Desempleados sobradamente preparados

  • Entre los cerca de seis millones de parados que hay en España, según la Encuesta de Población Activa, se encuentran profesionales sobradamente preparados que se han topado con la crisis y se han visto obligados a subsistir con el apoyo de sus familias o con los 400 euros de ayuda que reciben tras agotárseles la prestación.

Berta Pinillos

Madrid, 10 feb.- Entre los cerca de seis millones de parados que hay en España, según la Encuesta de Población Activa, se encuentran profesionales sobradamente preparados que se han topado con la crisis y se han visto obligados a subsistir con el apoyo de sus familias o con los 400 euros de ayuda que reciben tras agotárseles la prestación.

Son de mediana edad, tienen experiencia superior a diez años en profesiones que, en muchos casos, hace años gozaban del privilegio de tener numerosas salidas, pero, al contrario de lo que pensaban cuando eran universitarios, se encuentran sin trabajo, y lo que es peor, sin perspectivas de tenerlo.

Alberto Jiménez. Tiene 42 años y es arquitecto. Al igual que su mujer, también arquitecta, se quedó en paro en 2009. Ninguno de los dos tuvo derecho a paro porque en su profesión, según relata a Efe, la mayoría de los estudios contratan a autónomos. De hecho, apunta, en sus casi trece años de experiencia nunca ha trabajo por cuenta ajena.

Está especializado en tasaciones y su último trabajo fue en una empresa de arquitectura pericial. "Demasiada especialización para luego nada", lamenta Alberto, quien reconoce que cuando estudiaba la carrera "ni por asomo" pensó que se encontraría en esta situación.

Por esa época, a mediados de los noventa, la tasa de paro en la profesión era cero, según señala.

Desde que se quedó sin trabajo no ha habido un solo día que no haya buscado, pero en tres años sólo ha recibido una llamada para citarle a una entrevista. En otra ocasión le ofrecieron la posibilidad de irse a Mali a trabajar, poco antes de que estallara el conflicto, afortunadamente, reconoce, no salió adelante.

"Empezamos a tirar de nuestros ahorros hasta que no tuvimos más. Ahora mismo nos están ayudando nuestros padres y con alguna cosilla que va saliendo, estamos intentando cambiar de profesión", afirma Alberto.

De hecho, de vez en cuando da clases de pádel, para sacar algo de dinero, y, además, está estudiando un curso de educación vial para ser profesor de autoescuela. "Es que la situación está muy complicada", lamenta.

Victoria Santiago tiene 40 años y también es arquitecta. Hace casi dos años se le acabó la prestación. No le concedieron la ayuda de 400 euros porque su marido sí tiene trabajo. A pesar de sus doce años de experiencia sólo le han llamado para dos entrevistas.

"Las pocas ofertas de trabajo que hay son indignas, piden un arquitecto con diez o quince años de experiencia, que firme proyectos y asuma responsabilidades por 900 euros al mes. Son condiciones abusivas", afirma Victoria, que tiene dos hijas de siete y cuatro años.

Gracias a que ha podido estudiar un máster en este tiempo, comenta, y a su carácter optimista y emprendedor está intentando montar una empresa con las dificultades que eso supone en España, ya que "no hay absolutamente ninguna ayuda, ni financiación de ningún tipo". De momento, no ha tenido ningún ingreso.

Si no sale bien, asegura, cogerá las maletas y emigrará a Sudamérica: "allí hay mucho trabajo y la formación que tenemos en España es muy superior".

Ezequiel Rubinstein sí está cobrando los 400 euros. Se los concedieron el pasado mes de noviembre al acabársele el paro. Es argentino, tiene 39 años y es licenciado en Derecho por la Universidad de Buenos Aires. Antes de que el amor le trajera a Madrid estudió un máster en Abogacía del Estado y otro en Estudios Europeos en la universidad británica de Bath.

Habla perfectamente inglés, alemán y portugués. Ha trabajado como asesor parlamentario en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre otros, y en Madrid hasta 2011 trabajó en una consultoría tecnológica, empleo que apenas le costó un mes en encontrar en 2008.

"Ahora me apoyo en mis ahorros, en los de mi pareja y en que, afortunadamente, no tengo que pagar alquiler, si no, sería muy difícil", relata Ezequiel, quien reconoce que, con el tiempo, se va desanimando en su búsqueda: "es extremadamente descorazonador".

El no encontrar trabajo en casi dos años ha hecho que se pregunte si su método de búsqueda es el adecuado. No descarta trabajar en lo que sea "para capear el temporal" y, desde luego, se plantea muy seriamente volver a Argentina o comenzar en otro país, donde, por lo menos, se reconozca su valía.

Mostrar comentarios