La amenaza tras el brote

Enfermos crónicos 'invadirán' la Sanidad tras el Covid: "El tapón será tremendo"

Sala espera Urgencias
Sala espera Urgencias
EFE

Las UCIs españolas han vuelto a coger aire. El pico ha quedado atrás y ahora toca trabajar doblegar a la curva lo antes posible... pero esta no será la última batalla. Los sanitarios son conscientes de que existe una amenaza latente que eclosionará cuando el coronavirus sea cosa del pasado."El tapón que se va a generar va a ser tremendo", anticipa el doctor José Ávila, médico de Familia en el Centro de Salud Santa Isabel de Leganés, quien explica que, en todos los niveles asistenciales, el 90% de la atención hace tiempo que se reserva al 'bicho'. Esto ha arrastrado a los enfermos crónicos a un segundo plano, lo que dificulta su seguimiento -"La atención telefónica es un apagafuegos"- y podría acarrearles complicaciones que, en otras circunstancias, se habrían evitado. 

El profesional, investigador en el Grupo de Nuevas Tecnologías de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria (SoMaMFyC), explica que se van a producir hasta cuatro oleadas diferentes que supondrán un nuevo reto, sobre todo, para las Urgencias y la Atención Primaria, que son los que "acabarán absorbiendo" esas consultas pospuestas por la pandemia y sus consecuencias. "Probablemente se tengan que acoplar agendas, organizarse de otro modo, porque la carga asistencial no va a aligerarse tan fácilmente cuando la pandemia pase", explica el especialista.

Hace días que las cifras no dan lugar a grandes sobresaltos. La pasada semana terminó con un leve repunte en el número de muertes, después de tres jornadas de caídas. La mañana del domingo se contabilizaron más de un centenar de fallecidos por encima de los registrados el día anterior. El cambio no afectó al balance de contagios, que reflejó 663 positivos menos que el sábado, consolidando una tendencia a la baja que se ha mantenido desde el 25 de marzo y se ha agudizado a partir de abril. Los números apuntalan la previsión de que el 'plan de desescalada' se activará más pronto que tarde: el domingo, los ingresos apenas crecieron un 2%, un 1% si se habla de las UCI. Pero hay un dato que sigue siendo demoledor.

El sistema sanitario trata de tomar aliento, pero el aumento de las bajas de sus profesionales es un palo en las ruedas. Al menos 23 médicos han fallecido solo en Madrid, 14 de ellos eran especialistas de Atención Primaria. Los equipos de sanitarios miran con recelo a lo que pueda pasar ahora, cuando el 'frenazo' de la economía ya es descafeinado y la circulación ha vuelto a aumentar. Y van más allá. "Es muy probable que los sanitarios que no hayamos caído por el coronavirus, lo hagamos cuando explote el cóctel emocional que venimos reprimiendo durante semanas", previene el doctor Ávila.

No en vano, el sistema de salud podría enfrentarse a una compleja ecuación a medio plazo. Una plantilla diezmada para hacer frente a una maraña de citas, revisiones y cirugías, aplazadas durante el confinamiento, a lo que hay que añadir las urgencias del día a día. Un avispero contra el que los fichajes 'in extremis' del Gobierno tendrán poco que hacer. Ese batallón de médicos jubilados, estudiantes sin título y residentes con los contratos congelados en favor de la lucha contra el virus, tienen algo en común: se incorporaron de manera temporal, como refuerzo extraordinario contra el virus. Si no se toman medidas, cuando la curva descienda, la sanidad española tendrá que enfrentarse a una cascada de pacientes, bajo unos ratios aún más ajustados que con los que bregaban los sanitarios antes de la 'fiebre del Covid'.

Tambores de un nuevo colapso

Los especialistas alertan de hasta cuatro oleadas que podrían poner en jaque al sistema sanitario espAñol. La primera la componen aquellos enfermos, a causa del coronavirus. La pandemia ha obligado a ralentizar los procesos asistenciales y sus enfermos han copado los hospitales, incluidos los quirófanos. El Covid-19 ha congelado la vida, también en las consultas, pero se siguen produciendo afecciones que no pueden posponerse. Estos últimos forman la segunda oleada. Son todos aquellos procesos agudos, que deberían ser atendidos en hospitales y que debido al escenario actual, no se pueden atender de la misma manera. "Es el caso de los partos",  aclara el doctor Ávila, "Para los que se han destinado ciertos los hospitales de La Paz y El 12 de Octubre". Estos son más fáciles de anticipar, pero existen otras urgencias mucho más imprevisibles.

"Ictus, infartos de miocardio, ACVAS, apendicitis o hemorragias digestivas... se siguen produciendo con la misma frecuencia y necesitan la misma atención urgente que hace un mes", apunta el especialista, "Y sin embargo, hay que ver cómo se están atendiendo en las circunstancias actuales". La carga de los profesionales, sumado al miedo de muchos pacientes de acudir al hospital por miedo al contagio... añaden más leña al fuego de esta olla a presión. A estos se deben sumar las altas anticipadas. Ante la falta de espacio, los tiempos de hospitalización se han reducido para una gran cantidad de afecciones:  "Esto entraña riesgos potenciales, cuyos efectos saldrán a la luz más adelante"

"Hemos descubierto por dónde hace aguas el sistema"

El doctor explica que, la tercera oleada, la formarán los procesos crónicos que se están abandonando, bien por el temor de los propios enfermos a ir al médico, bien porque "todas las agendas están cerradas". "Ese es un problema que va a venir. Estamos notando que tenemos que dilatar en el tiempo procesos crónicos que requieren un seguimiento que no estamos haciendo y que tienen riesgo de reagudizarse. Esta pérdida de control, en pacientes frágiles puede tener grandes consecuencias para su salud", analiza Ávila.

Al propio agravamiento del paciente se suma el 'estrangulamiento' de los plazos que estas circunstancias puedan precipitar en la sanidad pública: "El miedo está en las listas de espera que se van a generar sobre demoras ya establecidas. Posiblemente, las nuevas citas a cualquier especialista lleguen a demorarse más de un año... y habrá que establecer criterios clínicos de alguna forma". El triaje continúa

Existe una cuarta oleada que agravará este escenario. Se trata de todos aquellos problemas psicológicos generados, directa o indirectamente, por la crisis del coronavirus. El largo confinamiento, el constante temor al contagio o los duelos patológicos; son algunos de ellos. "Hay familias que han perdido a tres o cuatro miembros en dos semanas", lamenta el especialista, "En la mayoría de los casos, no han podido elaborar ninguno de los duelos con ningún acto social de acompañamiento y despedida". Los sanitarios se impregnan de todas estas emociones pero, con un tiempo medio de cinco minutos por paciente, no hay lugar para el consuelo: "Los profesionales tiene la adrenalina a tope, empatizan y borran la emoción de golpe, en cuanto entra el siguiente paciente". La eclosión de estas emociones será otro de los golpes que diezmen a las plantillas que, además, podrían sufrir el síndrome de Burnout que afecta a los sanitarios y conlleva una fuerte debilidad, posterior a un exceso de presión y energía como el que encadenan desde hace semanas.

El escenario es alarmante y exige medidas estructurales. "Muchos de los cambios que se están integrando a raíz de la crisis tendrían que mantenerse". Ávila explica que, el aumento de las plantillas  o la reducción de la burocracia en favor de la autonomía del especialista, son iniciativas que han demostrado su efectividad en un escenario bélico y lo harán cuando pase la tormenta. Si algo ha conseguido la crisis es desvelar las 'vergüenzas' del sistema: "Al llevarnos al extremo, hemos descubierto por dónde hace aguas", zanja el especialista. Ante los retos que se avecinan, solo hay dos opciones: anticiparse a un nuevo colapso o esperar... y que salga el sol por Antequera.

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