Denuncian en Madrid que la homosexualidad sigue perseguida en Cuba

  • La homosexualidad en Cuba sigue estando perseguida, y los homosexuales reprimidos y encarcelados, a pesar de la política aperturista que, en ese sentido, está llevando a cabo Mireya Castro, hija del presidente Raúl Castro, según intelectuales y activistas pro derechos humanos de la isla.

Alida Juliani

Madrid, 23 feb.- La homosexualidad en Cuba sigue estando perseguida, y los homosexuales reprimidos y encarcelados, a pesar de la política aperturista que, en ese sentido, está llevando a cabo Mireya Castro, hija del presidente Raúl Castro, según intelectuales y activistas pro derechos humanos de la isla.

El escritor y periodista cubano exiliado Carlos Alberto Montaner, el periodista cubano Calixto Navarro, y Rafael Salazar, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (Colegas), han expuesto en una entrevista con Efe en Madrid cómo ven la realidad de los homosexuales en Cuba.

Los tres participan en las II Jornadas sobre Derechos Humanos, sociedad civil y Homosexualidad en Cuba, que se celebran hoy y mañana en la Casa de América de Madrid, organizada por Colegas.

Según Montaner, "un estado totalitario como el cubano, que controla lo que la gente tiene que pensar y decir y que tiene una idea absolutamente inamovible de la realidad, cree tener también el control de la sexualidad".

Asegura que esa forma de proceder "incluye todos los aspectos de la vida sexual", pero sobre todo la de los homosexuales y las mujeres, "que también padecen esa visión machista".

"Desde el año 1959, poco después de iniciada la revolución, Cuba fue el único país de occidente que creó campos especiales de trabajos forzados para reeducar a los homosexuales y reorientarlos sexualmente mediante el trabajo intenso", ha explicado.

Según Montaner, la excusa del Gobierno "es que eso fue en los primeros tiempos de la revolución porque ellos estaban muy preocupados salvando la patria de otros peligros".

"La realidad es que 20 años más tarde, en 1980, no sólo persiguieron a los homosexuales, sino que los expulsaron de Cuba. Los montaron en barcos y los sacaron junto a cientos de criminales".

Montaner sostiene que también entonces hubo regulaciones "que impedían que los homosexuales desempeñaran ciertos cargos, no podían ser maestros ni tener contacto con la etapa de formación de los jóvenes".

"Y todavía hoy persiste una percepción absolutamente machista del sexo y de las relaciones de pareja", subraya.

En ese sentido, Calixto Navarro precisa que "quizá ahora es menos que en el pasado, porque hay una especie de voluntad de rectificación, pero nada ha cambiado".

"En Cuba todavía se sigue persiguiendo a los homosexuales, aunque ahora la hija de Raúl Castro está tratando de darle otro barniz y echar para atrás todos los atropellos que se han cometido contra ellos", subraya.

Según el periodista, "ese barniz sale del mismo régimen. Es el padre de ella el que sigue gobernando, su tío sigue vivo. Son las mismas personas. No ha cambiado nada".

"Ahora se quieren hacer los buenos, cuando en realidad no es así, porque si existen organizaciones homosexuales que no están dentro del partido, o no son parte de lo que ha creado Mireya Castro, son perseguidos, golpeados y amedrentados", señala.

El periodista incide en que, a pesar de que el gobierno de Raúl Castro diga que ahora en la isla se podrán realizar cambios de sexo o que hay más tolerancia, "lo cierto es que en Cuba no existe un estado de ley como en España. Es una dictadura con las mismas personas que reprimieron a los homosexuales, y lo siguen haciendo".

Según el activista Rafael Salazar en la isla existen personas en las que coincide su orientación sexual y su militancia "como luchadores por la libertad".

"El régimen ha diferenciado entre homosexuales buenos, que son los que aceptan el régimen, callan y aceptan, y homosexuales malos, aquellos que critican y no están de acuerdo con ciertas cosas. Esos son los perseguidos", ha señalado.

También destaca que en Cuba no existen organizaciones propiamente dichas, "sino personas que se agrupan y reivindican una serie de derechos y libertades"."Hace diez años no se tocaba el tema, se reprimía, ahora no, pero la mano de acero en guante de seda no deja de golpear fuerte", subraya.

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