"Faltan evidencias científicas"

¿El aire acondicionado propaga el virus? Las claves para evitar el calor sin riesgo

La transmisión aérea ha vuelto al foco tras varios meses en los que, en toda España, ha sido imposible comprar recambios para los filtros de estos aparatos.

Coronavirus
¿Puede el aire acondicionado favorecer el contagio?
Pixabay

Expertos de todo el mundo han situado en el punto de mira la transmisión aérea de la Covid esta semana. Isabel Marín, presidenta de la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA), explica que la literatura vinculada a la Covid respalda la propagación del virus por contacto cercano, pero "no existen evidencias de una transmisión más amplia... en condiciones normales". Sobre la influencia de los aparatos de aire acondicionado, la doctora asegura que los equipos de Salud Pública llevan años poniendo sobre la mesa las mismas advertencias, aplicables a enfermedades como la gripe común o el sarampión: "La clave está en renovar el aire de una habitación para diluir la carga vírica". Un aviso que, paradójicamente, encuentra en el ahorro energético su principal escollo.

"La normativa obliga a que todo aparato de aire acondicionado utilice el aire presente en la propia habitación, no directamente del exterior". J. H. es frigorista desde hace más de treinta años y explica que hace más de seis que la legislación exige que las nuevas construcciones incorporen un sistema de ventilación destinado a renovar el aire del interior. "Se trata de dos flujos independientes, uno toma aire de la calle y lo introduce en la habitación, el otro recoge el de la habitación y lo extrae al exterior". De este modo se ahorra energía, al partir de una temperatura más acorde a la que se quiere alcanzar con el aparato de refrigeración. Pero, ¿qué sucede en aquellas instalaciones que se edificaron antes de la norma?

El aire de la estancia no se renueva con la frecuencia que precisa el escenario actual, así que es necesario combinar la ventilación artificial con una natural. En definitiva, abrir las ventanas para generar corriente de tanto en tanto. La propuesta de la doctora Marín mira en esta dirección: "Si creamos un flujo de aire que asegure la entrada de corriente desde la calle, la carga infecciosa que pudiera existir en el espacio cerrado se reducirá notablemente". Los actuales protocolos, adoptados en prevención frente a la Covid, miran también a un recambio frecuente de los filtros de los aparatos. El colapso de los fabricantes en estos últimos meses ha dificultado esta última acción en los peores momentos del brote.

"Hemos pasado meses sin encontrar un recambio para filtros en toda España"

"Los fabricantes de los filtros son los mismos que los que producen las mascarillas. Hemos pasado meses sin encontrar un repuesto en toda España. Nos ha sido imposible recambiar los filtros en oficinas y hogares", lamenta J. H. La situación se ha normalizado y ahora atienden a más peticiones que nunca. "Antes la gente apuraba hasta el último momento para cambiar los filtros. Es una operación costosa. Pero ahora, sobre todo en oficinas y edificios públicos, la concienciación es mayor". Aún así, los filtros que incorporan los aires acondicionados no siempre retienen partículas tan pequeñas como las de los virus: "Recibimos muchas llamadas preguntando por sistema de alto filtrado. Para un aparato doméstico no es una opción, pues sus ventiladores son pequeños y restarían demasiada potencia a la refrigeración". 

El SARS-CoV-2 se expulsa del organismo infectado "a través de gotículas que se expulsan al hablar, toser o estornudar, con o sin síntomas". Estas se liberan y caen a superficies, no más lejos de los 2 metros de la persona contagiada. "La transmisión aérea se produce mediante aerosoles, partículas pequeñas, que pueden permanecer en el aire durante horas y viajar largas distancias a través del aire", explica la doctora Kika Colom, . A día de hoy, esta última vía de propagación se ha dado solamente en hospitales, donde la carga viral es alta, y en laboratios, donde se ha manipulado el entorno, precisamente, para adherir estás partículas virales a dichos aerosoles y comprobar su comportamiento. 

En definitiva, "es muy poco probable que el virus llegue más lejos de esos dos metros de forma natural". Sin embargo, en una habitación cerrada, las corrientes de aire que generan los equipos de refrigeración sí pueden afectar a la propagación del virus siempre y cuando se cumplan (o se incumplan) algunos requisitos. Colom evoca un episodio que se hizo público hace unos meses. "Ocurrió en un restaurante en la ciudad china de Cantón, donde un contagiado infectó a comensales de mesas alejadas gracias al impulso de la corriente del aparato de ventilación del local". El concepto no es que el aire acondicionado recogiese las partículas virales exhaladas por el comensal contagiado, las filtrase y las volviese a expulsar: "Esa persona exhaló y la corriente lo arrastró más allá de los dos metros".

Los hospitales, en el foco

Se trata de un caso muy particular. La cosa cambia cuando se habla de una oficina, donde los empleados llevan mascarilla. Por contra, la posibilidad de este tipo de transmisión aumenta en un entorno hospitalario. No todos los afectados exhalan esas partículas lo suficientemente ligeras como para adherirse a aerosoles y viajar por el aire más lejos y durante más tiempo. "Aquellas personas que tienen la infección alojada en la parte baja del pulmón sí generan micropartiticualas. Estos, suelen tener cuadros graves, con fiebre alta y un estado de salud muy deteriorado". En definitiva, no suelen hacer vida normal, por lo que no suponen un verdadero riesgo para un entorno laboral como es el caso de las oficinas... pero sí en hospitales.

Las sociedades epidemiológicas han abordado esta cuestión. La Organización Panamericana de la Salud, cuenta con un protocolo que aconseja optar por mecanismos de ventilación natural -ventanas, puertas, chimeneas, ventiladores pasivos...-, para el control de las infecciones en entornos de atención de la salud. El protocolo data de hace una década y, en el escenario actual, encuentra plena actualidad. Cuando la carga viral es alta y los pacientes que la propagan se hallan graves, es más probable que el virus permanezca durante más tiempo y viaje más lejos. Apenas unos minutos con las ventanas abiertas, aseguran la entrada de aire del exterior que diluye esa infectividad. 

Como advertencia  general, se recomienda evitar los espacios muy concurridos y mal ventilados. "No hay evidencia de que, en condiciones normales, las gotículas que propagan la Covid se puedan juntar con otros aerosoles de mayor tamaño y quedar suspendidos durante más tiempo... pero tampoco se descarta", coinciden las dos especialistas. Y es que estas partículas pesan más y caen a las superficies. Es en este punto donde, realmente, el aire acondicionado podría incrementar el riesgo. "Estos aparatos generan un ambiente que favorecen la supervivencia del virus en superficies. Una humedad entre el 40 y el 65%, así como temperaturas que rondan los 20 grados... el virus está mucho más a gusto así que con 35".  El punto flaco de una oficina, por tanto, se halla más en el contacto con superficies comunes que en el mismo aire.

Ambas especialistas vuelven a coincidir: la clave está en cumplir con las recomendaciones de sobra conocidas. Mascarilla, distancia y lavado de manos. "No hay evidencias de que el aire acondicionado sea un vector de contagio, pero sí de que alivia patologías crónicas y evita golpes de calor que podrían ser fatales, sobre todo, para los más mayores", insiste Marín. "Si el local está ventilando y los filtros de los aparatos están en condiciones, no tiene por qué generarse ningún problema", zanja Colom. 

Mostrar comentarios