"¿No me decías rusito? Toma rusito": el crimen de Costa d'en Blanes llega a juicio

  • El fiscal en su escrito de acusación recoge que Bogdan K. "se sentía acosado psicológicamente" por su madre y su pareja".
Dos agentes de la Guardia Civil trasladan al juzgado al hombre acusado de matar a su padrastro. /EFE
Dos agentes de la Guardia Civil trasladan al juzgado al hombre acusado de matar a su padrastro. /EFE

Un Tribunal del Jurado juzgará desde este lunes a Bogdan K., el joven que confesó haber asesinado a puñaladas a su padrastro y haber intentado matar a su madre en Costa d'en Blanes (Calvià, Mallorca) en enero de 2018, hechos por los que la Fiscalía pide penas que suman 36 años de cárcel.

El juicio se celebrará en la sede de la Audiencia Provincial y está previsto que la vista pública dure tres días. Posteriormente el Jurado se retirará a deliberar. Los hechos tuvieron lugar en la noche del 11 de enero de 2018, cuando el acusado, de nacionalidad ucraniana, tenía 27 años. Se encontraba en el domicilio de su madre, Elena K., de 46 años, y con la pareja de ésta, Pedro Antonio S., de 61.

Según el escrito del fiscal, tras una discusión, el acusado cogió una bayoneta de 12 centímetros de hoja que había comprado días antes, y con ella le asestó tres puñaladas a su madre en el abdomen y el tórax. Presuntamente, después se dirigió hacia su padrastro -quien trató de defenderse en vano con un taco de madera-, y le asestó tres puñaladas en el brazo, el abdomen y un pulmón.

Siguiendo con el relato de la acusación pública, después el acusado salió a las afueras del domicilio y arrojó la bayoneta al jardín del vecino. Volvió a entrar en su casa y, al comprobar que tanto su madre como su pareja todavía respiraban, cogió un cuchillo grande de cocina y volvió a atacar al hombre mientras le decía "¿No me decías 'rusito'? Pues toma 'rusito'".

Llamó al 112

La Fiscalía reseña que el hombre recibió hasta 21 puñaladas en distintas partes del cuerpo y subraya la "especial violencia" del acto, puesto que incluso se rompió la planta del cuchillo. El hombre falleció por shock hipovolémico con parada cardiorrespiratoria.

Tras atacar al hombre, después el joven se acercó hasta su madre y le asestó, según la Fiscalía, 18 puñaladas en la parte superior de su cuerpo. Además de graves heridas, el ataque provocó en la mujer un trastorno por estrés postraumático y dolores residuales. El joven llamó al 112 desde el teléfono móvil del fallecido para comunicar que había dos cadáveres en el domicilio.

El Diario de Mallorca señala que el fiscal en su escrito recoge que Bogdan K. "se sentía acosado psicológicamente" por su madre y su pareja. El presunto parricida consideraba que ambos "no le tenían afecto y le marginaban".

Bogdan K., el asesino confeso, intentó ser soldado sin conseguirlo. /U.H.
Bogdan K., el asesino confeso, intentó ser soldado sin conseguirlo. /U.H.

La Fiscalía aprecia la circunstancia agravante de parentesco y pide por estos hechos 22 años de cárcel por un delito consumado de asesinato con alevosía y ensañamiento y 14 años por el mismo delito en grado de tentativa. Además, solicita una orden de alejamiento en favor de la madre, una indemnización de 145.000 euros para ella por las heridas, las secuelas y los perjuicios estéticos e indemnizaciones de 125.000 euros para los herederos del fallecido.

Una personalidad extraña

Según contó en su día el diario Última Hora, el acusado nació en Cherkassy, Ucrania, el 20 de octubre de 1990. Tras separarse, su madre decidió mudarse a Mallorca donde conoció a Pedro Antonio, con el que en principio tuvo buena relación. El chico empezó a estudiar en el IES Bendinat y tenía una relación normal con la familia de Pedro Antonio.

Pero Bogdan habría comenzado a tomar alcohol y fumar drogas, llevando a desatar en ocasiones sus accesos de ira. Ello habría provocado que en 2013 fuera detenido por un asalto en Magaluf. Al parecer su intención de ser soldado sin conseguirlo le llevó a la frustración y a la ruptura de relaciones con sus padres.

La situación se deterioro de tal modo que los progenitores se vieron obligados a solicitar una orden de alejamiento, que llegó a implicar la prohibición de acercarse al chalet en el que se cometió el crimen.

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