¿Cuál es el criterio?

El colapso de las UCI endurece el triaje: "Hay cinco enfermos para un solo tubo"

Una mujer en la sala de espera de urgencias del Hospital Lucus Augusti, en Lugo
Una mujer en la sala de espera de urgencias del Hospital Lucus Augusti, en Lugo
EFE

El colapso de las Unidades de Cuidados Intesivos (UCIs) ha dejado de ser un escenario futuro. La falta de recursos ensombrece el día a día de los hospitales españoles y su consecuencia más dramática es la necesidad de elegir, una dura disyuntiva que asumen los sanitarios como una de las rémoras de su labor. La dificultad siempre ha estado ahí, pero, con la situación actual, "un escenario casi de guerra", los criterios para seleccionar qué pacientes entran a la UCI se han endurecido. No existen directrices claras y "con el título nadie nos entrega una bola de cristal", apunta José Luis Pedreira Massa, especialista de Psiquiatría del Hospital La Luz. Una vez más, son los sanitarios los responsables de tomar la decisión más dura de esta batalla: "Si hay cinco pacientes para un solo tubo... debes señalar qué cuatro quedarán fuera", señala Pedreira.

Sobre el papel, la jerarquía es clara. Existe un Código Deontológico único para toda la Medicina del país. Este queda articulado por los colegios profesionales de cada región, que cuentan con una comisión deontológica entre sus filas. Por debajo, cada hospital cuenta con un comité ético que debe valorar cada caso individualmente. "La fotografía muestra una especie de pirámide de la ética", explica el presidente del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM), el doctor Miguel Ángel Sánchez Chillón. La pandemia ha dejado este proceso en papel mojado: "Antes ya me costaba que admitieran en la UCI a uno de mis pacientes con un año y medio de esperanza de vida... ahora no me cogen a ninguno", asegura un oncólogo del Gregorio Marañón a La Información.

Los protocolos sirven de poco ante una situación que cambia a cada momento. "Ahora estamos mejor que hace 72 horas, cuando tuve mi última guardia", relata Manuel Quintana, intensivista y  coordinador de equipos de apoyo frente al Covid-19 en el Hospital La Paz. Quintana, profesor asociado en la Universidad Autónoma de Madrid, asegura que, frente a los documentos, "el que tiene una cama y dos pacientes es el especialista". Asume estas decisiones como un "avatar" más de su vida profesional, el problema es que la eclosión de casos ha multiplicado las ocasiones en que una plantilla ya saturada tiene que enfrentarse a este tipo de dilemas.

"Los intensivistas siempre hemos tenido que decidir", explica Quintana, "Antes lo hacíamos una o dos veces al día... ahora recibimos entre 25 y 30 llamadas en el mismo plazo". La sobrecarga de las unidades se traduce en la de sus profesionales. En el caso de La Paz, la capacidad de la UCI se ha elevado en un 40% pero todo tiene un límite: "El bicho se ha comido las camas de Urgencias, las de hospitalización y ahora las de críticos". Mientras que los centros buscan cualquier hueco libre para montar otra plaza, las camas de UCI no son tan fáciles de acoplar: "No es acoplar una litera y listo, hay mucha maquinaria detrás". Pero, ¿cuál es el criterio?

Mucho más que una cuestión de edad

Se ha hablado mucho sobre las directrices que siguen los sanitarios a la hora de elegir quién entra en una UCI y quién se queda fuera. "Al principio se habló de que la barrera estaba en los 80 años, luego en los 70, incluso se llegó a decir que había bajado a los 65", recuerda Quintana, "me llegó a costar algún conflicto personal, mis padres me preguntaban '¿entonces nosotros no somos aptos para la UCI?'". "Es mucho más complejo que una cuestión de edad", afirma el presidente de ICOMEM, quien afirma que hay que analizar a cada paciente de forma individualizada. En la misma dirección apunta el doctor Pedreira.

"No todas las personas estamos preparadas para aguantar un ingreso en UCI", señala el psiquiatra, "yo mismo estuve una temporada en una de ellas y lo primero que hice al salir fue arreglar mi testamento". El especialista asegura que es una decisión que depende de muchas variables: "Se tiene en cuenta las patologías previas, la edad, la fortaleza del paciente...". En palabras del doctor Sánchez Chillón: "No es un examen de matemáticas en el que dibujes una línea fija, hay personas en edades muy avanzadas que tienen un buen estado de salud y unas buenas perspectivas de recuperación". 

Repensar la medicina: ¿Una enseñanza tras la pandemia?

"Ahora mismo, las UCI se encuentran a un 150% de utilización, algunas incluso a un 200%", afirma el presidente de ICOMEM. El sistema tiene una elasticidad, una capacidad de adaptación, que es finita. "En ningún caso hubiéramos estado preparados para esto", apunta el profesional. El análisis del doctor Pedreira: "El sistema sanitario español es de los mejores... cuando todo marcha dentro de los parámetros previstos". 

Así, ante la cuestión de qué se podría haber hecho mejor para evitar a los sanitarios una doble presión, Quintana apunta: "A toro pasado es más fácil juzgar". Sin embargo, existen deficiencias en el sistema que han quedado al desnudo en esta crisis. "La estructura de muchos de nuestros hospitales está  obsoleta", explica el intensivista, "Es más fácil abordar estas situaciones en hospitales de una sola planta con estructuras modulares, que si los pacientes están distribuidos en seis alturas". En el caso de La Paz, el profesional asegura que es viejo y está lleno de recovecos y esquinas que dificultan la labor asistencial: "A nosotros nos ha perjudicado".  

Respecto a la toma de decisiones, el presidente del Colegio echa en falta una mayor agilidad y una escucha más activa de los profesionales: "Si existiesen unos criterios homogéneos, la respuesta ante este tipo de decisiones, sería más robusta". Así, achaca falta de coordinación a la gestión de la crisis. "Las decisiones de la línea de mando deben fluir con rapidez, establecer un protocolo que llegue en 20 minutos a cada hospital, seguirlo durante el día y, al acabar la jornada, valorar. Si ha fallado, se cambia, pero debe existir una planificación clara". El apunte de Sánchez Chillón recoge las demandas que decenas de sanitarios por toda la región madrileña, trasladaban a este diario, al denunciar que muchas veces, los protocolos no llegan a sus manos hasta mediodía. 

"La sociedad no está preparada para entender que los recursos son finitos", apunta Pedreira. Asumir que un familiar no entrará en una unidad donde sí ingresará la persona que aguarda justo al lado, en la misma sala de espera. "Esta pandemia supone un golpe de humildad para una sociedad que no está acostumbrada a escuchar 'no'", señala el profesional. Pedreira asegura que, tras esta crisis, las cosas no volverán a ser iguales. Wuhan es la prueba tangible: el 'toque de queda' es historia, pero el miedo permanece. El sistema sanitario ha mostrado sus carencias y sus fortalezas, en un escenario que las autoridades sanitarias califican de "bélico". La dificultad de decidir quedará como el exponente más elevado de los esfuerzos que sus profesionales están asumiendo para combatir al enemigo común. 

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