Cinco años después de la muerte de Bin Laden, Al Qaida apuesta por la yihad a largo plazo

Desde la muerte de Osama Bin Laden, Al Qaida combina ataques espectaculares, como el del semanario francés Charlie Hebdo, con una estrategia a largo plazo para resistir al ascenso del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y a los bombardeos de Estados Unidos.

Los expertos discrepan sobre las capacidades de las múltiples ramas de Al Qaida. Para unos, la red se ha visto superada por el grupo Estado Islámico. Para otros, le han robado el protagonismo, pero acabará triunfando gracias a su constancia por una yihad globalizada a largo plazo, frente a un rival bajo presión en Irak y Siria.

En el apogeo de su poder en Afganistán, Al Qaida estremeció al mundo con los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos, que dejaron casi 3.000 muertos, empezó a salir de los radares después de que un comando estadounidense eliminara a su líder, Bin Laden, el 2 de mayo de 2011 en Pakistán, seguido por el surgimiento en 2014 del "califa" del grupo EI, Abu Bakr al Baghdadi.

Este se convirtió en la punta de lanza del yihadismo mundial a raíz de las conquistas territoriales en Irak y Siria y a la brutalidad de sus métodos. Consiguió eclipsar al sucesor de Bin Laden, Ayman Zawahiri.

"La propaganda de Al Qaida se ha vuelto ilegible en las redes sociales frente a la máquina de guerra mediática que Dáesh (acrónicomo del EI en árabe) ha constituido con éxito", afirma Jean-Pierre Filiu, especialista del islam contemporáneo en París.

"Al Qaida ha perdido fuerza por todas partes frente a Dáesh, salvo en el Sahel", asegura. "Este retroceso general se debe a la voluntad de Zawahiri de tomar la ola revolucionaria en el mundo árabe, mientras que Dáesh ha adoptado inmediatamente una actitud violentamente contrarrevolucionaria que le ha permitido aprovechar la colaboración en Siria y en Yemen de los dictadores en el cargo o recuperar en Libia una parte de las bases de (Muamar) Gadafi".

William McCants, de Brookings Institution, en Washington, también estima que Al Qaida se ha visto superado por el EI, surgido de una escisión. Pero, bajo la bandera del Frente Al Nusra, segundo grupo yihadista en Siria, sus combatientes han "tomado el toro por los cuernos" tras haber sufrido "graves pérdidas" frente a Dáesh, considera.

En Yemen, donde la implantación yihadista en el tejido tribal viene de lejos, Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA) controla muchos territorios en el sureste, a pesar de haber perdido terreno en las últimas semanas. Sus hombres se cuentan "por miles, comparados con los centenares" de un EI sin territorios, afirma McCants.

Según él, Al Qaida sigue una estrategia que consiste en combinar conquistas territoriales de la guerrilla con acciones contra Occidente, "siguiendo así las directivas de Ayman Zawahiri".

En enero de 2015, mientras el EI acaparaba el espacio mediático mundial, Al Qaida en Yemen, considerado por Washington como el grupo más peligroso de la red, reivindicaba el ataque que diezmó la redacción del periódico satírico Charlie Hebdo, una operación que fue interpretada como un intento de Al Qaida de marcar territorio frente al EI.

Asimismo, desde noviembre de 2015, Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) ha reivindicado una serie de acciones en África (Malí, Burkina Faso, Costa de Marfil) contra hoteles y restaurantes, dejando decenas de muertos, principalmente extranjeros.

En África Occidental, Al Qaida busca "mostrar que está unida tras las divisiones perjudiciales" y ha encontrado "una zona donde puede mermar la influencia de sus competidores" del grupo EI, destacó en marzo el instituto de análisis Soufan Group, con sede en Nueva York.

Para el International Crisis Group (ICG), Al Qaida ha "evolucionado" y algunas ramas "siguen siendo potentes" al participar en "insurrecciones locales", mostrando un "grado de pragmatismo", evitando "matar a musulmanes" y teniendo en cuenta las "sensibilidades locales", según el instituto basado en Bruselas.

Así, responsables de Al Qaida en Yemen condenaron los ataques sangrientos del EI contra mezquitas chiitas en 2015.

AQPA en Yemen y Al Nosra en Siria han sabido aliarse a otras fuerzas locales y actúan sutilmente con la idea de desarrollar una base social, afirman varios expertos.

Al Qaida "apuesta por un malogramiento progresiva de la situación en los países musulmanes que conducirá a una toma de poder por parte de dirigentes afectos a sus tesis", explicó Alain Rodier, exoficial de los servicios de inteligencia franceses, en una entrevista publicada en abril por la revista Atlántico.

"Esta yihad esta prevista para prolongarse durante decenas de años", mientras que Baghdadi "se muestra más presuroso".

De momento, los jefes de Al Qaida se mantienen discretos frente a los bombardeos, a menudo perpetrados por drones, de Estados Unidos. En Yemen, eliminaron en junio de 2015 al jefe de AQPA Nasser al Wahishi y, en marzo de 2016, a 71 combatientes en un campo de entrenamiento. Por otro lado, fuerzas especiales emiratíes y saudíes ayudaron al ejército yemenita a expulsar a Al Qaida el 24 de abril de la ciudad de Mukalla (sureste).

En Siria, Washington bombardeó el 3 de abril un campamento de entrenamiento del Frente Al Nusra, en la provincia de Idleb (noroeste), abatiendo al portavoz del grupo Abu Firas al Suri y, al menos, a otros 20 yihadistas.

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