El peor momento de la pandemia

Illa afronta la recta final en Sanidad con más de 500.000 contagios en 3 semanas

El ministro se marchará con una situación epidemiológica incomparable con la otras etapas. La tercera ola se confirma como la más nociva, provocando que los médicos denuncien que las UCI ya están llenas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, frente al ministro de Sanidad, Salvador Illa, durante la reunión del Comité de Seguimiento del coronavirus
Illa afronta la recta final en Sanidad con más de 500.000 contagios en 3 semanas
Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa

El adiós de Salvador Illa al Ministerio de Sanidad se producirá la próxima semana. La campaña de las elecciones catalanas que comienza la madrugada del jueves al viernes motiva que su salida sea inminente, sobre todo tras la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de rechazar el aplazamiento de las elecciones. Pero el cambio de la cartera sanitaria por la candidatura del PSC a presidir la Generalitat va a producirse en el peor momento de la crisis sanitaria que el ministro catalán ha gestionado desde el principio. Illa va a ser reemplazado en un momento en el que España ha sumado más de medio millón de contagios en solo tres semanas. Números que no tienen parangón y que muestran el impacto de la tercera ola del virus. Que se ha confirmado como la más contagiosa y mortífera con respecto a sus predecesoras.

Durante esta etapa de la crisis, que ha provocado que coincida que los primeros 21 días de 2021 sean los peores de la pandemia, la figura del titular de Sanidad ha estado en entredicho. Desde que se anunció su candidatura a las urnas en Cataluña el 30 de diciembre, la oposición le ha acusado repetidamente de estar más pendiente de preparar su posible llegada al Govern que de tomar las medidas adecuadas en esta situación. Algo de lo que el PP ha hecho hasta un eslogan, señalando que Illa "se preocupa más del PSC que de las PCR", en referencia a la prueba diagnóstica del coronavirus. Críticas a las que se han sumado los que serán sus rivales en Cataluña. A lo que este ha respondido en todo momento que estaba volcado "al 101%" en la respuesta a la evolución del virus.

La realidad de las últimas semanas de Illa es que su cartera no ha impulsado más medidas que las que ya estaban contempladas en el estado de alarma que aprobó el Congreso en octubre. El ministerio que dirige no ha querido moverse de ese marco de restricciones a pesar de la presión de las comunidades autónomas, que reclamaron más facultades de las que precisan para poder tomar medidas no recogidas en el decreto. El último episodio de este desencuentro fue esta misma semana, cuando el ministro rechazó en la reunión del Consejo Interterritorial de Salud abrirse a reformar el texto para ampliar las horas en las que se puede ordenar un toque de queda. Días antes, se negó a plantear los cambios necesarios para que las autonomías puedan impulsar confinamientos domiciliarios. Y no secundó que fuera Moncloa la que apostara por medidas como las de marzo.

El ministro tampoco ha ofrecido hasta ahora una respuesta contundente a las irregularidades que se están descubriendo en el plan de vacunación. La inyección que recibieron los ya exconsejeros de Salud de Murcia y Melilla, varios alcaldes del PSOE, PP o Junts per Catalunya o personal de otro tipo, como los jubilados de un hospital de Madrid, no estaba contemplada en el documento que Sanidad diseñó y propuso a las comunidades. La reacción de Illa fue la de señalar que las posibles sanciones correspondían a las autoridades autonómicas competentes. Por lo que descartaba que la maquinaria del Gobierno central fuera a entrar en juego para hacer reproches de algún tipo a lo que colectivos sanitarios y partidos políticos están señalando como posible corrupción. 

En medio de toda esta tensión política marcada por la controversia que genera el adiós de Illa, los datos diarios del que todavía es su ministerio son desalentadores jornada tras jornada. Llegar 2,5 millones de contagios que se comunicaron el jueves, y que corresponden al 5% de la población española, tan solo ha costado 21 días. Los positivos registrados cada día son superiores a los de las 24 horas previas, y los guarismos que abarcan todo el fin de semana empeoran cada lunes. La palabra que más se utiliza últimamente es "récord", ya que es la que mejor define lo que ocurre con los informes que ofrece Sanidad. Por ejemplo, con la incidencia acumulada, que ha llegado a los 795 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Un número relevante debido a que, con cifras menores, Moncloa instó a las CCAA a tomar medidas drásticas. 

Pero habrá un mayor problema que Illa dejará en herencia a su sucesor o sucesora, que previsiblemente será la actual ministra de Política Territorial, Carolina Darias. El conflicto por las altas cifras de positivos ya está afectando de lleno a los hospitales. Médicos consultados por esta redacción niegan que las cifras de Sanidad se correspondan con la realidad. Según denuncian, no es cierto que haya un 20,78% de camas ocupadas por pacientes con Covid y que un 36,28% de los ingresos en UCI sean por la misma dolencia. Varios colectivos de sanitarios han denunciado que tienen un "colapso total" y que "no hay sitio". Los entradas en planta se multiplican a diario, y la capacidad de cuidados intensivos incluso se triplica. Datos que suponen que el ministro se vaya en el peor momento de todos. 

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