"Dicen que es mejor no resistirse"

Los atracadores golpean a las farmacias: "Yonquis y rateros... a punta de navaja"

Farmacias Sevilla
Farmacias Sevilla
Europa Press

Los locales de los barrios de Madrid están cercados y apenas se ve gente por las calles. Entre persianas bajadas y un silencio sepulcral, los farmacéuticos siguen al pie del cañón. Cada mañana hacen acopio de valor -ya que de mascarillas no pueden-, y dan la vuelta al cartel que informa a los viandantes de que, para ellos, la vida sigue su ritmo. Son conscientes de que su trabajo es clave para combatir la pandemia que ha puesto en jaque a España, pero ahora, sus profesionales tienen un nuevo enemigo. Ante tanta verja echada, los atracadores llevan días apuntando contra las cruces verdes y sus cajas registradoras. "Estamos siempre alerta", denuncia una farmacéutica del barrio de Carabanchel, uno de los distritos madrileños más golpeados por el aumento de estos delitos, "Muchos son yonquis y carteristas, totalmente imprevisibles, que nos increpan a punta de navaja"

Su establecimiento ha sufrido en primera persona uno de estos incidentes. Un grupo de tres atracadores 'fichó' su farmacia. "Uno de ellos entró a preguntar y los otros dos se quedaron fuera, cuando el primero salió entraron con un cuchillo", relata a La Información. Los agentes de la Policía Nacional tardaron apenas cinco minutos en llegar, aunque el daño ya estaba hecho. "Estábamos avisados, nos dijeron que en estos casos es mejor no resistirse". El 'cerrojazo' de tiendas y casas de apuestas ha convertido a las farmacias y los estancos en el último resquicio al que acudir cuando el 'mono' aprieta. Muchos de estos atracadores, comentan los propietarios del barrio, son drogadictos que "están en las últimas". 

El relato de la farmacéutica coincide con la información que difundió la Policía Nacional este mismo lunes en un comunicado que ha sido recogido por este diario. Los agentes detuvieron a dos varones que "presentaban una actitud sospechosa" en la entrada de una farmacia. "Uno de ellos solicitó un medicamento a una de las empleadas para no levantar sospechas", recoge el texto, "después, de manera sorpresiva, la inmovilizó al tiempo que su compinche solicitaba el dinero de la recaudación a la otra trabajadora". Un policía vestido de paisano presenció lo ocurrido y les siguió en su huida, "dándoles la voz de alto": "Lejos de obedecer a las indicaciones llegaron incluso a amenazarle con un arma blanca", reza el documento policial.

Aunque los atracados se dispersaron, otros indicativos que patrullaban por la zona se sumaron a la persecución y lograron arrestarlos. Según los datos aportados por el Cuerpo, se han registrado casi una decena de atracos en farmacias de la capital, bajo un 'modus operandi' muy similar. Con cada nuevo episodio, el miedo se vuelve más intenso entre los boticarios. "Me extraña que vengan a robarnos a nosotros... ahora casi todo el mundo paga con tarjeta", apuntan varios. Y es que, desde que se declaró el estado de alarma hace ya más de tres semanas, el dinero efectivo apenas cambia de manos. 

"Los agentes nos llamaron al principio de la pasada semana para alertarnos", asegura una trabajadora de la zona, quien afirma que el gremio también ha recibido la visita de policías de paisano. "Nos han dejado sus propios números de teléfono para agilizar la comunicación en caso de peligro". La dueña de otro de estos locales lamenta que, no hace mucho, sufrió una escena de este tipo. "Estaba sola en la tienda y entró un hombre con muy mala pinta y todos los síntomas de estar pasando el síndrome de abstinencia", recuerda, "trató de llevarse el bote de las donaciones contra el cáncer". Lo mismo ocurre con los carteristas. Con la bajada de la circulación, casi no hay gente por la calle a quien arrebatar el monedero. Lo que tampoco prevén los delincuentes es que, en las cajas de los boticario,  hace tiempo que apenas entran billetes. El temor de los farmacéuticos es más por el  susto que por las pérdidas. 

"Nos enteramos por los grupos de Whatsapp"

La calle General Ricardos cruza de norte a sur el barrio de Carabanchel, desde la glorieta del Marqués de Vadillo hasta la vía Eugenia de Montijo. En condiciones normales, toda ella bulle de gente. A sus dos lados, peluquerías, fruterías, tiendas de ropa, inmobiliarias... concentran la vida del vecindario. Desde el pasado 14 de marzo, reina el silencio, apenas hay tráfico y el tiempo parece haberse parado en la avenida, salvo en las cerca de una decena de farmacias que aún prestan servicio... con condiciones. 

Todos los profesionales de la zona están en un 'chat': 'Farmacéuticos de Carabanchel'. "Por ahí nos enteramos de que habían atracado en la oficina que está justo arriba de la nuestra... y también en la que queda justo por debajo", apuntan desde uno de los locales de esta calle. "No sé cuál es el motivo de que nos hayamos salvado... quizá porque siempre tratamos de estar varios". La auxiliar que atiende la llamada de La Información no quiere dar detalles de su tienda. Llevan más de tres semanas de confinamiento pasando inadvertidos y quieren que siga siendo así. 

Mensaje de WhatsAppp aviso robo en farmacias
macias / La Información

Frente a la necesidad de permanecer abiertos, los farmacéuticos tratan de protegerse con todos los recursos a su alcance. Jaime es el dueño de uno de estos locales madrileños, está a punto de cumplir la cuarentena y aún no le han llegado los resultados del test. "Hemos pedido al Ayuntamiento más protección y hace poco llamamos a la comisaría de la zona para que nos tengan en cuenta". "Desde que el virus me obligó a quedarme en casa, le di a mi equipo plena libertad para que atendiesen por el guardiero -ventanilla- tanto a mediodía como a última hora". Su local también cuenta con una caja fuerte automática para la gestión del contado. Como él, muchos otros han ido blindando sus oficinas, aunque no todas tienen los mismos recursos de seguridad a su alcance.

"Hay muchas farmacias con miedo que dicen que van a reducir el horario", señala el profesional. Cada notificación de Whatsapp, acelera sus pulsaciones. A diario, a los grupos del gremio llegan mensajes que informan de más episodios e instan a no oponer resistencia.  Cristóbal López Manzanara, presidente de Adefarma, abordaba esta realidad al ser preguntado por este diario: "Aunque a día de hoy no parece que se hayan incrementado los hurtos sí hay miedo en el sector, porque al haber menos gente en la calle se encuentran más indefensos... ellos no tienen un guardia de seguridad como los centros comerciales". El gremio suma ya cerca de una decena de muertes por Covid-19 y sus profesionales siguen enfrentándose cara a cara contra la pandemia. Sin apenas equipos de protección la cadena de oficinas, cortafuegos del coronavirus, debe doblar la guardia para proteger también la colecta del día.   

Mostrar comentarios