Compañera de celda de Rousseff dice que golpe puso fin a era de felicidad

  • Rose Nogueira, titular del grupo "Tortura Nunca Más" en Sao Paulo y compañera de celda durante la dictadura de la actual presidenta brasileña, Dilma Rousseff, asegura que el golpe militar del 1 de abril de 1964, del que se cumplen 50 años, supuso el fin de un "periodo de felicidad" en Brasil.

Pablo Giuliano

Sao Paulo, 25 mar.- Rose Nogueira, titular del grupo "Tortura Nunca Más" en Sao Paulo y compañera de celda durante la dictadura de la actual presidenta brasileña, Dilma Rousseff, asegura que el golpe militar del 1 de abril de 1964, del que se cumplen 50 años, supuso el fin de un "periodo de felicidad" en Brasil.

"El país que intentaron perpetuar con el golpe cívico militar fue el del síndrome de un país con la autoestima baja, el de la pobreza y del analfabetismo y de una educación de baja calidad que hasta hoy Brasil sufre", dijo Nogueira en una entrevista con Efe, sentada en la sala de su casa en el barrio de Sumaré, en Sao Paulo.

El golpe de Estado derribó al presidente constitucional Joao Goulart, fallecido en el exilio argentino en 1976, y dio inicio a una dictadura de 21 años.

El apoyo civil al derrocamiento de "Jango" Goulart, según Nogueira, fue el objetivo de la llamada Marcha de la Familia del 16 de marzo de 1964, cuando un número indeterminado de personas exigió una intervención militar para impedir la llegada del comunismo.

La Iglesia Católica, sostuvo Nogueira, "tiene que ver con ese movimiento, las grandes familias de este país, los descendientes de la elite cafetera dieron apoyo al golpe. Sectores de la industria, como muestran documentos, se reunían para ayudar al golpe".

"Goulart había aumentado el salario mínimo, elevado el presupuesto educativo para erradicar el analfabetismo e instaurado el décimo-tercer salario (prima salarial) para los trabajadores formales", subrayó.

El Brasil que se estremeció con el golpe de 1964 "era capaz de meterle miedo" a los poderes establecidos.

"Veníamos de la creación de Brasilia en tiempo récord con el presidente Juscelino Kubitschek, de la creación para el mundo de la bossa nova, el teatro independiente, los centros populares de cultura (CPC) y las reformas de base que proponía Goulart", relató.

De acuerdo con la activista, eso era "algo que siempre preocupó a los EEUU en un escenario de Guerra Fría. Brasil incomodaba".

"La efervescencia cultural, pese al golpe, se mantuvo mediante la televisión, con los concursos de música, donde aparecen las canciones de protesta y personajes como Caetano Veloso, Gilberto Gil, Nara Leao, Chico Buarque y los Mutantes", recordó.

En ese marco, Nogueira se sumó como simpatizante a la Alianza Libertadora Nacional del líder guerrillero Carlos Marighella, uno de los más emblemáticos actores de la resistencia al régimen.

En su casa, mientras ella estaba embarazada, había reuniones de militantes de izquierda para reaccionar a la dictadura porque, en su opinión, "la lucha armada la ejercía la dictadura, matando brasileños, lo otro fue la resistencia a todo eso".

Nogueira fue apresada mientras amamantaba a su hijo de un mes y medio en noviembre de 1968. El bebé fue llevado con los abuelos y ella fue a parar al Departamento del Orden Político y Social (DOPS), donde pasó por un duro interrogatorio. Luego, terminó siendo trasladada al Presidio Tiradentes de la zona central de Sao Paulo.

Allí llegó a inicios de 1970 una militante del grupo Vanguardia Armada Revolucionaria (VAR)-Palmares llamada Dilma Rousseff.

"Dilma era alta, muy culta y muy estudiosa. Enseguida preguntó si había libros. Discutíamos en ronda las noticias cuando dejaban entrar algún periódico. Dilma fue una de las mejor preparadas de nuestra generación; tiene la noción de que un Brasil justo es más grande que un sueño de juventud", recordó la expresa política.

Rousseff estuvo detenida casi tres años, lapso en el que sufrió 22 días seguidos de torturas.

Uno de los dilemas de la resistencia al régimen fue el Mundial de fútbol de 1970, ganado por Brasil, ya que era usado como bandera de unificación nacional por el dictador Emilio Garrastazú Médici.

"Recién aparecían las tv portátiles y gracias a los guardianes tuvimos una. Al principio debatíamos si podíamos hinchar para un equipo que era usado por la dictadura. Pero hinchamos a favor, es imposible hinchar en contra de Brasil, era lo que quería el régimen", contó.

Para Nogueira, "ellos (los del régimen militar que gobernaron hasta 1985) entregaron el país a Estados Unidos y nosotros hinchábamos por Brasil en prisión".

Ahora, 50 años después, los organismos de derechos humanos se posicionan a favor de la derogación de la Ley de Amnistía de 1979 que el propio régimen dictó para evitar abrir procesos contra los autores de crímenes contra la humanidad.

Nogueira confía en que el trabajo de la Comisión de la Verdad pueda abrir el camino político para iniciar juicios contra los autores de los crímenes.

"Estamos caminando -evaluó- hacia la justicia de transición: memoria, verdad, justicia y reparación. Ocurre que Brasil camina diferente que algunos otros países, por ser continental, Brasil es grande y lento".

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