​"Somos los olvidados del Leonor"

¿Qué está pasando en el hospital Virgen de la Torre? "Esto va a ser una morgue"

Hospital Virgen de la Torre
Hospital Virgen de la Torre
Google Maps

"Esto se nos ha ido de las manos... y se va a convertir en una morgue". Las palabras de una de las auxiliares de enfermería del Hospital Virgen de la Torre, en Vallecas, concentran la atención sobre este pequeño centro que, hasta hace unos días, prácticamente quedaba reservado a la atención de los pacientes crónicos y casos de rehabilitación. En un primer momento, reunieron a la plantilla y les aseguraron que el Virgen de la Torre no iba a acoger a ningún positivo y que los casos sospechosos los iban a trasladar. Con la eclosión de infectados en Madrid, la planificación quedó en papel mojado: este viernes ya contaban con ocho pacientes de  Covid-19 por cada enfermera y auxiliar.

El centro cuenta con cuatro plantas: Paliativos (1ª), Rehabilitación (2ª) y Medicina Interna (3ª y 4ª). Con una media de 28 habitaciones cada una, este viernes la cuarta ya acogía a 30 contagiados y la tercera otros ocho. No cuentan con servicio de UCI. En varias plantas las habitaciones ya se han doblado... aunque no el material ni la plantilla. Una de sus auxiliares describe el atuendo que tiene que vestir a diario: "Sobre una bata de un plástico parecido al de las bolsas de un bazar, nos ponemos una bata verde porosa -la que emplean los celadores- porque la primera se rompe con cualquier movimiento". En cuanto a la mascarilla, lo más habitual es que sea de tipo quirúrgico, lo que no supone garantía alguna contra el contagio de esta infección, más cuando tienen que usar la misma para todo el turno.

A esto hay que sumarle los tres pares de guantes y unas gafas demasiado apretadas que, al final de la jornada, dejan surcos en el rostro de los sanitarios. "Cuando acabé mi turno este jueves, desinfecté las gafas y se las pasé al siguiente... tenemos unas para cerca de cinco trabajadores". La auxiliar denuncia que, más allá de lo aparatoso de la vestimenta, el equipo no ofrece garantías: "Las auxiliares nos movemos por todas las plantas, sin un equipo que garantice que no estamos expandiendo el virus por todo el hospital". Como a la gran mayoría del personal del Virgen de la Torre -y de todo Madrid-, nadie le ha practicado ningún test.

Entre los pacientes que atiende esta auxiliar, hay personas de los 45 a los 75 años. Algunos, conscientes y orientados, tratan de reconocerla tras la armadura de plásticos: "Es el hospital donde van a parar nuestros abuelos", con las visitas terminantemente prohibidas, "muchos te piden un abrazo o un rato más de compañía". Con tiempos de cinco minutos por paciente, el trato con los enfermos se deshumaniza: "Tenemos matrimonios ingresados juntos, aunque la mayoría pasan los días solos entre estertores... ¿Cómo palias ese dolor y esa soledad?". La pregunta que otra de sus profesionales trasladaba hace un par de días a este diario no ha caído en saco roto. Este mismo viernes, la Comunidad de Madrid, con Isabel Díaz Ayuso a la cabeza, ponía una tirita a la situación y anunciaba que el servicio de televisión sería gratuito en todas los hospitales de la región.  

Este pequeño centro quedó integrado jurídicamente en el Hospital Universitario Infanta Leonor en virtud de una Orden de la Consejería de Sanidad en 2017. En su plantilla lo tienen claro, "somos los olvidados del Leonor", coinciden varios empleados. Los trabajadores de uno y otro aseguran que el Leonor se ha convertido en el primer hospital exclusivo para pacientes con coronavirus, lo que técnicamente se conoce como un 'hospital monográfico'. La comunidad ha rebatido este escenario en repetidas ocasiones a La Información: "No hay hospitales monográficos. Todo eso son bulos".

"Altas con pinzas" y traslado de pacientes

El mensaje que desde la dirección del Infanta Leonor se envió a varios de sus pacientes apuntaba en otra dirección. "El H. U. Infanta Leonor y Virgen de la Torre le informan de la suspensión de consultas, pruebas, ingresos, H. dia y cirugias Trabajamos contra el Coronavirus". Así rezaba la notificación que varios pacientes remitieron a este diario. Nada fuera de las medidas anunciadas por el propio Ministerio de Sanidad, que hace diez días ya anunció el aplazamiento de las cirugías programadas y las pruebas previstas. Con el cierre de los quirófanos, las plantas de recuperación quedaban reservadas a la lucha contra la pandemia.

Siguen faltando camas. "Llevamos días viendo cómo se dan altas con pinzas", explicaba Eugenia, delegada de CSIF en el hospital Infanta Leonor. Su unidad es la 2A, que aglutina a pacientes de Neumología, Digestivo, Oncología... En principio era una de las que iba a quedar como la 'zona limpia' de virus del hospital, de hecho, este jueves aún no contaban con pacientes de coronavirus, "al menos no diagnosticados". En cuestión de 24 horas, las trabajadoras aseguran que han sacado a todos los pacientes de otras patologías, "había 17 anoche, de oncología y ahora solo quedan dos". La planta se ha doblado y ya cuenta con 50 camas preparadas para recibir a más pacientes de la pandemia. A pesar de que este viernes aún no contaban con tomas de oxígeno suficientes.

Antes que la 2A, la plantilla recibía con asombro la noticia: las madres ingresadas en Obstetricia con sus hijos, eran trasladadas a Psiquiatría donde aún quedaban dos pacientes. La primera unidad quedaba así reservada únicamente al Covid-19. Lo mismo ocurrirá con la planta de Eugenia. "Nos quedan pocos días para estar con bicho", presagiaban este jueves por el grupo de Whatsapp del hospital las trabajadoras de la 2A. Apenas 24 horas después, sus supervisores confirmaban el secreto a voces: los 'corona' también coparían su planta en los próximos días.

"Hoy me ha contado una de Psiquiatría que han estado montando allí para niños y obstetricia...y solo van a dejar dos habitaciones para psicóticos", informaba a sus compañeras una de las enfermeras este miércoles, "Van a centralizar toda la Psiquiatría de Madrid en el hospital Dr. R. Lafora". A 22 kilómetros al norte del Leonor. Las trabajadoras describen sus últimas jornadas como una verdadera "guerra" y este cambio en la dinámica ha levantado ciertas dudas en la plantilla: "Si lloran los niños....a ver cómo se comportaban los psicóticos". El traslado de las madres y los menores al espacio de Psiquiatría resultaba sorprendente para mas de una enfermera, que apuntaban a que deberían haberlas trasladado a otros hospitales. Una tercera trabajadora zanjaba la cuestión: "No daba tiempo, teníamos 26 Covid-19 en Obstetricia, había que sacar a las madres de allí ya".

La batalla también está en las instituciones. El Gobierno central anunció a bombo y platillo la centralización de equipos y medios, para agilizar y asegurar el abastecimiento allá donde se necesiten. Varios sanitarios del Infanta Leonor, aseguran que trabajan con una mascarilla para todo el turno -"en el mejor de los casos... a veces nos tiramos con una varios turnos"-. Ayuso ha tomado las riendas de la situación y este mismo viernes advirtió al Ejecutivo de Pedro Sánchez de que, si las mascarillas no llegan, empezarán a buscar material sanitario por su cuenta... o a fabricarlo. Forma en la que el Gobierno autonómico pretende sortear ese "cuello de botella" que, en palabras de Ayuso ha generado la centralización del Ministerio de Sanidad.

Primera muerte en la plantilla: "Mamá, no vuelvas al hospital"

El hospital Virgen de la Torre vive, de forma concentrada, lo que está ocurriendo en el Infanta Leonor.  "Aquí todos arrimamos el hombro pero tengo miedo por mis compañeras, creo que no tardarán en caer", apunta la auxiliar del pequeño centro vallecano. La noticia de la muerte de la enfermera de Osakidetza ha caído como un jarro de agua fría sobre un colectivo en el que la presión y la carga de trabajo empieza a hacer mella. "Mi hija ha visto la noticia en el telediario y me ha pedido que no vaya a trabajar porque no quiere que su madre sea la siguiente", relataba otra enfermera del Virgen de la Torre a este diario. 

Cuando se desprende de las gafas y los tres pares de guantes, el sudor y las marcas recorren el rostro de la auxiliar. Al salir a la calle, aún ve gente trabajando en las obras y algunos ciudadanos que se saltan las restricciones del estado de alarma: "Se me cae el alma a los pies", confiesa al borde del llanto, "Por favor, tiene que quedar claro cuanto antes, hay gente que se muere, estamos desbordados y esto no es ninguna broma".

Mostrar comentarios