Día 70

España ya es el país con más muertos por millón de habitantes en todo el mundo

Sanitarios coronavirus hospital
Sanitarios coronavirus hospital
Europa Press

La primera sospecha de la presencia del coronavirus en España apareció el 31 de enero. En su momento, ni las autoridades ni la ciudadanía le dieron gran importancia y la vida de toda la población continuó su rumbo habitual. Ya han pasado 70 días de esto y España ha registrado más de 146.600 afectados y 14.500 muertes. Italia y Estados Unidos ocupan los primeros lugares en la lista de países con más víctimas mortales, pero si se miran de cerca los datos se puede constatar que la cifra de defunciones por cada millón de habitantes en España es mayor a la de los dos territorios anteriores. Ni las 2.000 muertes diarias reportadas por EEUU o las más de 700 de la nación de Giuseppe Conte han podido superar las pérdidas en suelo español. 

Los casos y el inicio

El 31 de enero se detectó el primer afectado de coronavirus y Fernando Simón, portavoz de la crisis, aseguró que "España no va a tener más allá de algún caso diagnosticado". El 9 de febrero se identificó el segundo, pero el 14 se informó de que se trataba de una falsa alarma porque los dos sospechosos dieron negativo en las pruebas. En ese momento todo parecía controlado y nada apuntaba a que el "virus chino" iba a ser tan letal para España. Avancemos. El 29 de febrero ya había 50 contagiados 'regados' en 10 comunidades autónomas y el primer día de marzo, 73. 

En la jornada de la polémica marcha por las mujeres, el país ya superaba los 600 afectados y Simón insinuó que dejaría a su hijo asistir a la convocatoria por el bajo peligro que arrojaban los datos científicos. Con el mismo tono desenfadado, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se limitó a pedir a los que tuviesen síntomas que no asistiesen a la manifestación. Pero, todo cambió muy rápido. El 15 de marzo ya había 7.753 positivos; el 23 se superaron los 33.000; y este miércoles España alcanzó los 146.690. Estas son cifras acumuladas, pero la siguiente tabla muestra los cuadros activos actualmente y puede ayudar a saber qué tan tocada está la península en estos momentos. 

El mayor obstáculo que presentan los contagiados para el Gobierno es que a muchos no los ven. Varios funcionarios se han referido al virus como un enemigo de guerra invisible, y esta denominación cobra relevancia cuando se tiene en cuenta que Sanidad ha cifrado en un 90% los casos no contabilizados. Para palpar más la problemática que representa la escasez de pruebas está el testimonio de Miguel Díaz-Usechi. 

Este joven de Pamplona narró a este medio que se despertó un día "con un bulto en la garganta que parecía un sapo". Pensó que eran paperas, pero sus síntomas comenzaron a agravarse: "No podía respirar bien, no comí en una semana, tenía 39 grados de fiebre y náuseas". Él estaba convencido de que tenía coronavirus y su médico, también, pero no le realizó la prueba porque "tienes que estar en condiciones de ingresar en la UCI para que te la hagan". Mañana recibirá el alta porque ya han pasado 15 días desde que presentó las dolencias y le han avisado de que puede volver a su oficina bancaria a trabajar, aunque, "¿quién dice que ya no tengo el virus?". Las autoridades se han lanzado a comprar test de forma masiva y su implementación será definitoria para tener un mejor control del total de la población afectada y evitar que los asintomáticos se dispersen y provoquen un rebrote cuando se rebajen las medidas.

Las muertes

La primera muerte llegó por sorpresa. El 3 de marzo se notificó que el fallecimiento de una persona mayor en Valencia en febrero se produjo a causa del virus, y ese fue el punto de no retorno. La segunda víctima se reportó el 4 de marzo; la tercera, el 5; la cuarta, el 6... Este jueves ya hay más de 14.500. El siguiente gráfico muestra cómo las CCAA donde la escalada de muertos ha sido mayor no son necesariamente donde la letalidad ha arrasado con más fuerza. Tomando en cuenta el número de habitantes, las autonomías donde los locales más han sufrido el fallecimiento de sus seres queridos son Madrid, Castilla-La Mancha, La Rioja, Castilla y León, Cataluña, Navarra y País Vasco. Pero, las pérdidas documentadas deberán ser analizadas con cautela porque varias instituciones han alertado de que los muertos serían casi el doble si Sanidad computara las defunciones con diagnósticos no confirmados por los test oficiales.

Muchas familias han tenido que pasar por el dolor de perder a sus allegados y despedirlos de forma rápida o incluso no poder darles el último adiós por las restricciones de contacto impuestas por las autoridades. Ane Molina contó a este medio que perdió a su abuelo en medio de la crisis por el Covid-19. Él ya sufría problemas pulmonares, pero nunca le hicieron el test y su fallecimiento fue repentino. Ane lamentó que "no pude abrazar a mi madre, tíos y primos en el momento. A la funeraria solo fuimos cuatro personas y cada uno estaba en una esquina distinta. Un cura voluntario ofreció una oración, pero no era lo que hubiéramos querido. Pude ver a mi abuelo por una vitrina durante 10 minutos y lo tuvieron que cremar porque no había dónde enterrarlo. Eso fue lo más duro para mi abuela". Algunos ciudadanos ni siquiera han contado con esos 10 minutos de despedida porque el cuerpo de los suyos ha sido llevado a morgues provisionales, como el Palacio de Hielo, acondicionadas ante el colapso de las funerarias.

El virus ha registrado más incidencia en personas mayores, pero nadie ha escapado de sus efectos. Como relató el veinteañero Miguel Díaz-Usechi, con el virus se "pasa bastante mal. De verdad se sufre". Nadie se escapa. Sanidad cuenta dos muertos en el grupo de menores de edad, entre los que se encuentra un bebé recién nacido; nueve, entre los jóvenes de 20 y 29; y 23, entre los adultos de 30 y 39 años. La letalidad asciende en los colectivos de personas entre 70 y 79 -hay 1.603 fallecidos- y los más perjudicados son los ciudadanos de entre 80 y 89 años, por las 2.515 defunciones reportadas. Los totales podrían verse alterados en los próximos días por la exigencia de Illa a todas las autonomías de revelar cuántos mayores han muerto en las residencias. Solo Cataluña ha identificado 900.

Las UCI

"Yo trabajé durante el brote de ébola y he colaborado en campos de refugiados, pero nunca había visto una tragedia semejante. Nadie creía que esto nos iba a afectar tanto. Todos hemos hecho gracias del confinamiento con drones en Wuhan y hemos achacado la crisis de Italia a que no hicieron su cuarentena bien o a que su sistema sanitario no es tan bueno, pero el virus llegó". El médico del Hospital de La Paz, Manuel Quintana, describió a este medio cómo su centro se convirtió en un "complejo contra el Covid-19" en un par de días. Las autoridades han informado de que la tensión en las UCI ha disminuido y él sí siente que es así, pero también es consciente de que queda un largo camino por delante para que la pandemia deje el país. Cataluña es la CCAA donde más enfermos han precisado de las UCI para vencer la patología aunque Madrid sea la que cuenta con más afectados. 

Quim Torra ha pedido al Ejecutivo más mano dura en la gestión del brote y él mismo tomó las riendas de la crisis -cuando todavía podía- y decretó el confinamiento de Igualada. Los rifirrafes entre la autonomía catalana y el Gobierno se han mantenido en el tiempo y ninguno de los dos métodos de combate han logrado apaciguar la situación en los hospitales. Además, los defectos en las metodologías de conteo ponen en duda ese alivio en las salas que los funcionarios celebran. Este diario se dio cuenta de que algunas CCAA ofrecen datos de prevalencia–pacientes ingresados a día de hoy-, y otras el acumulado, pero el Ministerio las sumaba como si fueran lo mismo. Los expertos denuncian que esto "no tiene ni pies ni cabeza", aunque la autoridad sanitaria nacional se limitó a decir que así es como cada autonomía reporta sus cifras la semana pasada. Este miércoles fue el primer día en que el departamento de Salvador Illa dio marcha atrás y anunció que no volverán a ofrecer un total hasta que todos los territorios aporten el mismo dato. 

El ministro compareció ante los medios a principios de marzo para calmar a la población. El titular de la cartera de Sanidad aseguró que todo estaba bajo control porque "España está en una fase de contención" y "en España tenemos personal y recursos suficientes para atender las situaciones que se nos van planteando". Pero, el país se ha visto sobrepasado por la crisis. Quintana explicó que "somos los mismos para atender el tsunami que se nos vino encima y estamos trabajando hasta 12 horas. El gran problema es que la rotación de camas es lenta porque los pacientes necesitan estar ingresados un mínimo de tres semanas para recuperarse. Estoy muy orgulloso de la solidaridad sanitaria, pero esto no ha acabado. Hay que cuidar el repunte. Además, devolver la normalidad a los centros va a ser todo un desafío. Cuando montamos la estructura para combatir el virus lo hicimos con mucha ilusión y ganas de colaborar, pero no nos hemos parado a reflexionar sobre lo que está pasado. Durante el repliegue habrá que mantener la calma y la cabeza fría porque esto es como una herida de toro. Duele cuando el cuerno entra y cuando sale".  

Las próximas semanas serán decisivas. Los ciudadanos deberán tratar de olvidarse de que es Semana Santa para aligerar la carga que supone estar en casa. La curva de casos ha experimentado un leve repunte en los últimos días, por lo que es muy importante seguir las instrucciones de las autoridades para lograr doblegarla. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se atrevió a adelantar este miércoles que los ciudadanos podrán recuperar "su vida normal" a partir del próximo día 26 de abril, aunque la vuelta a la "ocupación de calles y plazas" se realizará "con instrucciones claras" que transmitirá el propio Ejecutivo. Pocas horas después fue tajantemente desmentida por Sanidad. Habrá que esperar a que la tendencia a la baja se prolongue varios días para mover ficha. 

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