Sin contratos para festejos

El coronavirus puede ser "la puntilla definitiva para el mundo del toro"

Javier Chacón es un empresario taurino al que le han cancelado todos los festejos y asegura que "mantener el toro para no lidiarlo es una ruina". 

Toros del empresario Javier Chacón
Varios toros del empresario Javier Chacón, en una de sus fincas.
Cedida

El coronavirus ha enmudecido a las orquestas -algunos músicos tocan en la calle para comer este verano-, apagado los fuegos artificiales, logrado que la noria deje de girar, y también ha sido un mazazo para los empresarios taurinos que además temen no facturar durante dos años. Es el caso de Javier Chacón, quien no ingresa "nada desde mediados de octubre de 2019 que cerramos temporada en Medina de Pomar" y ha visto cómo los 60 festejos que tenía previstos para este verano se han esfumado "todos". Por delante, un panorama incierto en el que la sombra del recorte en fiestas planea en todos los ayuntamientos dada la crisis sanitaria que se ha vivido y los rebrotes que no dejan de aparecer, convirtiendo al año 2021 en otro que pueden pasar en blanco unos sectores que durante el confinamiento han seguido haciendo frente a unos gastos que para todo un sector "pueden acabar siendo la puntilla".  

"Creo que van a reducir el gasto por prestación de servicio porque los pueblos lo están pasando mal, los vecinos necesitan ayuda y no es un año para gastar, ni el que viene... ni incluso el siguiente", reflexiona este empresario que habla del gran problema del sector: "Estamos parados, preocupados y con incertidumbre por lo que pueda venir, como supongo está todo el mundo". Y sabe de lo que habla ya que organiza desde festejos en Lloido, con 70.000 habitantes a Astudillo, con poco más de mil, "y por ahora muchos se han cancelado y los que están a la espera de tomar una decisión todavía ni han respondido".

Chacón además resalta que "estamos hablando de un sector que no tiene la capacidad de ponerse en marcha en cuestión de horas porque para empezar, "las licitaciones para las plazas de toros se pararon todas en cuanto llegó el confinamiento y no nos ha dado tiempo ni a presentar una oferta". Confiesa que a día de hoy "no merecía ni la pena intentarlo", no ya solo por tener que empezar a comprar toros de lidia sino por todo lo que hay que movilizar para organizar un festejo que en esta ocasión "tendría el aforo limitado y los gastos son los mismos o incluso más porque hay que tomar más medidas de seguridad por el tema de la Cofid-19 con acomodador, marcando asientos, desinfectando... y la venta de localidades será inferior porque nos limitan el aforo por un lado y no hay que olvidar que hay mucho miedo. En mi caso no veo claro este año hacer nada". 

Para ser un empresario taurino no es necesario tener ganado, pero "en mi caso sí lo tengo sin ser ganadero y lo que hago es comprar en primavera y en verano lo saco y este año no llegué a comprar y tuve que llevar al matadero porque para el año siguiente se pasan de edad". En el matadero la carne está a 1,50 euros el kilo y un toro de 5.000 euros viene a dar de carne para vender por 500, un 10%. Los ganaderos lo están llevando todo al matadero pero "es una carne industrial que tiene salida pero a un precio muy bajo".

Y esto no es más que la punta del iceberg ya que un empresario taurino como él puede llegar a mover hasta un millón de euros en el sector con todo el empleo indirecto que genera. Por ejemplo, en una localidad palentina "un bar en invierno no sé el ingreso diario que tendrá pero durante las fiestas seguro que se multiplica por mucho", reflexiona. Y los bares no son los únicos. "Nosotros tenemos una explotación ganadera en el Condado de Treviño (Burgos) y desde hace cuatro meses no hemos pagado al encargado de llevarnos el pienso porque ya no tenemos animales y al mes ese hombre facturaba 2.500 euros. Es una ruina total". 

Y así todo en cascada... un solo festejo de los que organiza requiere de un ganadero y sus empleados, el transportista del ganado, los mataderos y sus empleados, los que llevan las reses en camiones isotérmicos que, a su vez, contratan conductores para los días de fiesta, un veterinario de guardia, empresas de ambulancias "porque nosotros contratamos un cirujano, un anestesista, un ATS...", banderillero, una gestoría taurina, la cartelería y las entradas que se hacen en imprentas, porteros, taquilleros, charangas, recortadores, plazas portátiles, montadores de esas plazas, transportistas, vallado... toda una cadena de empleos que a día de hoy está rota. 

Y este empresario también sabe lo que es seguir pagando esos vehículos con los que se llevan a las reses de lidia, "para que no estén parados y estropeándose". No hay ganancias fijas estipuladas porque depende de muchos factores pero "¿quién puede enfrentarse a cero ingresos?". Por ahora sus 21 años como empresario taurino "y otro negocio en Vitoria" pueden soportar las facturas de este año, pero "si continúa no sé lo que haremos porque yo tengo familia, tengo hipoteca...". 

En su caso no ha tenido que hacer un ERTE porque sus trabajadores se contratan temporalmente con lo que en esta ocasión no les ha podido llamar y muchos "en verano están muy parados". Hasta la propia Seguridad Social se resiente en sus ingresos: "Por dos horas de trabajo en una corrida de toros en Briviesca se ingresaron 11.500 euros de toreros, banderilleros...". 

Un mes antes del confinamiento él mismo tenía un viaje programado con la familia porque "en febrero no veía esto tan mal ". Al igual que tantos ciudadanos y empresarios, está muy pendiente de la vacuna contra el coronavirus, aunque reconoce que luego, "aunque la haya, la gente económicamente está muy tocada porque se han perdido muchos empleos y lo primero que se quitará todo el mundo serán las vacaciones y las fiestas y los gastos de ocio y tengo la impresión de que los ayuntamientos recortarán también en estas cosas". 

Antes de los 21 años como empresario, fue novillero desde los 16 años hasta los 32 y "nunca he visto nada así, ni parecido..." "Y luego estamos en un momento en el que la lidia del toro no está muy bien vista y esto, para mí, ha sido la puntilla". Su principal queja, que están abandonados, sobre todo los empresarios. El sector de banderilleros, picadores y toreros se han unido y están pidiendo unas ayudas "que no han llegado", aunque, al menos, se han unido para reclamar. 

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