Todas las miradas se posan sobre el próximo plan de vacunación que el Gobierno tiene previsto anunciar el próximo martes, al cierre de una semana en la que las cifras han reflejado una mejora en la situación epidemiológica. La cartera de Salvador Illa ha comunicado este viernes 1.341 decesos en los últimos siete días, lo que rebaja la cifra de víctimas mortales sobre las 1.315 que marcó este indicador hace una semana. Las estadísticas dan algo de tregua, pero el reto ya no es solo rebajar la curva. El país debe mantener la transmisión a unos niveles aceptables durante tanto tiempo como sea posible, sobre todo, con las navidades en el horizonte.
La cifra de decesos diarios de este viernes -328 fallecidos-, consolida una tendencia a la baja que se ha visto reflejada en las tablas oficiales durante la semana, si bien muestra un leve repunte respecto al jueves. Ayer, la cartera informó de 252 defunciones diarias. El miércoles Sanidad había incorporado 351 fallecidos en 24 horas, mientras que el martes el conteo oficial habló de 435. Este indicador ha estado acompañado de un alivio en los hospitales. Este viernes, el balance del ministerio ha situado en 14,52% la tasa de ocupación de pacientes Covid en planta, siendo de 31,02% la de UCI. La semana pasada, estas magnitudes marcaron 16,15% y 31,75% respectivamente.
Los positivos diarios también descienden. El Ministerio de Sanidad ha informado esta tarde de 15.156 nuevos positivos, frente a los 16.233 que incorporó ayer al total de afectados por la Covid-19. La incidencia acumulada se ha situado este viernes en 419,48 positivos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. El jueves, este indicador marcó 436,27. El descenso es notable, aunque aún queda lejos del objetivo de control de la transmisión, que el Gobierno fijó en 50 casos por 100.000 habitantes el pasado mes de octubre.
A fin de evitar nuevos repuntes que pongan en apuros sus territorios antes de las próximas fiestas, muchas regiones han decidido aplicar mano dura. La Comunidad de Madrid ya ha anunciado el decreto de un nuevo cierre perimetral, desde el 4 de diciembre hasta el 14, para blindar el territorio durante el puente de la Constitución. No es la única. Castilla y León comunicó este jueves que alargaría el cerrojazo al territorio -y a la hostelería- hasta el 9 de diciembre.
Murcia, por su parte, solo permitirá la apertura de bares y restaurantes en una decena de municipios, frente a los 45 que seguirán sufriendo el veto a la hostelería. Las autoridades sanitarias murcianas ya han advertido que, para frenar un efecto llamada entre núcleos, desplegará patrullas de Policía Local que "estarán vigilantes" en los puntos estratégicos. Cataluña también empieza a abrir la mano, con mucha prudencia y después de más de un mes sin terrazas ni locales de restauración, en el marco de un plan de reapertura por fases. La Generalitat ha sumado este viernes 2.172 casos y 71 fallecidos, cifras elevadas que, sin embargo, mantienen a raya el riesgo de rebrote -decrece hasta 353-, y la velocidad de transmisión (Rt), que se mantiene en 0,76, por debajo del umbral de riesgo de 1.
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