Cómo dejar de depender de la compañía eléctrica al encender la luz

  • El Gobierno ultima el Real Decreto que abre la puerta al autoconsumo de energía eléctrica en los hogares.
Sara Acosta

Resulta imposible saber de dónde procede la energía eléctrica que consumen los hogares cuando alguien enciende una luz o activa la lavadora. En el mix energético actual se mezclan la nuclear, siempre constante, la energía eólica, la solar, la hidráulica, etc., y así hasta completar las fuentes de energía disponibles. En este sistema, el consumidor no participa en la generación de la electricidad que consume. Pero el auge de las energías renovables, que ya suponen el 25% de la energía eléctrica que se genera en España, está cambiando las piezas del puzle.

La Comisión Europea ultima la revisión del Real Decreto que prepara el Gobierno y que regula la generación eléctrica en régimen especial. La norma prevé que, a partir del primer semestre de 2011, cuando está prevista su entrada en vigor, aquellas viviendas que tengan incorporado un panel fotovoltaico o una minicentral eólica, puedan no sólo vender la electricidad que generan a la red, sino destinarla para el propio consumo.

Hasta ahora, cuando una vivienda instala paneles solares fotovoltaicos sobre su tejado, está obligada a vender toda la energía eléctrica que genera al sistema eléctrico. La nueva ley permitirá la creación de una red interna, propia para la vivienda, lo que abre la puerta a prescindir en un futuro de la compañía eléctrica. Una vivienda unifamiliar puede generar hasta el 80% de la energía solar fotovoltaica que produce.

Democracia eléctrica

La norma es sólo el paso técnico. A partir de ahí, debe articularse todo un entramado de medidas para apuntalar la democracia energética que se perfila y de la que depende el futuro del sector fotovoltaico en España. Entre los flecos pendientes debe aclararse el sistema de retribución de aquellas viviendas que se conviertan en generadoras de electricidad. Uno de los sistemas que se barajan es la medición neta de energía, es decir, una especie de sistema de créditos energéticos por el que por cada MW vertido a la red, la vivienda se ahorra 1MW de pago al sistema eléctrico. Sin primas ni subvenciones, y al margen de los precios que marca el mercado eléctrico.

La medida devuelve hace protagonista al usuario de su propio consumo y lo convierte de alguna manera en empresario energético. Por ello, desde los organismos medioambientales como la Fundación Tierra se pide una tarifa fija que evite al propietario de las placas solares cualquier trámite burocrático. A largo plazo, se espera que una placa solar fotovoltaica se convierta en un electrodoméstico más, que al enchufarlo funcione sin que su propietario tenga que ocuparse de cuánto recibe por su uso ni a qué tipo de imposición se aplica.

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