"Aquí se puede liar gorda"

Los españoles atrapados en Angola: "Ya llevo dos semanas con la maleta hecha"

Coronavirus Angola
Coronavirus Angola
EFE

El coronavirus ha impactado en Angola, donde cerca de cuarenta personas esperan la llegada de un avión que los traiga de vuelta a España. "Hace dos semanas cargué mis cosas en una maleta", apunta E.P., uno de los españoles que aguardan en Luanda. Desde entonces, la Embajada ha tratado, sin éxito, de cerrar un vuelo para él y el resto de nacionales que se hallan en su misma situación. En este tiempo, la aerolínea Air France ha cancelado los dos trayectos en los que el grupo pretendía embarcar. El país decretó el estado de alarma tras registrar los primeros fallecidos, pero esto no tranquilizó a los españoles. Prevén que en poco tiempo estallarán revueltas y el caos les pillará 'dentro', en un país donde la Sanidad pública es una quimera y la mayor parte de la población no puede permitirse el aislamiento. Mientras Portugal ha logrado rescatar a buena parte de sus compatriotas, los españoles siguen sin recibir más respuesta que la esperanza de un avión que nunca llega.

E. P. lleva ocho años viajando al país africano por trabajo. Cuando volvió a pisar tierra angoleña, el pasado enero, aún no podía imaginar el giro de acontecimientos que acabarían situando a España, a la cabeza de la lista mundial de fallecidos. Por entonces, la pandemia solo azotaba a China. "El cierre de aeropuertos nos pilló por sorpresa", confiesa a La Información. Este español comparte epopeya con un compañero de trabajo en su propia residencia, una vivienda que adquirió tiempo atrás gracias a ese largo vínculo con el país africano. "Estamos bien, tenemos comida y agua potable en los tanques", asegura casi para sí mismo, "lo peor es la incertidumbre".

Todo parecía apuntar que la odisea acabaría pronto. Desde la Embajada aseguraron que los españoles volverían a Europa en un vuelo de Air France que los dejaría en París. El avión partiría el 23 de marzo. Sin embargo, en el último momento, las autoridades les informaron de que este había sido cancelado. "No era una solución perfecta porque en la capital francesa nos tendríamos que buscar la vida... pero era algo", comenta. "Entre nosotros había una joven con su bebé de once meses que se compró un billete de París a Madrid en previsión... al cancelarse el vuelo también perdió ese pasaje", relata E.P. 

Normalmente paga alrededor de 400 euros por un billete a Luanda. Tras la eclosión de la pandemia, los precios se han disparado y ahora rondan los 1.200. "Es normal que cueste tanto, no pueden llenar el aforo". Las restricciones que los gobiernos han impuesto a las aerolíneas son claras. Dos tripulaciones a bordo y menos de la mitad de los pasajeros de un vuelo normal. Hay que mantener las distancias. 

El concepto de sistema sanitario aún es precario en Luanda. El servicio público de salud "está saturado en la capital y cuenta con recursos limitados", según la descripción de ICEX, institución dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. De hecho, cuando los positivos crecieron en el país -ya superan los 800-, Cuba anunció el envío de una brigada de más de 250 sanitarios para reforzar su plantilla y frenar al Covid-19. En la capital, también existen tres centros privados -"con precios desorbitados"-. Se trata de las clínicas Girasol, Caridade y Multiperfil. Y, aunque no están al alcance de cualquiera, no es el dinero lo que más preocupa al español.

Gran parte de la población de Angola reside en chabolas y sobrevive gracias a la venta ambulante: "Comercian con fruta, ropa y las cosas más sorprendentes", describe E.P., "viven al día por lo que para ellos quedarse en casa no es una opción". El 27 de marzo, el Gobierno decretó el estado de alarma y el aislamiento de la ciudadanía. En Luanda, la gente se traslada con frecuencia en taxis comunitarios, desde que se anunciaron las restricciones deben hacerlo andando. "Ahora tienen que recorrer a pie distancias de entre 15 y 20 kilómetros", explica E.P., "ya se han producido altercados de personas que han abierto puertas de los coches a la fuerza para intentar que los lleven". El Gobierno lanzó al Ejército a las calles para asegurar el cumplimiento de los límites marcados. "Aquí no se andan con tonterías", asegura el español, que teme que la pobreza de gran parte de los angoleños desemboque en un quebrantamiento de la ley y, con él, en una oleada de violencia.

Después de ese primer vuelo cancelado, la Embajada les ofreció -"bajo cuerda"- embarcar en un vuelo de la compañía EuroAtlantic, con sede en Lisboa. El aviso llegó el día 28 y partía al día siguiente. Angola, como antigua colonia portuguesa, guarda una estrecha relación con el país luso. "A diferencia de nosotros, los portugueses no están teniendo problema en salir de aquí", señala E.P., que apunta que, según los datos que les han llegado desde la Embajada, cuando se decretó el estado de alarma quedaban en el país africano cerca de 200 franceses, 40 españoles y otras 140 personas de distintas nacionalidades. 

Dado que el vuelo oficial de Air France estaba programado para el día 1, el español decidió que valía la pena esperar un día. "Hice mal. Tenía que haberme montado sin pensármelo". El mensaje de la Embajada, al que ha tenido acceso este diario, no tardó en llegar anunciando que, una vez más, la aerolínea había cancelado el vuelo. 

"Como saben, en estas fechas estamos en contacto permanente con la Embajada de Francia para organizar un vuelo de repatriación por medio de la compañía Air France", comenzaba el correo que recibieron todos los españoles este lunes a las 12:33 horas, "Este vuelo que, como ya les comunicamos, iba a ser los días 1 ó 2 de abril, ha sido nuevamente pospuesto. Ahora, desde la Embajada de Francia, nos dicen que la nueva fecha sería el 4 ó 5 de abril". El texto transmitía las disculpas expresadas por el país luso "por una situación tan cambiante como de momento incierta de la que, desde luego, esa embajada no es responsable".

Si se cumple la hoja de ruta, los españoles pisarán suelo europeo esta misma semana. Hace unos días, las palabras de la titular de Exteriores, Arancha González Laya, lanzaban un mensaje de esperanza a aquellos a los que el brote había sorprendido fuera de las fronteras nacionales: "Vamos a asegurarnos de que ninguno de vosotros os quedéis atrás". Los españoles en Angola no lo sienten así. "El Ministerio de Exteriores aún no se ha puesto en contacto con nosotros", apuntaba E.P.,"Pero el trabajo de la embajada está siendo impecable, el mismo canciller me llama a diario". Los hijos del español tratan de animar a su padre: "Me dicen que mire las noticias, que igual estoy mejor en África tal y como están las cifras en España". Él nunca les habla de su miedo a que el caos se desate en la capital angoleña. Asegura que, por ahora, seguirá sin deshacer la maleta. Por si mañana toca despegar.

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