Estados Unidos se sumará al fondo de 100.000 millones de euros de ayuda financiera propuesto por la Unión Europea a partir de 2020, siempre que los países destinatarios ofrezcan transparencia sobre sus emisiones y el uso que darán a tan enorme presupuesto. "Un total de 100.000 millones de dólares es mucho dinero. Lo vemos apropiado, pero sin transparencia será imposible alcanzar un acuerdo", advirtió Clinton durante una comparecencia ante los medios.
Pero China ya ha advertido de que no ofrecerá detalles sobre un asunto que considera estratégico para su desarrollo económico. Y Estados Unidos advierte: "En el acuerdo debemos estar todos juntos. China es el primer emisor y la segunda economía del mundo". Así ha dejado Clinton la presión de la negociación sobre el país asiático. Preguntada sobre si el presidente estadounidense, Barak Obama, aparecerá en Copenhague, Clinton ha dejado la puerta abierta a la duda: "Vendrá si hay algo por lo que venir", es decir, si los Gobiernos ya tienen un tratado sobre la mesa que sólo haya que firmar.
Para el secretario ejecutivo de la cumbre, Yvo de Boer, las negociaciones han recuperado el ritmo. Las delegaciones nacionales, atrincheradas en la sesión plenaria ponen y quitan comillas a los dos textos con los que trabajan y que son la herencia de la hoja de ruta heredada de Bali, en diciembre de 2007. Sin embargo, no habrá acuerdo vinculante. De Copenhague saldrá un acuerdo político más o menos ambicioso, depende de las próximas horas.
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