico de Damasco.

Los hospitales israelíes de Naharía, próximo a la frontera con el Líbano, y el Rambam de Haifa, también recibieron heridos sirios.

En el de Safed, la mayoría de los ingresados son hombres con heridas típicas de guerra -traumatismos por disparos, bombas y, en muchos casos, con extremidades destrozadas- que requieren cirugía avanzada.

Uno de ellos, de 22 años y cuyo abuelo nació en Safed, dijo a Efe que resulta "irónico" regresar al lugar de sus antepasados, "aunque sea como herido".

El joven, de los alrededores de Damasco y que no quiso revelar su identidad, contó que un proyectil de artillería cayó en medio de una multitud en un mercado y le causó heridas graves.

Aunque no es su caso, la mayoría de los ingresados se reponen bajo vigilancia de los organismos de seguridad, aparentemente al tratarse de milicianos.

Medios locales informaron de que a uno le descubrieron una granada en el bolsillo del pantalón minutos antes de una operación.

En Safed el tratamiento que reciben va más allá del aspecto médico, y los facultativos se han movilizado para conseguirles ropa, medicamentos y artículos de primera necesidad, antes de ser devueltos al Ejército.

"Ellos los trasladan no sabemos a dónde o con la ayuda de quién", destacó la portavoz hospitalaria, aludiendo a que el estamento de Defensa israelí mantiene un mutismo absoluto no sólo sobre el origen de los pacientes, sino también en la forma en que llegan a los centros médicos y cómo son devueltos a su país.

Los heridos tampoco parecen demasiado interesados en que se sepa dónde han estado.

"No puedo regresar a mi aldea y decir que los israelíes me trataron. Con todo mi agradecimiento, no podré hablar de ello porque el régimen me mataría", se justificó Fares, de 21 años y natural de una aldea en la periferia de Damasco.

Dice que fue trasladado a Israel inconsciente con heridas de bala en una pierna, y la mayoría rehúsa revelar cómo alcanza la frontera en medio de los combates en la zona de la meseta bajo control sirio.

De Dara, a sólo unas decenas de kilómetros del Golán, es oriundo un herido de 28 años que ingresó en Safed tras haber perdido un ojo.

"La situación allí era caótica, estaba siendo bombardeada severamente", relató sobre el escenario que dejó atrás.

De la misma zona son una mujer y su hija de 8 años, ingresadas con heridas en las piernas.

"Estoy muy agradecida a los israelíes pero cuando regrese no podré hablar de dónde estuve, ni de la amabilidad de los médicos y enfermeros", señaló la mujer.

En medio del continuo goteo de heridos, las únicas quejas son las del hospital, obligado a financiar los tratamientos con su propio presupuesto porque el Gobierno israelí aún no ha decidido cómo abordar esta crisis humanitaria sin verse arrastrado a un conflicto del que trata de mantenerse al margen.

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