Más de 13.000 afectados duera

Los datos que se han 'esfumado' de las estadísticas de Sanidad.... ¿Volverán?

Hospital Ifema coronavirus
Hospital Ifema coronavirus
Europa Press

Los informes diarios del Ministerio de Sanidad sobre la pandemia del coronavirus han desatado la polémica en más de una ocasión. En sus "esfuerzos" por "limpiar la serie histórica" de la curva y presentar la situación actual de forma "ordenada", la entidad ha llevado a cabo 'retoques' en sus actualizaciones. En las últimas semanas han aparecido nuevas columnasque han terminado por 'esconder' más de 13.000 afectados; se han detectado errores en los cálculos, que han 'esfumado' más de 200 muertes; se han desvanecido totalesy se han 'adaptado' sumas. Algunos cambios han tenido efectos meramente cosméticos, pero otros han hecho imposible analizar las cifras. Las preguntas sobre cuándo y cómo regresarán los datos retocados y recortados ponen en duda que se conozca la dimensión real de la pandemia, sobre la que se basa el Gobierno para poner en marcha la tan esperada desescalada

baile de cifras
baile de cifras

Los 'arreglos' de la columna de afectados han sido los más drásticos. Se parecen más a una cirugía que a un maquillaje. La tabla de los casos solía presentar los cuadros de todas las autonomías y un solo total hasta el 23 de abril, cuando Sanidad decidió desagregar la categoría para mostrar qué parte de los diagnosticados fueron sometidos a una prueba PCR y cuántos se detectaron con un test rápido. La medida enredó un poco el análisis, pero no tergiversó las cifras porque la suma de ambas modalidades de prueba seguía apareciendo al final de la hoja. Al día siguiente, 24 de abril, la entidad decidió dar un paso más en el acicalado de la presentación y expandió el informe una página, poniendo en medio de los dos grupos de afectados otros datos. El salto de hoja provocó tanto lío que algunas cabeceras publicaron que el total de casos era de 202.999 y no de 219.764 como indicaba el cómputo global relegado a la tercera página. La diferencia no es sutil: dejaba fuera del recuento a 16.774  personas. Pero, el 'baile de cifras' todavía se podía achacar al 'maquillaje' de las estadísticas y no a un hachazo de datos. 

El  'navajazo' más drástico se produjo en el informe del 26 de abril. La cartera de Salvador Illa arrancó una página entera del documento y desterró del recuento a los contagios identificados con test rápidos. Así, los casos pasaron de 219.764 a 205.905, unos 13.859 menos, en solo 24 horas. Los argumentos para emplear esta metodología se centraron en que las pruebas PCR detectan casos "activos" y las otras proporcionan información sobre personas que ya han pasado el virus. La entidad ha preferido presentar los datos de mayor actualidad, 'sacrificando' a más de 13.000 afectados.  ¿Volverán? No se sabe. Los interrogantes hacia cuándo y cómo reaparecerá esta cifra en las estadísticas no son pocos, sobre todo porque la gira de más de 60.000 pruebas que desarrolla el Gobierno pudiera hinchar significativamente los totales.

Con los fallecidos también ha habido irregularidades. Las primeras iniciaron cuando la Conselleria de Salud catalana decidió ofrecer informes paralelos sobre la situación en su territorio y publicó el doble de muertos de los que notifica Sanidad en sus documentos diarios. El repunte obedece a que la entidad que capitanea la Generalitat sí cuenta a los fallecidos por un "posible" caso de coronavirus, y el Gobierno central no. La polémica se zanjó con un 'decretazo' en el BOE que regula el asunto: solo cuentan como víctimas mortales del Covid-19 los difuntos que han sido sometidos a algún tipo de prueba oficial. Esto dio un poco de aire al Ejecutivo, pero no acabó con el desastre.

Los 'enemigos' externos no son los únicos que han hecho tambalear a la administración. También se han visto enredos en las cifras que maneja la propia entidad. El 17 de abril la actualización reveló 585 muertes nuevas, pero el total reflejado dejó 236 fallecidos fuera. El ministerio achacó el desfase a los retrasos de los informes de algunas comunidades, pero no se ha sabido nada más. Otra bomba de relojería que pudiera hacer explotar la crisis de nuevo es la información de la que ya dispone Sanidad, pero no publica, sobre los fallecidos en residencias de ancianos porque, de figurar en las tablas, estos difuntos podrían duplicar los totales, según las autonomías. No ha quedado claro si estos serán incluidos en las estadísticas ni en qué momento del tiempo serán situados, pero ya se ha visto un tímido intento de acoplarlos...

En la actualización del 29 de abril apareció una pequeña pero no insignificante aclaración que reza: "Además de los 7 nuevos fallecidos de hoy, Galicia ha notificado otras 128 defunciones correspondientes a centros sociosanitarios que no corresponden a defunciones actuales y por tanto no se reflejan en la columna 'Nuevos fallecidos' pero se han incluido en el total. También ha consolidado datos de altas domiciliarias lo que explica el gran incremento de los curados". Esto explica que Sanidad no incluyó en la categoría de nuevas muertes a los fallecidos detectados, pero tampoco corrigió la serie histórica para colocarlos en un punto temporal de la curva de la pandemia. Quedaron en el limbo

La problemática se agrava cuando se ve que no se siguió el mismo parámetro para ordenar la columna contigua. Sanidad sí notificó las nuevas altas de Galicia como 'nuevas'- pese a la advertencia de que el alza también se debió a un retraso en la notificación- y la CCAA pasó de tener cerca de 20 nuevos recuperados a más de 3.500, llevando el total nacional de 'curados nuevos' a 6.000 por primera vez. Los expertos todavía no han explicado la conveniencia de que en algunas categorías se tomen datos 'viejos' como nuevos  y en otras no. 

Esta aleatoriedad en las selección también se ve en la columna de hospitalizados e ingresados en UCI. A principios de abril, algunos territorios ofrecían el dato de prevalencia, que indica cuántas personas ocupan una sala en el momento, y otras el acumulado, que muestra el total de personas que han precisado de atención médica desde que inició la crisis. Las autoridades se vieron acorraladas por las críticas y borraron los totales de ambas columnas hasta unificar los datos. Después de 10 días apareció el cómputo, pero el parámetro escogido fue el histórico, a diferencia del seleccionado para presentar a los afectados y fallecidos. La distinción es importante porque uno de los criterios para dar el brote por "controlado" que el Gobierno asegura tomar en cuenta es el desahogo de los hospitales. Al contar con el dato acumulado y no el de prevalencia, los ciudadanos tienen menos herramientas para conocer la situación actual y se rompe la unidad del documento.

La batalla por cuándo presentar datos nuevos y cuándo presentar los acumulados ha creado un baile de cifras y dificultado el análisis de la pandemia. Las autoridades no han ofrecido ninguna razón para justificar esta disparidad, pero los 'ajustes' que hagan para arreglar los desfases podrían inflar las cifras y cambiar la visión que hay sobre la crisis. Esto es delicado. El relajamiento de las medidas de confinamiento ha creado una percepción de control hacia la situación, pero la 'fuga' de datos, su posible regreso y las constantes advertencias de Pedro Sánchez de que se pude volver atrás constatan que pudiera haber un retroceso o que el 'progreso' celebrado y utilizado para abrir la mano no ha sido tan grande. 

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