Crece el flujo de refugiados en medio de las divisiones europeas

  • Los países europeos mostraron de nuevo el jueves sus divisiones respecto a la crisis migratoria, tras la oposición de varios países a la política defendida por Alemania de acoger con "generosidad" la ola de migrantes que sigue creciendo en Europa.

Un día después del llamado del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, a la "audacia" y a la "humanidad", los signos de tensión se multiplicaron en cambio en Hungría, Rumanía y Eslovaquia, así como en Dinamarca, Austria y Macedonia.

Pese a ello, los miles de migrantes, quienes huyen en su mayoría de los conflictos en Oriente Medio, continúan llegando.

En la isla griega de Lesbos, en el mar Egeo, unos 22.500 migrantes han sido registrados desde el lunes por la noche, mientras que un número récord de personas atravesaron el jueves la frontera entre Serbia y Hungría, así como la frontera con Austria.

La compañía nacional de ferrocarriles austríacos (ÖBB) anunció que suspendía sine die su tráfico con Hungría debido a la "masiva congestión" de su red ante el flujo de migrantes deseosos de llegar a Alemania.

Los refugiados intentan atravesar lo más rápidamente posible Hungría, antes de la entrada en vigor el 15 de septiembre de una nueva ley antimigrantes que permite el despliegue del ejército en la frontera y prevé penas de prisión para quienes la atraviesen irregularmente.

En el sector de Röszke, principal punto de paso entre Hungría y Serbia, autobuses fletados por las autoridades húngaras embarcaban a los refugiados para llevarlos a campamentos de acogida inicial, bajo una intensa lluvia.

"Bashar [el presidente sirio] es el que debería estar aquí en nuestro lugar, todo es culpa suya", explicaban un grupo de jóvenes sirios, abrigados de pies a cabeza con mantas por encima de capas de ropa superpuestas.

Budapest movilizó a prisioneros húngaros para terminar lo más rápido posible la construcción de una valla destinada a frenar la entrada de migrantes en el país y anunció además que renunciaba a poner en marcha en su frontera "zonas de tránsito" destinadas a acoger a los migrantes mientras se estudia su caso.

El rechazo húngaro a la política de acogida defendida por la canciller alemana, Angela Merkel, ha encontrado varios aliados en los países vecinos.

Rumanía expresó públicamente su rechazo al sistema de cuotas propuesto por Juncker para repartir a partir de las próxima semana a 160.000 refugiados entre los países de la Unión Europea.

"No pensamos que se trate de una solución, o que sea oportuno hablar de cuotas obligatorias, calculadas de forma muy burocrática (...), sin consultar con los estados miembros", dijo el presidente rumano, Klaus Iohannis.

Punto de vista que comparte también el presidente eslovaco, Robert Fico, quien rechazó "postrarse" ante Alemania y Francia.

Macedonia, por su parte, desea seguir el ejemplo de Hungría y analiza la posibilidad de construir una valla en su frontera con Grecia para detener la llegada de migrantes en tránsito hacia el oeste de Europa.

"Nosotros también necesitaremos una barrera física para limitar los cruces ilegales de la frontera", declaró el jefe de la diplomacia macedonia, Nikola Poposki.

En respuesta a estas declaraciones, el primer ministro de la vecina Serbia, Aleksandar Vucic, criticó la construcción de "muros" y estimó, sin precisar, que su país se enfrentaría a "numerosos problemas" tras la entrada en vigor de la legislación antimigrantes en Hungría.

Entre Grecia y Macedonia, las escenas son de caos, entre centenares de refugiados que luchaban por ocupar los asientos en los buses fletados por las autoridades, y un puñado de policías desbordados por la situación.

Para intentar limar asperezas, los cancilleres de República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia se reunirán con sus colegas de Alemania y Luxemburgo (que preside actualmente la Unión Europea) el viernes en Praga, aunque no son los únicos a manifestar su desacuerdo.

Dinamarca intenta frenar, mediante el bloqueo de trenes, la llegada de nuevos migrantes en tránsito hacia Suecia, donde los refugiados en cambio son bienvenidos. Estocolmo anunció el jueves la concesión de más dotaciones a los ayuntamientos para ayudarlos a integrar a estos refugiados.

Fuera del continente europeo, el presidente estadounidense, Barack Obama, ordenó a su gobierno iniciar preparativos para recibir como mínimo a 10.000 refugiados sirios durante 2016.

Los eurodiputados aprobaron por mayoría las medidas de urgencia propuestas la víspera por Juncker y denunciaron en una resolución la "lamentable falta de solidaridad de los gobiernos hacia los solicitantes de asilo".

Alemania, país líder de una política de puertas abiertas, anunció que 450.000 refugiados han sido registrados en el país desde comienzos de año, de los cuales 37.000 en la primera semana de septiembre.

"Ello muestra, francamente, que la repartición de 160.000 refugiados en Europa es apenas un primer paso, por decirlo de forma suave. También podemos decir: una gota de agua en el océano", afirmó el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel.

Alemania espera acoger a 800.000 solicitantes de asilo en 2015, cuatro veces más que el año anterior y una cifra récord en Europa.

bur-phv/pjl/bds/me-jz-tjc

Mostrar comentarios