La otra fiebre del Covid-19

Del acopio a la gran evasión: la pandemia desata la histeria en los barrios de Madrid

Estanco Madrid
Estanco Madrid
La Información

Las recomendaciones de los sanitarios son claras: toser en el codo, lavarse las manos, evitar las salidas y mantener la calma. Buena parte de la población de la Comunidad de Madrid no ha acatado ninguna de ellas. El incumplimiento de las dos primeras dos últimas se observa en las calles donde, semanas después de la llegada del brote, taparse la boca con la mano sigue siendo la tónica general. La falta de concienciación de las dos primeras quedó patente cuando se paralizaron la clases y cientos de estudiantes aprovecharon para volver a sus hogares, pese a las directrices de las autoridades y los médicos. Para algunos, fue la única opción cuando su Colegio Mayor optó por bajar las persianas.

"Yo me quería quedar, pero con todo lo que está pasando, mi madre está paranoica", afirma Irene, una estudiante que reside en España desde hace 4 años. La joven tiene una afección en la glándula tiroides que trastoca su sistema inmunológico. Con la oleada de casos que ha vivido España, la orden de su familia fue clara: sacó un billete en cuanto cerraron las aulas de vuelta a Guayaquil, Ecuador. Los efectos de esta fuga de jóvenes no tardaron en dejarse sentir en España. La sanidad de Santiago, recogió el pasado viernes el primer caso del brote en la región: una estudiante que había regresado de la capital apenas un día antes.

Los universitarios no son los únicos que han dejado atrás el foco del brote en España. El país suma más de 4.200 casos, según el balance del viernes a las 18:00 horas del Ministerio de Sanidad. Alrededor de la mitad de los casos se encuentran en la comunidad de Madrid. Con estas perspectivas, son muchas las personas mayores que residen en la ciudad han regresado a sus pueblos, respondiendo a la llamada de sus familias que han querido alejar a este colectivo de alto riesgo de epicentro del virus en el país. Con ellos, los más de 300 alumnos de la Academia Central de la Defensa también han marchado a sus hogares, dispersos por todo el país.

Muchos de ellos estudian Medicina y ya rotan por los hospitales pero, al no haber finalizado sus estudios, no pueden incorporarse a las plantillas hospitalarias. Con la suspensión de las clases, obtuvieron carta blanca para dejar las instalaciones de Carabanchel, cosa que hicieron sin someterse a ningún control del Covid-19. De nuevo, centenares de personas -ligadas a entornos hospitalarios- abandonaron el foco de la pandemia contra las recomendaciones sanitarias.

Desde ese momento, la batería de medidas de contención elaborada por la comunidad ha ido dejando huella bajo la sombra del cierre de la ciudad, lo que ha desencadenado cierta histeria entre sus ciudadanos que, en apenas 24 horas, pasaron de frecuentar cines y terrazas, a llenar sus despensas hasta los topes, pese a la llamada a la calma de los grandes distribuidores."Está siendo de locos... como si fuera el fin del mundo", reconoce a La Información un reponedor de un Hiber madrileño. El establecimiento donde trabaja lleva dos días reponiendo el pasillo del papel higiénico hasta dos veces al día. A las 12:00 horas del viernes ya estaba limpio.

"Normalmente viene un camión con suministros cada jornada, desde que cerraron los coles llegan dos diarios... y aún así nos quedamos cortos", asegura a este diario una cajera de un Carrefour de la zona centro de la capital. Entre los productos más demandados se encuentran el papel higiénico, la lejía, las sopas de sobre, la leche y la carne. "Es mucho peor que en cualquier campaña de Navidad", zanja.

Crisis coronavirus Madrid
Crisis coronavirus Madrid / La Información
Crisis coronavirus Madrid
Crisis coronavirus Madrid / lainformacion

Así, los ciudadanos madrileños han demostrado que la verdadera fiebre del Covid-19 no la reflejan los termómetros sino los establecimientos. Este viernes, la presidenta Isabel Díaz Ayuso dio un paso más. Todos los locales del territorio permanecerán cerrados desde este sábado hasta el 26 de marzo "excepto los de alimentación y primera necesidad". Es decir, la medida excluye a tiendas de alimentación y farmacias, pero también a gasolineras, estancos y quioscos. No obstante, los ciudadanos parecen no confiar del todo en estas excepciones y siguen lanzándose a los supermercados a hacer acopio... por si las moscas. 

Colas estancos de Alcobendas
Colas en un estanco de Alcobendas / La Información
Algunos locales se saltan las restricciones
Algunos locales se saltan las restricciones / La Información

Además, el cerrojazo no afecta a las tiendas de informática, papelerías, audiovisuales, o de productos de higiene, entre otras, tal y como ha definido la Comunidad de Madrid en un Consejo de Gobierno extraordinario celebrado ayer. Pese a la contundencia de las medidas, durante todo el viernes, las colas se perdían al doblar las esquinas de los estancos y las fruterías no daban abasto. Aunque desde mediodía ya se había anunciado el inminente estado de alarma y decretado el cierre oficial de terrazas, algunas seguían desplegadas la tarde del viernes y los clientes aún se reunían en torno a sus mesas. En los barrios madrileños, la histeria crece con mayor presteza que la responsabilidad ciudadana.

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