Y 0,8 al país

El paso del virus ha recortado hasta 2,7 años la esperanza de vida en Madrid

¿Cuántos años viviría un ser humano en las condiciones de mortalidad actuales? Un estudio estima que la pandemia le quitará varios años de esperanza de vida a los españoles.

laboratorio
El paso del virus ha recortado hasta 2,7 años la esperanza de vida en Madrid.
Europa Press

¿Cuántos años viviría un ser humano en las condiciones de mortalidad actuales? Eso es lo que mide la esperanza de vida, un indicador del que tres científicos se han servido para calcular el impacto de la pandemia en términos de mortalidad. Las conclusiones del estudio de Sergi Trias-Llimós, Tim Riffe y Usama Bilal muestran que las defunciones que ha causado el virus de forma directa o indirecta podrían rebajar para este año unos 2,7 años la esperanza de vida de los hombres madrileños, 2,0 la de las mujeres de la capital, y 0,8 años para el conjunto de los españoles. La publicación también estudia el efecto del virus en la mortalidad de forma semanal y desvela que si se repitieran las muertes registradas en las semanas 13 y 14 del año (del 23 de marzo al 5 de abril), las más duras de la pandemia, el recorte sería aún mayor: cerca de 15 años en Madrid y 6 en el conjunto de España.

El titular del proyecto, Sergi Trias-Llimós, demógrafo y epidemiólogo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y del Centro de Estudios Demográficos de Barcelona, ha conversado con 'La Información' para explicar los pormenores de cómo la letalidad del virus ha rebajado el número de años que una persona puede vivir. El informe ha sido publicado como un 'preprint' y enviado a una revista científica para ser considerado para publicación y evaluado por expertos siguiendo los estándares habituales de la ciencia.

La Información.- ¿Cuál es el origen del proyecto?

Sergi Trias-Llimós.- Nos dimos cuenta de que España es uno de los países más afectados por el coronavirus y hay un poco de confusión sobre cómo interpretar los datos y cómo leer el exceso de la mortalidad asociada a esta pandemia, ya sea de forma directa o indirecta. Por eso decidimos desarrollar un estudio sobre la afectación de la Covid-19 en la esperanza de vida. Este es un indicador sintético que nos permite medir la mortalidad en un período de tiempo concreto, en general anualmente. Nosotros cuantificamos dos esperanzas de vida: la anual (mayo 2019 -mayo 2020) y la semanal, que muestra lo que pasaría si las condiciones de mortalidad que se dan cada semana perduraran durante el año. Está claro que este tramo de observación es más volátil, pero también muestra una realidad.

P.- ¿Qué es lo que concluye el estudio sobre la esperanza de vida en España tras la irrupción del coronavirus?

R.- El trabajo ha detectado que la potencial pérdida en las esperanzas de vida que observamos en España es de 0,8 años. Pero, los resultados de las comunidades autónomas son muy dispares. Madrid lidera el ranking con un recorte de unos 2,7 años de la esperanza de vida en hombres y 2,0 en mujeres de forma anual, pero otros territorios como Canarias, Baleares y Galicia apenas muestran diferencias. 

P.- ¿Cómo funcionan los indicadores semanales? ¿Son menos fiables por pertenecer a un momento más puntual?

R.- Los datos de la esperanza de vida semanal han sido estimados en base a la información de un par de días. Se observa solo la mortalidad, por ejemplo, de la semana 13 o 14, que fue la de más afectación, y obtiene un resultado, que no es directamente comparable con el del año entero, pero permite ver qué pasaría si se observa la mortalidad de esa semana a lo largo del año. En este sentido, el estudio arroja una bajada en el indicador para toda España de entre 6,1 y 7,6 años, que en Madrid ascendió en su peor momento a 14,8 años y en Cataluña a 9,4. Entre las regiones menos afectadas en estos tramos cortos de estudio están Galicia, Asturias, Murcia y Canarias.

Esperanza de vida semanal
 

 

P.- ¿Qué ocasiona la disparidad de resultados entre autonomías?

R.- El exceso de mortalidad analizado muestra una gran relación con el estudio de seroprevalencia desarrollado por el Gobierno. El exceso de defunciones más alto se encontró donde más incidencia del virus ha habido hasta ahora. Infección y mortalidad parecen estar relacionadas. Pero, nuestro estudio incluye también las muertes que no tienen como causa directa la Covid-19: los que no se han hecho un test o fallecieron producto del colapso de los hospitales, enfermedades crónicas, retraso en los tratamientos por miedo al contagio en los centros… Decidimos tomar en cuenta todas las muertes para poder dimensionar el impacto de la pandemia, directo e indirecto, en la mortalidad. 

Gráfico esperanza de vida
 
  

P.- ¿Se observan estas diferencias en otros países? 

R.- Sí. Así como hay diferencias entre las CCAA españolas se pueden observar disparidades entre localidades de otros países afectados. Lombardía (norte de Italia) registra los mayores recortes de esperanza del país; en Estados Unidos, Nueva York tiene una mayor afectación; y Londres, en Reino Unido. Todavía hay pocos estudios sobre este indicador, pero creemos que pronto habrá más información  y se podrá hacer comparaciones entre países y regiones.

P.- ¿Se pueden extraer conclusiones para todo el año?

R.- Todo apunta a que la mayor parte de las muertes tiene como causa el Covid, pero nosotros no estamos haciendo proyecciones sobre esto porque la información que lo corroboraría va a tardar en llegar. Además, para conocer la esperanza de vida de 2020 tendríamos que esperar a que acabe el año porque en la segunda mitad la mortalidad puede aumentar o disminuir. Si hay una segunda oleada de coronavirus, la mortalidad registrará un incremento que puede alterar los resultados, dependiendo de dónde se den los brotes. Pero, esta también puede disminuir por el hecho de que hay una gran cantidad de personas en estado frágil que potencialmente iban a morir en la segunda mitad de este año, pero, por la pandemia, fallecieron antes. Esto se puede decir de personas mayores con enfermedades avanzadas, casos crónicos… Habrá posiblemente altos y bajos en las gráficas, pero todos nuestros resultados parecen indicar que la esperanza de vida sí caerá en los números que nosotros indicamos.

P.- ¿En qué edades se ha reportado más el exceso?

R.- En el estudio no hacemos una comparación directamente entre las edades, pero la mayor parte del exceso de mortalidad en España aparece en mayores de 65 años. También se da en jóvenes, pero en proporciones mucho menores a las de otros países como Reino Unido, donde hay muchas personas afectadas de edades inferiores.

P.- ¿Qué datos utilizan?

R.- Los datos de mortalidad directamente atribuidos a la Covid-19 infraestiman el exceso total de muertes, por lo que trabajamos con el estudio MoMo o Vigilancia de Mortalidad Diaria y los datos del INE, que son muy similares. Estos dos recursos nos dan información sobre el excedente de mortalidad directo e indirecto. Incluimos toda la mortalidad indistintamente de la causa.

Nuestros datos tienen una cobertura del 93% y esta es una de las limitaciones del estudio. Ese 93% de la población corresponde al grupo de localidades que maneja datos electrónicos y los trasladan al MoMo, pero sí hay algunas poblaciones y municipios que no manejan la parte electrónica del proceso. Hemos hecho análisis de sensibilidad para conocer hasta qué punto la información que no pudimos conseguir afecta al estudio, pero todo parece indicar que los resultados son estables. 

P.- Como epidemiólogo, ¿cómo ve el tratamiento de datos que hace el Ministerio de Sanidad?

R.- Sin duda, algunos resultados son un poco sorprendentes, pero creo que el Ministerio y el Instituto de Salud Carlos III tienen un reto importante y están haciendo todo lo posible por ofrecer bien los datos. De vez en cuando les ha tocado cortar las series temporales de la pandemia para ajustar los criterios y encontrar nuevas formas de presentar los datos, por lo que hay que tener cautela. Estas modificaciones hacen que a veces no sea posible comparar los resultados entre una semana y la otra, especialmente en lo que a mortalidad se refiere.

Para ver el estudio completo pinche aquí.

El equipo

Sergi Trias-Llimós trabajaba en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres en el momento de la elaboración del estudio sobre la esperanza de vida, pero ahora es parte del equipo del Centro de Estudios Demográficos, en Barcelona, y su línea de investigación es la estratificación social. Obtuvo el máster de Demografía y Estudios de la Población de la Universidad Autónoma de Barcelona, y el doctorado en la Universidad de Groningen.

Tim Riffe es parte del equipo de investigadores que trabaja en el prestigioso Instituto Max Planck de Investigación Demográfica en Rostock, Alemania, y desarrolla trabajos de consultoría para Naciones Unidas. El profesional obtuvo su doctorado en la Universitat Autònoma de Barcelona, España, con una tesis titulada: " El problema de los dos sexos en poblaciones estructuradas por los años restantes de vida", por la que recibió la calificación máxima de Cum Laude, Mención Europea, y un premio extraordinario de doctorado.

Usama Bilal es profesor asistente en el Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela de Salud Pública Dornsife de Drexel, en Estados Unidos. La mayor parte de su trabajo se centra en el papel que las dinámicas a nivel de ciudad y vecindario tienen en la generación de enfermedades.  Obtuvo un doctorado en Epidemiología Cardiovascular en la Escuela de Salud Pública Bloomberg, de Johns Hopkins; una maestría en Salud Pública de la Universidad de Alcalá en España; y un título de doctor en Medicina de la Universidad de Oviedo, en España.

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