Cómo prevenir la obesidad infantil importada de EEUU

  • Belén Escudero.

Belén Escudero.

Madrid, 12 nov.- Los pediatras están intentando combatir la elevada tasa de obesidad infantil en España, que afecta a un 40 por ciento de los niños y que comenzó a ser preocupante hace veinte años, cuando el país mejoró económicamente y las familias cambiaron sus hábitos de alimentación, muchos de ellos imitación de Estados Unidos.

Esa es una de las patas de la banqueta de la obesidad, la alimentación, pero hay otras tres en las que hay que incidir para volver a los índices que manteníamos respecto a los niños hace dos décadas: el ejercicio y el tiempo libre.

El doctor José Manuel Moreno, miembro del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP), ha explicado a Efe las causas de que el 26 por ciento de los niños de 6 a 9 años tengan sobrepeso y que el 19,1 sea obeso, pero además ha expuesto las medidas que se deben adoptar para frenar la que se denomina ya como la epidemia del siglo XXI.

Estos porcentajes son similares a los de hace diez años, cuando las familias ya habían cambiado, y mucho, los hábitos de alimentación que estaban muy arraigados en nuestro país. Cambiamos nuestra dieta en la medida que disponíamos de más dinero, y "desgraciada y curiosamente" lo hicimos a peor, según Moreno.

Pero a esos cambios, que se iniciaron hace dos décadas, se unieron otros en la actividad física y en la forma de ocupar el tiempo libre que no estaba basada en el ejercicio físico.

Los niños bajaron el consumo de verduras, legumbres, hortalizas, pan, patatas y cereales, y subieron sobre todo el de la carne, el de las bebidas azucaradas y los lácteos, las proteínas en general.

Un patrón que tendrían que olvidar los padres, que deberían volver a consumir más estos productos que dejaron de poner en los platos, muchas veces por comodidad.

¿Por qué no les gustan a los niños las verduras? "A veces le hemos dado mala prensa, cuando le dices al niño ¡si te comes la verdura, te doy este premio! pues el niño te dice: algo malo tiene esto si me va a dar un premio porque me lo coma", comenta el especialista, quien ha insistido en que hemos rodeado a este plato "de demasiado misterio negativo, cuando debe ser parte de la normalidad".

Pero, además, habría que preparar estos alimentos que de primeras pueden rechazar los niños de una forma más atractiva. "Darles una sopa Juliana en vez de unas espinacas, o una ensalada con muchos colores", apostilla.

Los padres deben seguir las pirámides de la alimentación ya conocidas, las que tienen como base de la alimentación los cereales, pasta, verdura, hortalizas y fruta; en el segundo nivel a la carne, pescado y los lácteos, y arriba de la tabla, y ocasionalmente, productos de bollería, embutidos y chucherías.

Y si puede seguir esa pirámide con toda la familia, mejor que mejor, tal y como lo evidencian los últimos estudios que señalan que los adolescentes que comen con la familia varias veces a la semana tienen menores índices de obesidad.

La familia tiene que cambiar los hábitos alimenticios, pero también "dejar el sillón" para que los niños y sus padres hagan más cosas, paseen, para que ocupen su tiempo libre, no sólo viendo la televisión o al frente de un teléfono móvil de nueva generación chateando.

Antes, se iba al colegio andando, los niños iban también andando a hacer cualquier recado, salían al parque, jugaban con sus amigos en la calle y su cuerpo gastaba más calorías, unas costumbres que se han perdido en buena medida y que parece que también están en la base de la obesidad.

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