Se extreman las medidas de seguridad

Enterrar en tiempos de Covid: "Metemos el féretro... y lo tapamos rápidamente"

Cementerio Guadalajara
Cementerio Guadalajara
EFE

Trabaja todos los días de sol a sol, no solo desde que el país sucumbiera al Covid-19. Sin embargo, reconoce que la pandemia ha multiplicado sus tareas y las de sus cinco compañeros. Si en condiciones normales, los sepultureros del cementerio de Albacete entierran entre tres y cuatro féretros al día, desde que estallara en España la crisis del coronavirus esa cifra se ha disparado a los 17 o 18 de media.

El protagonista de esta historia no quiere dar su nombre por seguridad y por respeto a sus compañeros y familiares. Es más, resta importancia a su labor y se limita a asegurar que va "sacando la faena adelante", pero, con veinte años de servicio a sus espaldas, sí que reconoce que la situación en el campo santo castellano-manchego es excepcional

"Es el del reportaje". Al otro lado del teléfono, dos enterradores se pasan el auricular el uno al otro. Tienen prisa porque no se les puede acumular el trabajo. De hecho, esa es una de las indicaciones que les han dado desde la Administración acerca de la forma de proceder mientras se prolongue la crisis sanitaria: cuando el féretro llega al campo santo, debe meterse en en el nicho rápidamente y taparse. Ellos cumplen la norma a rajatabla. Lo último que quieren es hacer esperar a las familias que, a veces, llegan todas a la vez al Cementerio Municipal de Albacete

En cifras totales, Castilla-La Mancha es la tercera comunidad autónoma con más fallecimientos a causa del virus, pero más crudo si cabe es el dato porcentual. Con 45 muertos por cada 100.000 habitantes, la autonomía se sitúa solo por detrás de la Comunidad de Madrid.

A pesar de que el aluvión de dígitos cada vez sorprenda menos al común denominador de los confinados –cada vez más conscientes de la magnitud de la tragedia–, los sepultureros de los cementerios de toda España ven cómo llegan a sus 'dominios' los cadáveres de los enfermos que no han podido ganarle la batalla al contagioso virus. También a los familiares y amigos que asisten a las ceremonias fúnebres: "Ahora solo se permite que tres o cuatro personas den el último adiós al fallecido", asegura a La Información el sepulturero.

Más estrictos con la seguridad

En el gremio de los enterradores están más que acostumbrados a utilizar los trajes EPI que desde hace unas semanas aparecen a todas horas en los informativos de la televisión. "Entre otras cosas, nosotros tenemos que exhumar cuerpos", tercia el enterrador, "y eso es necesario hacerlo bajo protección". Ese tipo de indumentaria es la que les evita tanto el contacto con cualquier tipo de sustancia tóxica, como la inhalación de los gases que puedan expulsar los materiales y los tejidos. 

Además del llamativo mono blanco con capucha, para que un traje pueda considerarse un Equipo de Protección Individual (EPI) tiene que contar con guantes, mascarilla y protección ocular. Por lo menos, eso es lo que indica el Ministerio de Sanidad español para los EPI con los que se protegen del Covid-19 los sanitarios y el resto de personal que está en contacto directo con el virus. En el cementerio de Albacete los llevan siempre, pero desde que se decretó el estado de alarma, los sepultureros han extremado sus precauciones.

Solo hay que poner la palabra "enterrador" en Google y echar un vistazo a los titulares que aparecen en el buscador para comprobar que el oficio todavía soporta un gran estigma. No obstante, el sepulturero albaceteño con el que ha tenido la oportunidad de hablar este medio elimina todo el aroma de misticismo que pueda suponérsele a su trabajo.

Lejos quedan aquellos enterradores de antaño que vivían en el propio cementerio –"en Albacete siguen existiendo las casas de sepultureros, pero ya nadie vive  en ellas"– y están descartados los hombres siniestros y huraños que cuidan de los cementerios en las películas. Los de ahora –los de verdad– son empleados normales y corrientes que trabajan duro para sacar adelante unas labores que se han intensificado en estas últimas semanas.  Y a los que meten prisa para hacer su trabajo.

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