Desvian rescursos policiales

Uno de los tres fugados del hospital con coronavirus llegó a coger un taxi

Hospital Severo Ochoa de Leganés
Hospital Severo Ochoa de Leganés
HOSPITAL - Archivo

Quedarse en casa y continuar con el confinamiento sirve para ayudar a evitar que se colapse el sistema sanitario. Muchos son los ciudadanos que lo han entendido y lo cumplen a rajatabla. Pero otros no. Y sobre estos irresponsables caerá todo el peso de la ley de este nuevo estado de alarma. "Nos acercamos a los días claves y los sanitarios necesitan ahora toda nuestra colaboración, limitando nuestros movimientos a lo estrictamente necesario", advertía ayer el ministro de Interior Grande-Marlaska. Su mensaje choca directamente con el comportamiento irresponsable de los que simulan ir a la compra y se van al gimnasio, montan fiestas privadas o ya el colmo: se escapan del hospital estando infectado. Tres personas fueron devueltas a sus centros sanitarios ayer, 2 en Leganés y uno en Benidorm, después de que se fugaran antes de esperar la segunda prueba. Uno de ellos llegó a subirse a un taxi.

La actitud de estos tres 'fugados' "negligente e  imprudente"puede acabar en los tribunales, advirtió Marlaska. La justicia se hará cargo en caso de que la Fiscalía presente cargos. La denuncia ya la tienen. La sanción también. Por delante tienen una multa que puede alcanzar los 30.000 euros. Por detrás, todo el esfuerzo que ha tenido que hacer la Policía Nacional para investigar todos sus movimientos. Uno llegó a coger un taxi, lo que implica que ese conductor también tiene que estar en cuarentena. Como pagó en metálico, dar con el taxista implicó más efectivos y más horas de unos agentes que a día de hoy tienen un único frene común: frenar el coronavirus. Pero no, estas tres personas han obligado a desviar recursos operativos porque todos los sitios donde hayan estado deberán ser desinfectadas.

Las primeras condenas han llegado en Santa Cruz de Tenerife. Dos personas se enfrentan a cuatro meses de prisión por desobedecer  a los agentes cuando les pedían que regresaran a sus viviendas. Es una pena baja teniendo en cuenta la horquilla a la que se enfrentaban. Que reconocieran los hechos ha movido la balanza hacia ellos.  La Justicia va a funcionar rápido en estos casos y por delante tienen aún 926 detenidos. Solo ayer fueron detenidas 130 personas por comportamientos como el del hombre detenido ayer en Alicante.

Gracias a la colaboración ciudadana los agentes descubrieron una actividad deportiva encubierta en un gimnasio a puerta cerrada y al que los clientes accedían usando un código previamente acordado. Los policías tocaron a la puerta y abrió un individuo que se identificó como "personal de mantenimiento" y que afirmó, en varias ocasiones, que se encontraba solo en el local. Sin embargo, los agentes comprobaron cómo en la entrada del gimnasio había varias pertenencias depositadas --un carro de la compra, unas mascarillas y ropa apilada en el suelo y sobre bicicletas elípticas--. Al volver a preguntar al que había abierto la puerta, admitió que sí que había dos personas realizando ejercicio.

Según la Policía, el código de acceso para acceder al interior que utilizaban era pasar desapercibidos por lo que requerían portar bolsas o carros de la compra, tocar al timbre, identificarse y acceder "discretamente" al gimnasio, que bajaba posteriormente la persiana metálica del exterior para dar sensación de cierre. Pero este caso no ha sido el único de desobediencia. Un bar de Sueca (Valencia) funcionaba de forma clandestina. El cliente daba una contraseña y podía entrar. Al ser descubiertos el dueño se enfrenta a una sanción de 26.000 euros  y los que allí seguían a 1.600 euros cada uno. 

Ayer también la Policía Municipal de Madrid descubría una fiesta en un piso del barrio madrileño de Tetuán donde había cuatro mujeres y dos hombres desnudos en distintas habitaciones, por lo que denunciaron a todos por incumplir el estado de alarma. Solo la inquilina estaba allí domiciliada. De nuevo fueron los vecinos los que alertaron a los agentes. Aseguraban que en una casa llevaban de fiesta varios días con música a todo volumen y por donde pasaba gran cantidad de gente.

Por otro lado, agentes la Unidad de Medio Ambiente sorprendían a una persona en mitad de la Casa de Campo de Madrid paseando sueltos a sus dos perros potencialmente peligrosos a casi 3 kilómetros de su domicilio y en una zona de acceso prohibido, por lo que fue denunciado también por incumplir el real decreto. Todo gestos de poca solidaridad con los sanitarios que siguen al pie del cañón. La desesperación por salir a la calle llevó a un hombre a apuñalar a otro en Valencia porque necesitaba hacerlo. 

Mostrar comentarios