¿Puedo beber de una lata?

El riesgo de bajar a hacer la compra: del asa del carrito al paquete de los cereales

  • Los expertos apuntan a que la epidemia debería ayudarnos a desechar ciertos malos hábitos de los que apenas hemos sido conscientes hasta ahora.
Supermercado
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Coger las llaves, bajar las escaleras, abrir el portal y doblar la esquina. Ahí está el supermercado. La barrera del confinamiento se salva gracias al ticket que acredita que el motivo de la salida es llenar la nevera. Pero el virus no es tan fácil de esquivar. "No podemos saber si la persona que ha tocado ese paquete de cereales antes que tú tenía o no las manos limpias, o si alguien ha estornudado sobre él hace más o menos tiempo", advierte Mirian Fernández, responsable del Laboratorio de Microbiología de la Clínica Universidad de Navarra.

Hace casi una semana, los españoles se sumieron en una cuarentena masiva. Tras una primera fase adaptativa, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han empezado a emitir las primeras sanciones a todos aquellos ciudadanos que se salten las estrictas restricciones propias de un estado de alerta. Las medidas están ahora más claras que los propios riesgos del virus. El Covid-19 sigue sembrando dudas entre los ciudadanos -¿Es seguro respirar el aire de la calle? ¿Me puedo contagiar solo con el roce de la ropa?-. Fernández aporta algo de luz sobre el asunto. 

La experta resalta la importancia de poner atención a cada movimiento: "Cuando estamos en casa nos encontramos en un entorno controlado, pero al salir es importante aumentar la alerta", explica. En aquellas situaciones en las que sabemos que no vamos a poder impedir entrar en contacto con objetos del exterior -como dentro de un supermercado- "lo más conveniente es salir siempre con guantes". Fernández apunta que no todos los materiales tienen el mismo poder de aislamiento. Así, unos guantes de látex pueden ser una buena opción, aunque no apta para todas las pieles. En caso de duda, "coger los productos que nos vamos a llevar de la tienda con un pañuelo de papel también es una opción".

Evidentemente, no todas las opciones son igual de efectivas, pero "siempre poner una protección entre las manos y la superficie es mejor que no hacerlo". Pese a todo, Fernández aconseja pasar un paño con alcohol a los paquetes que procedan del supermercado o, en su defecto, tratar de tocarlos lo menos posible al abrirlos. 

¿Es peligroso beber de una lata de refresco?

¿Y qué pasa con los bricks, las botellas o las latas? "Siempre es mucho más seguro  verter el contenido en un vaso limpio", zanja la experta. En estas situaciones el riesgo es menor que inhalar las partículas infectadas.  "Todo depende del sistema inmunológico de cada persona", detalla Fernández, "pero cuando el virus entra por la vía gastrointestinal es más probable que los ácidos del estómago lo anulen". Entonces, ¿debo tener miedo de respirar el aire de la calle? "Tampoco", tranquiliza la experta.

Una de las razones de ser de la restricción de movimientos de los ciudadanos es precisamente ese: limitar el tráfico de viandantes y dilatar la toma de contacto con el mismo aire de varias personas. "Ahora, hay tan poca gente por la calle que las probabilidades de andar y respirar el aire en el que una persona contagiada ha tosido sin que, por ejemplo, el viento se haya llevado las partículas infectadas... es prácticamente nula", explica.

Así, el riesgo de contagio depende no solo de la cantidad de virus depositada en un material, sino de la naturaleza del material en sí. "El Covid-19 tiene menos permanencia en metales que, por ejemplo, en superficies más porosas como el cartón", señala Fernández. Sus conclusiones las avala un reciente estudio de la publicación 'The Journal of Hospital', que indica que el tiempo medio que puede quedar activo el virus en superficies como picaportes o material de oficina es de cuatro o cinco días. La supervivencia de sus partículas depende de factores como la temperatura o la humedad. "A mayor humedad, mayor permanencia; mientras que el tiempo de vida es inversamente proporcional a la temperatura", concreta la experta. En la misma línea apunta la revista, donde se detalla que, a bajas temperaturas (en torno a los 4ºC), el coronavirus puede permanecer activo hasta 20 días.

La enseñanza de la pandemia

No todo lo que queda después de una crisis como esta es negativo. Al menos, los españoles debríamos aprender ciertas lecciones de este brote. "Quizá, haya llegado la hora de replantearnos los efectos de nuestra forma de actuar", incide Fernández. En nuestra sociedad es muy común mantener un contacto cercano sea cual sea nuestro estado físico. "Tocarnos la cara, los ojos, o dar dos besos a la persona que tengamos al lado sin pensar en si estamos o no en buenas condiciones de salud, es algo común en España".

Ahora, con la amenaza de la pandemia a nuestras espaldas, la enseñanza de Fernández parece más acertada que nunca: "Cabe replantearse no solo qué posibilidades tengo yo de ser contagiado, sino qué efectos puedo causar en quienes me rodean... sobre todo en aquellos que son más vulnerables". Así, la experta acuña un término de sobra conocido aunque no tanto asimilado: el arte del 'mindfulness'. No es otra cosa que prestar atención. "Nuestra actitud ante los movimientos diarios, como todo, también se puede entrenar", ilumina Fernández, "Puede ser que el aislamiento nos ayude a darnos cuenta de con qué frecuencia tocamos cosas que no sabemos de dónde vienen". Pese a la devastación de la pandemia, es probable que ese aprender a contenerse sea lo más útil que el coronavirus nos brinde como sociedad.

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