De cartonero a médico: paradigma social de la era Kirchner

  • Nicolás Quiroga era un joven que recorría Buenos Aires como cartonero para sobrevivir, pero un golpe de suerte hizo que el entonces presidente Néstor Kirchner supiera de sus necesidades. Hoy es médico y entre otros "triunfos" que atribuye al gobierno saliente está haberse casado con su marido.

"Pero no fue magia", se apura en aclarar Quiroga, quien a sus 31 años trabaja los siete días de la semana como médico en Buenos Aires y en las afueras, tras graduarse en 2008 en Cuba gracias a una beca.

"Mi caso, la estabilidad laboral en mi casa, la superación en tantas familias de mi barrio son producto de políticas de estado que cambiaron de raíz nuestro destino", dijo a la AFP este joven de José C. Paz, un distrito pobre del llamado 'Conurbano' (suburbio) en la provincia de Buenos Aires.

Varias de estas localidades, donde la necesidad básica domina los hogares, dieron la espalda al kirchnerismo el 25 de octubre al votar por alcaldes opositores y por María Eugenia Vidal, gobernadora electa de la alianza de centroderecha de Mauricio Macri.

Pero en José C. Paz "seguimos fieles al proyecto que empezó Néstor y siguió Cristina (Kirchner) porque supieron atender y entender nuestros problemas", dijo sobre este distrito que volvió a votar al oficalista Frente para la Victoria (FpV).

En estos 12 años, "mis hermanos también se profesionalizaron, madres del barrio recibieron ayuda para sus hijos y hubo más empleo", acotó.

"Ahora vamos por la victoria de Daniel Scioli. No es posible que la gente que se benefició de políticas sociales se deje engatusar con globitos de colores y discursos como el de los espejitos de Cristóbal Colón", dijo en alusión a los globos que simbolizan la campaña de Macri.

Quiroga soñaba con estudiar en Cuba desde que supo en la secundaria que había becas para prepararse en la isla caribeña. "Lo intenté pero no quedaba porque las daban a mujeres o había siempre otra gente por delante", contó.

Con un rendimiento escolar extraordinario llegó a ingresar a la Universidad de Buenos Aires, pero como hermano mayor en una familia de ocho hijos, con un padre albañil desempleado, en 2001 era imposible incluso juntar para pagar el boleto del tren y recorrer los 35 km de transporte público a la capital.

"Mi tío me invitó a cartonear (recoger papel de la basura para reciclaje)", contó sin negar que al principio le dio algo de vergüenza.

En 2001-2002 "casi todo el barrio empezó a dedicarse a eso para sobrevivir. Pasaba el día con café", dijo recordando la peor crisis económica de Argentina que barrió con empleos, industrias y arrastró a la clase media cuando él apenas tenía 17 años.

En un basurero encontró la novela del colombiano Gabriel García Márquez "Crónica de una muerte anunciada", libro que leía ávidamente mientras esperaba en la acera a un portero que religiosamente le guardaba los diarios en un edificio de un barrio capitalino de clase media acomodada.

Allí a una vecina -hoy amiga íntima- le llamó la atención que el cartonero leyera al Nobel de Literatura y entabló una primera conversación.

Tiempo después lo impulsó a redactar cartas para la embajada cubana, y su tío cartonero fue el que le dio el dato que cambió su suerte: "Me avisó que Néstor (Kirchner) hablaría en una zona cerca de casa, 'Andá que éste es un loco lindo'", recordó.

Al finalizar la inaguración de una planta de gas, Quiroga atravesó la multitud y se las arregló para pasarle una carta al presidente (2003-2007).

"Cuatro días después unos asistentes sociales fueron a mi casa, preguntaron por mí. Mi mamá se asustó al pensar que me llevarían por cartonear siendo menor". Pero le anunciaron que la embajada de Cuba le otorgaba la beca.

Entre 2004 y 2008 se preparó en la isla. Mientras, "notaba que mis papás mejoraron su situación, incluso me mandaban plata para venir de vacaciones a Argentina", afirmó.

En su último año en Cuba conoció a Jiorge Suárez, un economista de su edad, y se enamoraron.

Suárez pudo emigrar a Argentina en 2012, dos años después de la aprobación de la ley del matrimonio igualitario impulsado por la presidenta Kirchner.

Esta semana Quiroga rinde el examen final para especializarse en geriatría y cruza los dedos para que el domingo próximo Scioli gane la presidencia, "por el bien de los olvidados y los argentinos que necesitamos del Estado para romper barreras", dijo.

"Si vienen ajustes duros quizás hoy yo no sea el más perjudicado como sí lo fui en 2001 con mi familia", dijo. "Pero no olvido a quienes hicieron posible este progreso", agregó antes de partir a una guardia de 24 horas en un hospital público de provincia.

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