Crimen de la Guardia Urbana

Nuevo golpe a la versión de Rosa: el móvil de la víctima en su casa y un llavero-bala

Los guardias urbanos Albert López y Rosa Peral, acusados de matar a un compañero
Los guardias urbanos Albert López y Rosa Peral, acusados de matar a un compañero
EFE

Si el miércoles era el datáfono de una entrega de comida a domicilio, ayer fueron unos mensajes, un móvil y un llavero con una bala lo que volvió a golpear la ya debilitada versión de la principal sospechosa del conocido como Crimen de la Guardia Urbana. Un jurado popular juzga en la Audiencia de Barcelona desde el pasado día 3 a la agente Rosa Peral, acusada de haber asesinado, junto a su compañero y amante Albert López, a su pareja y también miembro de la policía local Pedro Rodríguez en mayo de 2017.

La acusada tuvo que escuchar ayer cómo los investigadores empezaron a sospechar de ella. También escuchó la declaración de una expareja de la víctima, que aportó una prueba nueva que puede dar un nuevo giro al caso. Patricia relató que como regalo de boda les dieron unos llaveros en los que colgaba una bala. ¿Fue la que se encontró junto al cuerpo calcinado del coche? También relató el comportamiento frío de Rosa el día que coincidió con ella por primera vez. Ambas se habían enviado unos mensajes que se vieron durante el juicio. En ellos, Rosa asegura que lleva mucha rabia dentro. Según ha difundido Espejo Público, Rosa escribe a Patricia el siguiente texto: "Tía, solo pienso en adelantarme a Mossos y pegarle dos tiros al hijo de puta que haya hecho esto. Sé que Pedro me diría que no lo hiciera".

Patricia solo responde asegurando que intentaría levantarse y espabilarse. Pero Rosa continúa: "Me ha arruinado la vida. Tenía todo encaminado y ahora estoy desubicada". Patricia la tranquiliza y asegura que hacerlo "no le traerá de vuelta. Ganas seguro que no faltan. Pero tampoco se sabe quién es. Yo nunca deseo nada malo a nadie pero espero que quien sea lo pague con creces". 

De los investigadores escuchó como ella mostró a la policía esos textos supuestamente recibidos cuando en realidad su novio ya estaba muerto. Los agentes llamaron a su casa la noche del 4 de mayo para avisarla de que había aparecido un cuerpo en el maletero del coche quemado de Pedro y es ahí donde muestra esos mensajes. Así lo manifestó ayer el sargento jefe de homicidios de la Región Policial Metropolitana Sur. 

El sargento se ha referido al registro que la policía practicó en la vivienda de la acusada el 14 de mayo, un día después de detenerla y dos semanas después del crimen, durante el cual encontraron en el armario de la habitación "documentación" de Pedro, así como su cartera, su placa policial y su móvil. Este descubrimiento es una de las principales pruebas que incriminan a Rosa.

De acuerdo con el testigo, la acusada le contó que se había peleado con su novio el día 2 y que este se había marchado de casa, pero que más tarde, sobre las 21:00 horas, le había mandado un whatsapp diciéndole que apagaría el teléfono. La reacción de Rosa cuando le dieron la noticia ya levantó las sospechas de la policía, dado que ni se mostró afectada ni quiso acudir inmediatamente a comisaría porque "tenía a las niñas en casa".

Lo que no reveló entonces y solo se supo después gracias al rastro telefónico es que Albert López, el otro acusado, estaba en el domicilio, el mismo al que había acudido también los tres días anteriores. Los investigadores tienen claro, por tanto, que el crimen lo cometieron "entre los dos" y argumentan que lo "planearon" porque Albert acudió a casa de Rosa de madrugada, cuatro horas después de la última y breve llamada entre ambos.

"A partir de esa llamada de cuatro minutos con Albert se empieza a desencadenar el plan", ha resaltado el sargento, antes de aclarar que si Rosa hubiera cometido el asesinato sola, "habría un WhatsApp pidiendo ayuda". Una hipótesis que refuerza el rastro telefónico de Rosa el día 2 de mayo, cuando presuntamente se desplazó con el móvil de la víctima hasta Sitges: "La idea es hacer ver que Pedro está dando una vuelta", ha especificado antes de matizar que al acusada desconocía que su dispositivo también estaba pinchado.

La policía tampoco tienen dudas de que la muerte de Pedro se produjo el día 1 de mayo porque la señal de los teléfonos los sitúa a los tres en la escena del crimen entre las tres de la madrugada y las 10:00 horas del día siguiente.

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