Los vecinos están contrariados

Torra y Sánchez chocan en Igualada por la lucha contra un virus "sin fronteras"

Igualada. / EFE
Igualada. / EFE

Todo comenzó con la llegada de las furgonetas de los Mossos d'Esquadra al hospital... Los teléfonos de los vecinos de Igualada comenzaron a sonar y los grupos de WhatsApp se llenaron de imágenes de los oficiales en las calles y rumores del posible confinamiento del municipio por el aumento vertiginoso de casos de coronavirus en un centro médico, y así fue. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, tomó las riendas de la crisis antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma y ordenó el cierre de Igualada a las 21:00 del pasado viernes. El margen de maniobra para reaccionar y planificar qué hacer fue de tres horas porque a las 00:00 todo cerraba. Los que querían podían entrar pero nadie que entrara iba a poder salir después de la hora establecida.

Varios de los ciudadanos de la ciudad catalana se han visto muy contrariados ahora, cuando han comprobado que todo el despliegue de medidas que ha desarrollado el Gobierno no contemplan un bloqueo tan duro como el que ellos han sufrido. Una cosa es no salir a la calle más que para trabajar y lo más imprescindible, y otra cerrar la salida de la ciudad para todo. La división de opiniones está servida en una localidad muy azotada por los casos de coronavirus. Ahora se mezclan las reacciones políticas entre quienes defienden a Torra y al alcalde de su ciudad por haber tomado la medida dura que hace falta; y quienes advierten que en un caso tan grave como este hay que olvidar la política y no permitir que los impulsos de la Generalitat u otras comunidades contagien todavía más el malestar social. 

Las autoridades de seguridad en las calles de Igualada. / Cedida
Las autoridades de seguridad en las calles de Igualada. / Cedida

Una "estampida" de 700 personas huyó de la localidad en esas tres horas, según el párroco Francesc Xavier, pero el resto de personas permanecen "confinadas, y no en cuarentena. Esto significa que nadie puede entrar ni salir de la zona para evitar al máximo los contagios". Un grupo de vecinos declaró a este medio que los Mossos establecieron un control en la entrada y solo permiten el acceso de los camiones que abastecen  a los supermercados. Para ellos, la situación es "complicada", pero manifiestan que "nadie se quejó de la medida. De hecho, esperaban que Sánchez anunciara en su comparecencia del sábado que lo mismo y más ocurriría en el resto de España, aunque al final no ha sido así". 

Alma Ros-Zanet y Joan Carles Castell, dos residentes de Igualada, contaron a 'La Información' cómo vivieron el primer confinamiento de España y sus impresiones sobre las nuevas medidas del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Después de dos días de cierre total, pensaron que las medidas oficiales y las declaraciones del presidente de que "el virus no entiende de fronteras", podían quedarse cortas para solucionar el problema, al menos con la dureza con la que estaban viendo en su zona el aumento de afectados, muy por encima de la media.  "Las pautas que dictó ya estaban en vigor en Cataluña y los catalanes queríamos hacer más. La gente todavía puede moverse para ir a trabajar, pero desde aquí pedimos un 'parón' total", se quejan. "Las autonomías son muy útiles ante las pandemias porque logran detectar y atacar el problema desde la raíz, como el caso de Murcia que decretó el cierre de locales ante la presencia de turistas de Madrid sin tener que esperar al Gobierno central", aseguran.

La joven Natalia Díaz-Guerra, también vecina de la ciudad, asegura que en las calles hay un "silencio absoluto" y que solo se escucha ruido cuando las personas salen a sus balcones para aplaudir a los sanitarios por su gran labor. La mujer también pronosticó que nadie va a poder salir de su casa hasta después de Semana Santa, pero no le importa: "Respaldo la decisión del alcalde y no entiendo cómo nosotros estamos confinados y Madrid, el principal foco de contagio, no lo está. Estoy segura de que para el alcalde de aquí no fue ni fácil ni agradable tomar esa decisión, y si quiere prologar el 'encierro' yo lo apoyo". 

Los balcones de los vecinos de Igualada. / Cedida
Los balcones de los vecinos de Igualada. / Cedida

En ese contexto de enfrentamiento político, el médico August Brossa hace un llamamiento para dejar los tintes políticos aparte para ganarle al virus. "La llegada del virus nos ha sorprendido a todos. Poco a poco vamos aterrizando y viendo la realidad. Hay que obedecer y portarse bien. Medidas como esta tienen que venir acompañadas de actos. Aquí hay pacientes que han tenido que esperar más de tres días para hacerse una prueba y todo va bastante lento pese al confinamiento estricto. A los pocos que les han hecho un test han contado que llegan cuatro personas a tu casa y te examinan por una hora. Creo que el proceso pudiera ser más ágil y en esto deberíamos concentrarnos. Hasta que no controlemos cuántos casos hay -sin importar la localidad- no podremos acabar con el brote". 

Los últimos días no han sido agradables para esta población. El párroco Francesc Xavier relató cómo una señora perdió a su hermano en Vic este fin de semana y no ha podido ir a ver al resto de su familia. Él siente "resignación" entre sus feligreses ante las diferencias políticas, pero también entiende que en España "hay una cultura de bar y es muy difícil cambiar la mentalidad de un país entero de la noche a la mañana", pero llamó a toda la población a colaborar. Las autoridades no han decretado el cierre de más localidades, pero tampoco han descartado dar este paso si la situación empeora. 

Mostrar comentarios